El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; Mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa. (Pro. 28:20)
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; (1 Tim. 6:9)
Ahora que está de moda el «raspadito» y las demás versiones de la lotería, se impone esta pregunta: ¿Puede un cristiano jugar a la lotería? De poder, se puede, porque nadie puede impedir que uno haga lo que quiere; pero, ¿debemos hacer algo sin pensarlo, sólo porque los demás lo hacen?
El factor «suerte» se considera en la Biblia solamente en estos casos: Para ponerle fin a un pleito (Prov. 18:18), para hallar al culpable de un pecado oculto (I Sam. 14:28-45; Jonás 1:7), para asignar propiedades (Josué 13:6; 14:2), para designar a los oficiantes en el culto divino (Lucas 1:5, 9) y aun para sustituir a un apóstol (Hechos 1:15-26).
El factor «suerte», denotando azar, casualidad, chance, chiripa, es una idea pagana e idólatra, y estaba representada por medio de un ídolo, la diosa de la fortuna (Isaías 65:11).
Los ejemplos bíblicos de juegos de azar son todos negativos: los soldados que se jugaron a los dados la túnica del Señor (Mateo 27:35), y los jugadores fulleros, a los que se refiere el apóstol Pablo en Efesios 4:14, cuando compara a los filósofos engañadores con los jugadores tramposos, los que juegan con dados «cargados», lo cual es el sentido de la frase, «estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error».
Piense ahora, ¿debe un cristiano jugar a la lotería? Para ayudarle a decidir, queremos que tenga en cuenta estas cosas: la lotería no ayuda a los pobres, sino que les quita el dinero con el engaño de una ilusión tentadora. La lotería envicia al que la juega. La lotería fomenta la ilusión del dinero fácil y la avaricia, «que es idolatría», dice el apóstol Pablo. Y la lotería no regala nada; lo que le da a una persona se lo ha quitado a miles de otras. No ayude a estos nuevos «publicanos» a esquilmar al pueblo.
Julio / Agosto 1998
El Escudo de la Fe
Bueno el articulo excelente. Mil gracias.
Excelente análisis
Impresionada con la explicación. Muchas gracias.