Publicado originalmente en 1852
Capítulo I
Suponed que una persona forzada a salir de un país extranjero, fuere invitada a que se restituyese a su casa, para recibir una gran cantidad de dinero, o un estado territorial y feracísimo, que le hubiese prometido su padre. Suponed que ignora absolutamente el camino que ha de tomar, pero sabe que en su mayor parte es escabroso, lleno de tropiezos y peligros; que también hay allí muchos falsos guías para descarriarle, y muchos enemigos en el tránsito; y por lo tanto no solamente se expondrá a perder el dinero o estado prometido, sino tal vez su vida con cuanto él posee. ¿Cuáles serían, pues, las primeras investigaciones de semejante persona? ¿Dónde hallaré una dirección segura? ¿Hay allí alguno que me defienda de mis enemigos? ¿Con qué placer oiría: “Vuestro Padre os ha dado una dirección clara, completa y minuciosa, y un Protector del todo suficiente”? ¡Con qué diligencia miraría él esta dirección al tiempo de su progreso, y cuán enteramente se entregaría en la confianza de su protector!
Amigos míos, esta jornada es la vida del Cristiano: Dios es su padre: el cielo es su morada: la bienaventuranza eterna es el estado o herencia prometida: Cristo es el Protector enteramente suficiente, el Capitán de nuestra salvación, el cual por sí mismo ha pisado el camino y vencido todos los enemigos, y el que ahora protege y defiende a cuantos en él se confían; y la Biblia, con el auxilio del Espíritu Santo, da una dirección segura para llegar a Dios, al cielo y a la eterna bienaventuranza.
El testimonio del Señor es indudable, transformando en sabio al sencillo. Por medio de la Biblia, Dios mismo se digna dirigir vuestras sendas. En todos los puntos de importancia es ella tan clara que puede leer el que corre. Es asimismo tan cumplida, tan particular y exacta, que hallaréis en ella alguna cosa adaptada para remover vuestras dudas más intrincadas, y para conduciros rectamente en vuestras mayores dificultades. Su plenitud o perfección testifica su Autor Divino.
La Biblia es enteramente VERDADERA. Los hombres malos no pudieron escribir un libro que tan claramente condena todo pecado. Los hombres buenos no hubieran pretendido engañar al género humano con el pretexto de que su propia invención era una Revelación Divina; particularmente, cuando por tal embuste ellos no podían esperar otra cosa que la reprensión agria, encarcelamiento, el tormento y la muerte. Sus doctrinas y preceptos, sin disputa, son superiores a todo el saber de los hombres, y directamente opuestos a la corrupción de nuestra naturaleza, con la cual serían indulgentes los impostores, como un medio de conseguir sus designios. Ella os da una relación de diferentes milagros, los cuales se verificaron en medio de innumerables muchedumbres. La Religión de la Biblia, al principio, fue apoyada por estos milagros, y desde entonces ha continuado en el mundo. También hay en la Biblia muchas profecías, tales como las respectivas a Jesucristo, la dispersión de los Judíos por todos los países, la ruina de Babilonia, &c. Es bien sabido que estas y otras muchas fueron escritas con mucha antelación al acaecimiento de los sucesos a que ellas se refieren; y su cumplimiento tan palpable, es más que bastante para satisfacer a todo investigador sincero tocante a la certidumbre y verdad de la Biblia. Estas evidentes pruebas, en todos los siglos, han convencido a los sabios y hombres de buena voluntad de que ella es verdadera. Y luego que hubiereis experimentado el poder de la gracia de Dios para mudar vuestro corazón por medio de la Biblia, entonces tendréis la prueba más irresistible que puede darse. El que ha creído, en sí mismo tiene el testimonio.
Mas la Biblia no es sola verdadera: ella contiene una revelación para el hombre de la mente y voluntad de Dios. Expresamente está declarado: que “toda Escritura es divinamente inspirada.» 2 Timoteo 3:16. “Los santos hombres de Dios hablaron, siendo inspirados del Espíritu Santo,» 2 Pedro 1:21. Aquí se entiende por inspiración: tal descubrimiento inmediato y completo por el Espíritu Santo, en la mente de los sagrados escritores, de aquellas cosas que de otra suerte no podían haberse sabido; y una superintendencia tan eficaz, en cuanto a aquellas materias de que, por otros medios, ellos podrían haberse enterado, que totalmente les preservaron de todo error en todos los particulares que, en lo más mínimo, pudiere afectar cualesquiera de las doctrinas o mandamientos contenidos en sus escritos.
