“El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece”. II Corintios 3:6-11
En ambos testamentos encontramos mención del nuevo pacto. En cuanto a los pactos, el escritor Dwight Pentecostés dice: “Si consultamos una concordancia, se verá que la Palabra pacto ocurre con frecuencia tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Se usa para indicar las relaciones entre Dios y el hombre, entre el hombre y el hombre, entre nación y nación. Es usada en cosas temporales y en cosas eternas”. Citado de Eventos Del Porvenir p. 53 por Dwight Pentecostés.
Aunque II Corintios 3:14 hace mención del “pacto antiguo”, en realidad habían cuatro pactos antiguos, o sea el de Moisés, el de Abraham, el de Palestina y el de David. De Hebreos 8:5-6 sabemos que el antiguo pacto se trata, en especial, del pacto con Moisés.
El pacto nuevo, en gran parte, fue hecho con Israel. En la Biblia encontramos el nuevo pacto en Jeremías 31:31-34. Dice; “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
Las siguientes provisiones para Israel están incluidas en el pacto con Israel:
- Es un pacto incondicional de gracia, que descansa sobre el YO de Dios. La frecuencia del uso de las palabras “haré”, “tomé”, “daré, “seré”, en Jeremías 31:31-34 es sorprendente.
- El nuevo pacto es un pacto perpetuo. Esto está estrechamente relacionado con el hecho de que es incondicional y hecho por gracia. (Isaías 61:2, comparar Ezequiel 37:26, Jeremías 31:35-37)
- El nuevo pacto también promete impartir una gente y un corazón renovados que podríamos llamar regeneración. (Jeremías 31:33, comparar Isaías 59:21)
- El nuevo pacto provee una restauración del favor y de la bendición de Dios. (Oseas 2:19-20, comparar Isaías 61:9)
- El perdón del pecado también está incluido en el pacto, “porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré”.
- La morada del Espíritu Santo también está incluido. Esto se puede ver comparando Jeremías 31:33 con Ezequiel 36:27.
- El ministerio de enseñanza del Espíritu Santo será manifestado, y la voluntad de Dios será conocida por los corazones obedientes. (Jeremías 31:34)
- Como ha sido siempre el caso cuando Israel está en la tierra, será bendecida materialmente de acuerdo con las provisiones del nuevo pacto. (Jeremías 32:41, Isaías 61:8, Ezequiel 34:25-27)
- El santuario será reconstruido en Jerusalén, porque escrito está, “Y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo”. (Ezequiel 37:26-27)
- Cesará la guerra y reinará la paz de acuerdo con Oseas 2:18. El hecho de que esto también es una característica definida del milenio (Isaías 2:4) sostiene aun más el hecho de que el nuevo pacto es milenario en su cumplimiento.
- La sangre del Señor Jesucristo es el fundamento de todas las bendiciones del nuevo pacto, porque “Por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua”. (Zacarías 9:11).
Afortunadamente para nosotros, también estamos incluidos en el pacto nuevo en la época de la iglesia. Todas las bendiciones que recibe la iglesia hoy se basan en la sangre de Cristo, la cual fue necesariamente derramada para hacer posible el nuevo pacto. Nosotros estamos disfrutando de lo que el sacrificio de Cristo ofrece, pero no estamos disfrutando de las promesas materiales. Estas están reservadas para Israel.
La nación de Israel figura en el plan profético de Dios. Romanos 11:26-27 dice: “y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados”.
Es por eso que Pablo dice que Dios nos hizo “ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu”. La iglesia no está cumpliendo el nuevo pacto, pero estamos disfrutando del espíritu del pacto. Dios tiene un plan glorioso para el futuro. Tú tendrás parte en su plan si has aceptado a Cristo como tu Salvador.