Hace poco una familia en nuestro barrio sufrió una tragedia. Un joven asesino mató a un hombre y dejó una familia sin marido y papá. Cuando algo como esto sucede casi todos quieren opinar. Un hombre opinó que la solución sería la de quitar las drogas. Por supuesto no estoy en contra de su sugerencia pero estoy seguro que esto, no más, no va a solucionar el problema. El problema está radicado en la mente de la gente. Le explico:
El joven con la pistola no es el único culpable. Por supuesto, tenemos derecho a censurar a los que venden drogas. Pero, ¿qué de los comerciantes que corrompen a la juventud a través de su negocio de video juegos y videos? ¿Qué de los canales de televisión que corrompen a la juventud con películas de violencia y perversión? ¿Qué de la música rock con sus temas de sadismo y sexo ilícito? Hace falta un cambio de actitud por parte de los padres que dejan a sus hijos pasar horas cada semana mirando la televisión.
La Biblia dice, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. (Gálatas 6:7-9) No debe ser difícil darse cuenta que estamos sembrando demasiado para la carne y muy poco para el Espíritu. Ya es tiempo que los padres se preocupen por la enseñanza espiritual de sus hijos, y no únicamente por sus hijos, sino de su propio bienestar espiritual.
Esta tragedia no habrá sido en vano si sirve para despertar a algunos a la gran necesidad de preocuparse por el bienestar espiritual de los niños y jóvenes de nuestro barrio. ¿Qué está haciendo usted para que halle más paz y tranquilidad en el barrio? Tal vez algunos deben preguntar, ¿qué estoy haciendo que sirve para corromper a la juventud?
Es fácil culpar a los que venden drogas si nosotros no estamos involucrados. Cuesta más reconocer que lo que yo hago o no hago sirve también en corromper a la juventud. No hay una solución fácil pero si trabajamos juntos podemos cambiar la mentalidad de la juventud. Vale la pena porque, si no, vamos a ver cada vez más de estas tragedias. Puede ser que vaya a tocar a su familia la próxima vez.