Pues que todos los hombres han pecado, la Biblia tiene un precio superior a todas las cosas, pues ella está dirigida para los pecadores, y nos descubre la persona, el carácter y oficios de Cristo el Salvador. Esta manifestación es la que da hermosura y gloria peculiares a las páginas da la Biblia. Por lo tanto es particularmente llamada «la Palabra de Cristo.» Cuando los hombres se reconocen pecadores, y echan de ver la necesidad que tienen de un Salvador, y hallan en Cristo el mismo que ellos han menester, entonces ven que allí hay un valor infinito en todo lo que se refiero a él y a su salvación.
Aquella pregunta importante: «¿Qué debo hacer para salvarme?» igualmente se halla aquí del todo satisfecha. El perdón de los pecados por medio de la sangre de Cristo, la reconciliación con Dios, la paz del alma, la restauración de la imagen Divina, y un fundamento sólido para esperar la vida eterna, claramente se nos presentan en las Escrituras, y francamente se ofrecen para que las aceptemos por la mediación de un Salvador. ¿Os reconocéis pecador, y gemís bajo el peso de vuestros pecados? ¿Y teméis la ira de Dios debida al pecado? En la Biblia hallaréis declarados los medios que Dios ha señalado para vuestro perdón y vuestra cura. Allí leeréis, que Dios envió a su Hijo para ser la propiciación por nuestros pecados; que Jesucristo vino al mundo a salvar pecadores; que él es el Cordero de Dios que borró el pecado del mundo; y que la gracia de Dios que trajo la salvación se ha mostrado a todos los hombres, enseñándonos, que absteniéndonos de la impiedad y de las cosas mundanas, debemos vivir sobria, recta y santamente en el mundo. Estas señales empero son escritas para que creías que Jesús ES EL CRISTO, HIJO DE DIOS; EL UNICO MEDIADOR; “y para que, creyendo tengáis vida en su nombre,» Juan 10:31.
Fácil sería multiplicar expresiones para mostrar el valor de la Biblia. Ella es la única pauta infalible de la verdad religiosa, la fuente de todo conocimiento religioso. Ella tiene «por autor a Dios, por fin la salvación, y no contiene más que la verdad pura sin ninguna mezcla de error.» La ignorancia de la Escritura es una gran causa de todo error. Mat. 22:29.
Capítulo II
La posesión de una Biblia, con tal que se use rectamente, es uno de los más encumbrados privilegios que podéis disfrutar. Pero mucho mejor os sería no haber tenido jamás este gran tesoro, que poseerle y despreciar su debido uso; porque la Biblia es un talento confiado a vuestro cargo, y de cuyas mejoras productivas, o menosprecio inútil, habéis de dar cuenta estrecha, fuera de que el mirarla con menosprecio, como si no tuviera ningún valor, es una injuria gravísima contra aquel gran Dios que la dio. Suponed que un padre escribió a un hijo suyo que mora distante, una carta llena de afectuosos avisos y promesas propias de su benevolencia, y que el hijo nunca se entretuvo en abrirla, o de cuando en cuando solo lee una línea de ella; ¡o y qué porte tan indigno el de tal hijo! Pues así es cabalmente como obramos si menospreciamos aquel libro que nuestro Padre celestial nos ha enviado como a hijos suyos.
Intento mostrar la importancia de estudiar la Biblia toda entera con frecuencia y paciencia por el mandamiento de Cristo; por el carácter y conducta de los hombres piadosos; la instrucción, beneficios prácticos y felicidad verdadera, que de ese estudio sacamos; y en seguida, disolver algunas objeciones, y señalar distintamente el peligro que nos amenaza si la menospreciamos. Sé muy bien, que hay personas (como los sirvientes y otras), que no pueden disponer del tiempo a su albedrío, y de las cuales no hay que esperar, tanto como de las que están más desocupadas y libres; mas aun aquellas pueden hacer alguna cosa, y seriamente les preguntaría: ¿No podéis con frecuencia hallar tiempo para insensateces, o tal vez para leer libros o conversar, con quienes os inducen al pecado? No os tengáis por excusados o exentos, pues, de la ligera ocupación, del gran deber de estudiar la Biblia, pues según estuviereis convencidos, así os aprovechará, para permanecer de pie en el día solemne de la cuenta. Mediten eso todos.
l. El estudio de las Escrituras está mandado, claramente, por Dios, y nuestro Señor Jesucristo. Así dice CRISTO: —Registra las Escrituras, pues en ellas hallarás que tienes vida eterna, y ellas dan testimonio de mí;—bienaventurados son los que oyen la palabra de Dios y la guardan. Y San Pablo dice también:—Habite abundantemente en ti la Palabra de Cristo en toda sabiduría. Salomón da iguales instrucciones cuando dice:—Clama por sabiduría; búscala como la plata, y búscala como un tesoro escondido.——La sabiduría es la cosa principal; por lo tanto adquiere sabiduría. No vivamos abandonando un mandamiento expreso de Dios y de Cristo nuestro Salvador.
