«Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tenerabundancia como para padecer necesidad». Filipenses 4:12
Recién leí que el de ser pobre hace resaltar lo mejor en nosotros. Me hizo pensar que la verdad es que, en si, no es una maldición ser pobre.
Por supuesto, depende de nuestra reacción a la pobreza. Es posible rezongarse y tener una actitud amarga de la vida. Si hacemos esto, afecta nuestra relación para con los demás. Puede ser que tengamos rencor en contra de los que tienen más. Podemos pensar que no es justo que tengamos tan poco y otros más de lo suficiente. El de vivir con rencor siempre es dañino a nuestro bienestar.
Es posible también entregarse a la derrota y decir, «no puedo hacer nada. Soy pobre. Pobre de mí, pobre de mí». Con esta actitud es cierto que no hay esperanza.
El socialismo ha creado la mentalidad de que es el deber de los ricos a compartir de sus bienes con los pobres. Si no están dispuestos, entonces es el deber del gobierno quitárselo y darlo a los pobres. Esta filosofía ha tenido una influencia dañina sobre la sociedad en casi todo el mundo. Los pobres piensan que no hay razón por esforzarse a aprender un oficio o mejorarse porque es el deber del gobierno proveer por sus necesidades. La prosperidad está condenada por esta filosofía de tal manera que no hay tanta razón por producir más porque tendrán que dar una buena parte de la ganancia para pagar los impuestos. Tampoco piensan en ser misericordiosos porque «Es el deber del gobierno ayudar a los pobres. Por eso pagamos impuestos».
Pero si tenemos la actitud debida hacia la pobreza, resulta que nos esforzamos más a enfrentarnos con la vida. Algunos beneficios serán los siguientes:
1. Va a aprender a administrar bien sus bienes. Va a cuidar mejor lo que tiene. Va a ser prudente en gastar su dinero.
2. Puede resultar en auto disciplina. No puede entregarse a la pereza porque va A PASAR HAMBRE. El pobre sale a buscar trabajo y está dispuesto a aprender para poder ganar más.
3. La necesidad le obliga al pobre a aprender. Si él tiene una camisa rota, él no puede comprar otra o pagar a alguien a remendársela. Él mismo busca una aguja y tijeras y encuentra la forma de remendarla. De igual manera aprende a arreglar cosas en su casa. Él no puede pagar un plomero o electricista cada vez que algo falla. Él aprende también algo de albañilería y quizá edifica su propia casa. Al final, resulta que él tiene conocimiento de muchos oficios. Al contrario, el rico no sabe nada de estas cosas.
4. Y en cuarto lugar, el pobre aprenda a apreciar más lo que tiene. Está agradecido por lo que tiene. El plan de Dios no es que tengamos de todo lo que este mundo ofrece. Un flan o un churrasco tiene el mismo gusto para el rico como para el pobre. Es que el pobre está más agradecido.
Abraham Lincoln, uno de los presidentes de los EE. UU. dijo: «Debe ser que Dios ama mucho al hombre común y corriente. Si no, no hubiera hecho tantos de ellos». A mí me parece que sería posible decir lo mismo en cuanto a los pobres. Jesús dijo; «Siempre tendréis pobres con vosotros». Mateo 26:11 Gracias a Dios, nuestro mérito delante de él no depende de nuestro nivel económico.
Santiago 2:5 dice, «Hermanos míos amados, oíd: ¿no ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le amen?» Así que, los pobres tendrán parte en el reino, igual a los ricos. Dios siempre mira al corazón. Es por eso que Jesús pudo decir lo que dijo en Lucas 21:3-4 «En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; más esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía». Lucas 4:18 dice que Jesús fue ungido «para dar buenas nuevas a los pobres».
Dios quiere enseñarnos a estar contentos con lo que tenemos ahora porque en Heb. 13:5 hay la promesa «no te desampararé, ni te dejaré». En Mateo 6:28-29 Jesús nos manda a «considerar los lirios del campo, como crecen; no trabajan ni hilan, pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos». Más adelante, en los versículos 31-32 él dice, «no os afanéis, pues diciendo; ¿qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero nuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas esas cosas».
Es de suma importancia que aprendamos a contentarnos con lo que tenemos. ¿Qué razón tiene por pensar que estaría contento si tiene más? Aunque tengamos poco, debemos estar agradecido por lo que tenemos. Siempre hay los que tienen menos que nosotros. Dad gracias a Dios por lo que tiene y pide a él lo suficiente para cada día.
Muy linda reflexión! Dios es nuestro pastor nada nos faltará…! Bendiciones!
Que bien reflexionas. Que bien artículo. Totalmente lo opuesto al que esta antes que el tuyo que dice que ser pobre esta mal. Te felicito. Eres un soldado de Dios y Jesús.