Tener «dores» en una iglesia puede ser una bendición o una maldición. Depende.
- Algunos tienen problemas en llevarse bien con los demás. Ellos son los peleadores.
- Una iglesia no puede pagar sus cuentas si no tiene un buen número de dadores.
- Hay quienes son muy prontos en expresar sus quejas. Ellos son los murmuradores.
- Bienaventurados son los que son oidores, pero Santiago 1:22 dice que no es suficiente que seamos oidores. Debemos ser también hacedores.
- Muy afortunada es la iglesia que está apoyada por oradores.
- Siempre en una iglesia hacen falta trabajadores.
- Cuando el pastor necesita ayuda él cuenta con los cumplidores.
- No todos los amadores son una bendición. II Timoteo 3:4 dice que es posible que sean amadores de deleites. El versículo anterior dice también que algunos son amadores de sí mismos.
- Desafortunada es la iglesia con aborrecedores de lo bueno. (II Timoteo 3:3)
- Sobre todo, debemos ser colaboradores en Cristo Jesús. (Romanes 16:3)