2. Esa fue la práctica de los hombres piadosos. Timoteo había conocido las Escrituras desde niño. David se ocupaba continuamente en el estudio de las Escrituras (Salmo 119); y del hombre justo dice:——Mas antes en la ley del Señor es su voluntad; y en su ley meditará de día y de noche. ¡Ojalá fuese este el carácter de todos cuantos se llaman Cristianos, que no solamente leyesen su Biblia, sino que sin interrupción meditaran sobre ella!
3. Este estudio, contando con el auxilio del Espíritu Santo, es la vía única para conseguir la inteligencia de la Biblia. Sin mucha aplicación es imposible conseguir un conocimiento íntegro de ningún asunto: mucho menos se puede conseguir un conocimiento de las Santas Escrituras sin perseverancia y estudio grandes. Las Escrituras son un tesoro de saber divino, el cual jamás puede agotarse. El estudioso más ilustrado, agudo y diligente, en la vida más dilatada, no puede alcanzar un conocimiento entero de este volumen único. Cuanto más profundiza la mina, tanto más abundante y precioso encuentra el mineral. Continuamente resalta nueva luz de este manantial para dirigir su conducta, e ilustrar las obras de Dios, y las sendas de los hombres.
4. Él es un gran medio de conseguir los beneficios prácticos de la Religión enseñada en ella; a saber, fe, conversión, santificación, y esperanza. De ahí es, que cuando los Bereanos recibieron la palabra con ánimo enteramente bien dispuesto, ellos registraron diariamente las Escrituras, y por consiguiente muchos de ellos creyeron. David dice:—-La ley del Señor es perfecta, convirtiendo el alma. Nuestro Señor Jesucristo ruega por su pueblo, diciendo:-Santifícalos por medio de tu verdad: tu Palabra es verdad; y San Pablo dice:—Cuantas cosas fueron anteriormente escritas, fuéronlo para instrucción nuestra, para que nosotros, por la paciencia y el consuelo de las Escrituras, pudiésemos tener esperanza.—Mirando como en un espejo la gloria del Señor, nos hemos transformado en la imagen misma, de gloria en gloria, aun como por el Espíritu del Señor. El leer las Escrituras es el gran medio de acercar nuestras almas a Dios, y de disfrutar la comunión con él. Mientras que oramos, nosotros hablamos a Dios: en la Escritura Dios nos habla.
5. Este estudio también trae verdadera felicidad. Gran paz tienen los que aman la ley de Dios. Los Tesalonicenses recibieron la palabra que les fue predicada con júbilo del Espíritu Santo. La palabra de Cristo frecuentemente causará que vuestros corazones, al modo que los de aquellos discípulos que caminaban a Emaús, ardan dentro de vosotros. Como la fe viene por el oído, así no solamente quedaréis persuadidos de que las promesas de Dios se cumplirán, sino que veréis vuestro interés en ellas, y os regocijaréis en la esperanza de bendición sin límites más allá de la sepultura.
Sin embargo, no os desalentéis si estos beneficios prácticos no se consiguen inmediatamente, o bien os parece que adelantáis poco en la vida divina. Vuestro progreso puede ser efectivo, aunque sea lento y apenas visto. Aunque el niño recién nacido diariamente recibe alimento, con todo, no llega de un golpe a la virilidad, sino que por grados va pasando los estados de infancia y puerilidad;—y eso mismo sucede aquí. No os aburráis como chasqueados, si la lectura de la Biblia a veces apareciere como una tarea forzada, y vuestra naturaleza corrompida estuviere muy dispuesta a llamarla estudio árido, triste y enfadoso: con todo, insistid en él, acordándoos de que nada precioso se alcanza sin abnegación propia. Con cuanta mayor constancia la leyereis, con espíritu recto, tanto mayores consuelo y placer, provecho, y dicha, hallareis.
