La respuesta a esa pregunta es un simple sí y no. Algunos bautistas han sugerido que, siendo que sus “padres” espirituales no formaban parte de los ramales principales de la Reforma Protestante y, por lo tanto, no se separaron de la Iglesia Católica Romana como lo hicieron estos ramales, no pueden ser protestantes. Pero eso es solo una parte de la historia.
En cierto sentido, los bautistas son parte del esfuerzo protestante, es decir, de protestar contra el catolicismo romano. Es cierto que los bautistas no se originaron en el siglo XVI con los ramales luteranos, reformados o anglicanos de la Reforma, pero sin embargo se han identificado fuertemente con la causa del anticatolicismo. Algunas de las polémicas más duras contra el papado provienen de los líderes bautistas a lo largo de los años. De hecho, podemos decir que los bautistas son incluso más decisivamente protestantes que los principales grupos protestantes. Si bien estos últimos han conservado algunos elementos de la tradición católica, como el bautismo infantil por aspersión, la participación del estado en los asuntos de la iglesia, el sacramentalismo y algunos rasgos de jerarquía, los bautistas los han repudiado y creen que están más estrechamente alineados con la fe y la práctica del Nuevo Testamento que cualquiera de los otros grupos.
No solo filosóficamente, sino históricamente, hay un sentido en el que los bautistas son protestantes. Los bautistas, como entidad denominacional distintiva, se originaron en la Inglaterra del siglo XVII a partir del movimiento puritano. Tanto los bautistas particulares como los generales se opusieron a lo que todos los puritanos disputaban, es decir, una iglesia estatal católica romana o episcopal. En ese sentido, los bautistas, junto con los congregacionalistas y presbiterianos, son históricamente parte del movimiento inconformista inglés (es decir, se niegan a ajustarse al anglicanismo). Esto definitivamente está de acuerdo con el genio del protestantismo. De hecho, es llevar al protestantismo a su fin lógico: la total desaprobación del romanismo. En este respecto, podemos llamar a los puritanos (incluidos los bautistas) protestantes de los protestantes. Ellos protestaban el episcopado en la «Iglesia Protestante de Inglaterra» porque conservaba los «harapos del papado». Sin embargo, lo que distingue a los bautistas de los otros puritanos inconformistas es principalmente su negativa a bautizar a los bebés y su insistencia en la separación de la iglesia y el estado. Pero cuando los bautistas dejaron el movimiento puritano para aventurarse por su cuenta como una denominación distintiva, conservaron gran parte del puritanismo (por ejemplo, su piedad, sus altos estándares morales, su teología calvinista *[lo cual no predomina tanto en la actualidad] y su gobierno congregacional).
También hay un sentido en el que los bautistas no son protestantes. Ya he insinuado esto en la anterior discusión. En primer lugar, los bautistas no comenzaron con los grupos originales de la Reforma. Los bautistas no deben identificarse históricamente con los hermanos anabautistas suizos del siglo XVI, la así llamada rama radical de la Reforma, pero son parte de un movimiento más amplio que comenzó simultáneamente con los hermanos suizos en 1525: el separatismo de la iglesia libre. El concepto de una iglesia autónoma con una membresía regenerada reunida, practicando el bautismo de creyentes y separada del control eclesiástico o gubernamental jerárquico, estaba en el corazón de este movimiento. Está en marcado contraste con la reforma magistral de los principales grupos protestantes que retuvieron, hasta cierto punto, el patrocinio del estado. En segundo lugar, los bautistas no salieron directa o físicamente del sistema católico a menos que reconozcamos una desviación indirecta a través del separatismo puritano de la Iglesia Episcopal de Inglaterra.
En lugar de decir que los bautistas no son protestantes, es mejor decir que no son una parte integral de la Reforma protestante, en el sentido técnico de esos términos. Es decir, los bautistas, a diferencia de Lutero, Calvino o Zuinglio, no desean reformar la iglesia institucional, sino restaurar y retener las doctrinas y prácticas de las primitivas iglesias del Nuevo Testamento. Al igual que los primeros anabautistas, los bautistas han sostenido que uno no puede reformar o reavivar un cadáver (el sistema católico romano), ni tampoco necesitan un denominacionalismo integral jerárquico para mantenerse. Donde exista una asamblea local de creyentes regenerados que gozan del sacerdocio bajo la dirección de Cristo y el liderazgo apropiado de pastores y diáconos, practicando las ordenanzas del Nuevo Testamento, predicando y obedeciendo la Palabra de Dios con pureza y claridad, separados de la mundanalidad y controles externos, eclesiásticos y civiles, ahí está la iglesia, protestando enfáticamente contra el mundo, la carne y el diablo.
Frontline 2002
Traducido con permiso
* Observación del traductor
Me da un enorme gusto, descubrir este sitio virtual donde hay muchos y variados artículos de doctrina sana.
Asisto a una iglesia bautista de sana doctrina, sabia que no pertenecemos a los protestantes de la reforma, pero no tenia la claridad de la idea.
Muchas gracias por esta información, que Dios siga permitiendo este tipo de fuentes informativas para que nosotros sepamos más de nuestra fe, conozcamos más a Dios, y lo amemos más cada día.
Que Dios los bendiga a todos los que hacen posible que estos artículos lleguen a nuestras manos.