En nuestros días muchos creen que tratando las distintas religiones que se desenvuelven en nuestro medio social, de servir a Dios, por lo tanto, todas ellas son buenas.
Ciertamente, las religiones pretenden servir a Dios, y no dudamos que en el seno de todas ellas, haya mucha gente sincera, buena y de sentimientos elevados.
Pero, eso no quiere decir que por el hecho de que las religiones traten de enseñarnos servir a Dios, y los seguidores de ellas sean sinceros, se puedan justificar sus errores.
Un sistema religioso malo no puede hacer obra buena, sólo debido a la sinceridad y buena fe de aquellos que lo siguen.
Pasemos a presentar ligeramente ciertos errores de bulto de algunas de las religiones más conocidas, a fin de que se comprenda que la buena fe de sus fieles, no las hace buenas.
El brahmanismo [hinduismo], por ejemplo, tiene en su seno a mucha gente sincera y buena, pero eso no puede justificar el hábito de quemarse la viuda con el cadáver del esposo, ni la vieja y tradicional costumbre de matrimonios entre niños de corta edad; y menos, la división social de castas infranqueables.
La obra del brahmanismo en los pueblos donde dicha religión domina el alma popular, poco ha ayudado a su progreso y desenvolvimiento político y social, y es debido a las enseñanzas absurdas de que él está impregnado.
Tampoco podemos creer en la bondad del sistema budista, sólo porque dicha religión haya sido fundada por un hombre de noble corazón, como Gautama, y tenga hoy en su seno a mucha gente buena.
La creencia en el quietismo del Nirvana, por ejemplo, enseñada por el budismo, está en completa oposición a las leyes de la naturaleza, creadas por el mismo Dios, las cuales son leyes de vida y de movimiento, que están siendo violadas por los fieles creyentes de Gautama.
Ese quietismo budista, mucho ha contribuido al estancamiento del pueblo que sigue dicha religión.
Otro tanto se puede decir con respecto al mahometismo [el islam], religión que ha tenido grandes profetas, y militan hoy en su seno miles de personas de fe sincera, ¿justificará eso la absurda creencia en un Paraíso tan material como suele creer el mahometano, donde se puede tomar vino y deleitarse en la compañía de mujeres jóvenes?
Y ese espíritu de odio del cual siempre se ha distinguido el pueblo mahometano contra los que no profesan su fe, ¿puede ser justificado sólo por haber en el seno de dicha religión gente buena?
Tampoco podemos creer en la bondad del sistema católico, por haber tenido dicha religión un Francisco de Asís, una Teresa de Jesús y miles de otros grandes hombres y mujeres de corazones nobles y vidas santas.
Es el catolicismo una religión establecida hace muchos siglos, que se halla llena de los errores propios de los tiempos antiguos, cuando se tenía de Dios un concepto muy equivocado.
Declara el catolicismo que Dios es Omnipotente, no obstante eso, envía sus fieles a los santos y a las vírgenes.
Si Dios es Omnipotente; es decir, que todo lo puede, ¿a qué viene la necesidad de que le ayuden los santos y las vírgenes?
Declara que el matrimonio es un estado puro y santo, al extremo de considerarlo como un sacramento, no obstante eso prohíbe a los sacerdotes que se casen y constituyan familias legítimas.
Enseña que Dios es amor y, a pesar de eso, fomenta guerras religiosas, como las llevadas a cabo en los días de las cruzadas, etc.
Enseña que la Biblia es una escritura sagrada, inspirada por el mismo Dios, con todo eso, llena los templos de ídolos, aun cuando sepa el clero católico que la idolatría está condenada con severidad por el libro divino.
Luego, eso de que todas las religiones son buenas, es un sofisma, y no una verdad.
Tal vez esos errores contenidos en las religiones, sean la causa porque algunos creen que todas ellas son malas.
Tampoco debemos aceptar criterio tan opuesto a los que creen que todas son buenas.
Por haber monedas falsas, no se debe deducir de eso, que todo el dinero que circule en el mercado sea falsificado.
En medio de las muchas religiones, hay una buena: la cristiana.
Ella sola es la buena, y el que practique sus enseñanzas, está en lo cierto.
La religión cristiana, dondequiera que se ha establecido, es para realizar obra de amor, caridad y progreso.
Los pueblos cristianos, son los más humanitarios, cultos y progresistas que existen sobre la tierra. (*)
Pero, tal vez el lector inteligente tenga duda en saber cuál de las muchas sectas que se dicen cristianas, es la que realmente, merece ser considerada como verdadera iglesia de Cristo.
Leyendo el Nuevo Testamento y estudiando los preceptos de Cristo, se puede hallar la iglesia cristiana; pues, tiene que ser aquella cuyas enseñanzas y prácticas, mejor se identifiquen con los preceptos de Jesús.
La iglesia que predique y trate de poner en práctica las sublimes enseñanzas de Jesús, por cualquiera nombre que sea conocida, esa es la cristiana.
Cristo, dijo: «Amaos los unos a los otros», y si una iglesia no enseña ni practica dicho principio, no importa su historia, tradición o lo que sea, ella no es cristiana.
La iglesia de Cristo, es aquella que mejor enseñe y practique las doctrinas de Jesús. Busque el lector dicha iglesia, y cuando la halle, obedezca sus enseñanzas, en la seguridad que ha encontrado la verdadera religión.
Las demás religiones, en lugar de conducirnos a Dios, nos aleja de él.
¡Cuidado con la religión que profesamos, no sea una de esas, que en lugar de llevarnos hacia Dios, nos separe de él!
Cierta ocasión me hallaba en la calle Gloria, esquina Argüelles, Cienfuegos, Cuba, cuando un señor me preguntó qué carro debería tomar para ir a la Juanita, un barrio de dicha ciudad.
Le indiqué la dirección de los carros que iban a dicho barrio.
Aquel señor, con algo de duda, me dice:
—Usted, señor, cree que esa dirección es la que llevan los carros que van a la Juanita; ¡bueno, aguardaré que pase uno!
En la forma de expresarse de aquel hombre, me pareció que estaba algo dudoso sobre la dirección de los carros que iban a la Juanita, y entonces le dije:
—¡Señor, esa es la única dirección que hay para ir a la Juanita. Si usted llegara a tomar un carro que llevara dirección distinta, lo conduciría al Parque Martí, y en tal caso, se alejaría del lugar que pretendiera ir!
Igual está pasando con esos que creen servir a Dios, siguiendo cualquier religión. En muchos casos, hacen lo contrario de lo que pretenden hacer.
No hay más que un camino que nos conduce a Dios: Cristo.
El que crea en Cristo y lo obedezca, tratando de poner en práctica sus preceptos, profesa la verdadera religión.
(*) «Nota bene.» No nos referimos, por supuesto, a esas muchedumbres de viciosos, que se dicen cristianos, sin serlo, sino a los que en realidad creen y siguen a Cristo.
El Atalaya Bautista, 1930