Cuando un hombre por el estudio permanente de su Biblia ha conseguido sus sentimientos y principios sencillamente de aquella fuente, logra la satisfacción de conocer que se apoya en un cimiento sólido; que él no ha tomado sus opiniones de este hombre o del otro, sino solamente de la Biblia:—Así lo dijo el Señor, es lo que él tiene por razón de la esperanza que hay en él. ¿Quién puede describir lo que vale esta persuasión en la hora de la tentación y de la prueba? No faltan, con todo, algunos que dicen:-Ciertamente; yo estoy penetrado de la verdad de todo esto; mas yo soy pobre y sin letras; la Biblia además, es un libro corpulento o voluminoso, y cuando empiezo a leerla encuentro muchas cosas que no puedo entender. Permitidme no obstante que os pregunte:—¿No trabajáis diariamente para sustentaros y para mantener vuestra familia? Bien está, al principiar la semana vos no decís:—Mi trabajo es muy pesado, sentaréme y no haré nada. Y eso porque sabéis que si tal hiciereis, vos y vuestras familias perecerían de hambre. No olvidéis, pues, que vuestra alma inmortal es de infinito mayor valor que el cuerpo perecedero. Ahora bien, vuestras almas necesitan alimento, y este alimento ha de obtenerse trabajando con paciencia en leer la Biblia. Además de eso, de un golpe no aprendisteis vuestro empleo, tráfico u oficio, ni tampoco podéis aprender de repente toda la verdad contenida en la Biblia. Es ciertamente la Biblia un libro voluminoso, pero ella consta de muchos libros pequeños; cada uno de estos es en sí completo, tales como el Génesis, Mateo, &c. Leed enteramente uno de estos libros pequeños por grados, antes de empezar con otro, y así el más ignorante puede sacar un gran conocimiento de la Biblia.
Otros dicen:—No tengo tiempo para leer la Biblia: bástame ocupación con mi trabajo diario sin distraer mi atención a ninguna otra cosa. ¡Ah! Tened presente que habéis de dar cuenta a Dios de todo vuestro tiempo, y seguramente daríais una cuenta admirable, si hiciereis aparecer mal empleadas aquellas porciones del tiempo gastadas en leer la Biblia. Apelo a vuestra conciencia misma en cuanto a si con frecuencia no desperdiciáis incautamente algún tiempo en cosas de mucha menor importancia; y si tan ocupados como estuviereis realmente, el estudio de la Biblia, en vez de ser obstáculo, no será auxilio para el mejor despacho de vuestras ocupaciones, enseñándoos a desempeñarlas con espíritu tranquilo y diligente. Fuera de que siempre podréis hallar tiempo para comer o beber, y algún espacio para recreo o desahogo; ¿mas el alimento de vuestra alma no es de una consecuencia infinitamente mayor? Job dijo:—yo he apreciado las palabras de su boca más que mi alimento necesario. Recordaos, también, que el Eunuco iba leyendo las Escrituras al paso que viajaba, cuando no las entendía; y sabéis en que forma galardonó Dios su diligencia, enviándole a Felipe para que explicara lo que leía y le predicase a Jesús. ¿Pero a la verdad, os hayáis tan ocupado como suponéis? Entonces esa es una razón más para que debáis leer la Biblia. Estáis en el caso del que se encuentra en medio de una batalla: esta es vuestra arma dura o cota de malla: ¡oh, no os la quitéis; no sea que os hieran y para siempre perezcáis!
Otros asimismo dicen: Yo quisiera leer la Biblia, mas no he podido adquirir una, y me hallo demasiado pobre para obtenerla. A los tales puede contestárseles, que nunca hubo tanta oportunidad como actualmente para conseguir una por poco dinero y con toda facilidad. Si efectivamente fueren tan pobres que no pudieren abrazar ninguna de estas oportunidades, podrán exponer su necesidad a los que pueden socorrerla. Si deseareis obtener para vuestras almas inmortales este alimento con tantas veras como apetecéis el de vuestros cuerpos perecederos, bien podéis esperar que Dios moviera el corazón de algún amigo benévolo que os concederá este don.
Soy incapaz de leer la Biblia dicen algunos. Replico:—Debéis usar los mejores medios que estuviere a vuestro alcance. Si estáis enteramente persuadidos, de que el conocimiento de la Biblia no solamente es un deber importante, sino una gran ventaja, aprovecharéis todos los esfuerzos, y echaréis mano de toda ocasión para adquirir este conocimiento. De aquí es, que cuando las personas han deseado con ansia las cosas de la Religión, aun en edad avanzada aprendieron a leer su Biblia. Mas si no pudiereis aprender a leer la Biblia, vuestros hijos, o vecinos o amigos se darán el parabién por leeros un capítulo. Además de eso debéis ser diligentes en la asistencia del culto público, donde podéis oír leer la Biblia. Si un padre afectuoso hubiere dejado un testamento (en el cual os consta que estáis instituidos herederos) ¿que daríais satisfechos hasta haberos enterado de cuanto en él se contiene? Al menos sean tan vivos vuestros anhelos por el bien estar eterno como lo son en cuanto a los asuntos temporales que más os interesan.
Sin embargo de cuanto dejo dicho, recelo que algunos que tienen Biblia, la mirarán con desatención, permitiendo que duerma cerrado en el estante, o considerándola meramente como un libro para asignar la tarea de lectura de sus impúberos hijos. ¿Qué os diré, o en qué manera os empeñaré en el cumplimiento de este gran deber? ¿No es la razón verdadera por la cual menospreciáis este libro sagrado la de que amáis vuestros pecados, y teméis que el estudio de la Biblia os obligará a abandonarlos o aumentará vuestra criminalidad, si continuáis en ellos? ¡Mas ay! no os engañéis: ¿Qué dice Jesucristo nuestro Señor? «Esta es la condenación, que la luz vino al mundo, y los hombres amaron las tinieblas más bien que la luz, porque sus obras eran malas,» Juan 3:19. Vuestra desatención a la Biblia, en vez de serviros de excusa, será una prueba de vuestro pecado, aumentará la malicia de vuestro crimen, y os condenará para una eternidad. El que menosprecia la palabra, perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento, será pagado, Prov. 13:13. ¿Cómo escaparemos nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? la cual habiendo comenzado a ser publicada por el Señor, ha sido confirmada hasta nosotros por los que le oyeron a él mismo, Heb. 2:3. Pero si las amenazas tremendas del Señor no te persuadieren, conténgate el amor de Cristo y te fuerce a leer la Biblia, con oraciones para alcanzar aquel auxilio divino, sin el cual toda tu lectura sería sin provecho.
Capítulo III
De todas las obras de la creación el Sol es la más gloriosa y refulgente, la más vivificadora y provechosa: él no solamente alumbra al mundo, sino que abraza cariñosamente y da salud y fortaleza a todas las cosas; universalmente causa júbilo y alegría de corazón; él renueva la faz de toda la tierra, y nada hay que se oculte a su calor.
Así es también la palabra de Dios: ella es una luz brillante y gloriosa iluminando un mundo tenebroso; pero la luz resplandeció en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron, Juan 1:5. El mundo permaneció en tinieblas; los hombres están muertos en sus transgresiones y pecados; y mientras que ellos continúen en tal estado, son tan incapaces de percibir la gloria real de la Biblia, como un ciego lo es para percibir la luz del sol, o un muerto su calor. De aquí podemos aprender la necesidad que tenemos del auxilio del Espíritu Santo. Cuando este se conceda, los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán.
La necesidad que tenemos del auxilio divino puede probarse por lo siguiente:—
l. Las declaraciones expresas de la Escritura.
Cuando David dice rogando:—Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver las cosas portentosas de tu ley, muestra el sentimiento que tenía de la necesidad del auxilio de Dios para entender bien la verdad divina. San Pablo también dice claramente:——El hombre animal no recibe las cosas del Espíritu de Dios, pues para él son locuras: ni puede saberlas, por cuanto se juzgan espiritualmente, 1 Cor. 2:14.
2. La promesa de la enseñanza divina.
Así dice nuestro Señor:—Cuando haya venido el Espíritu de Verdad, él os guiará en toda verdad, Juan 16:13. Y aunque, en primer lugar, esta promesa fue peculiarmente aplicable a los Apóstoles, en cuanto miraba a su misión divina; no obstante comprende las operaciones más duraderas del Espíritu Santo. Nuestro Señor dice de este Espíritu:—El Padre os dará otro consolador, para que habite con vosotros para siempre, Juan 14:16. Y otra vez:———Ellos serán enseñados enteramente de Dios, Juan 6:45.
3. La conducta de los incrédulos.
Los israelitas no sacaron provecho de los milagros que ellos presenciaron en Egipto y en el Desierto: la causa de eso fue, que el Señor no les había dado un corazón para percibir, y ojos para ver, y oídos para oír, Deut. 29:4. ¡Cuán ensordecidos estuvieron los oídos, cuán empedernidos los corazones, y cuán ciegos los ojos de los judíos, no obstante los milagros de nuestro Señor! Y para eso se asigna la misma razón: No les fue dado el conocimiento de los misterios del reino de Dios, Mat. 13:11, &c. Entre los Corintios ¡qué pocos sabios, poderosos o nobles abrazaron el Evangelio! 1 Cor. 1:26. Estos tales no pidieron el auxilio, y por lo tanto no les fue concedido.
4. La experiencia de los cristianos.
¡Cuán obscurecidas estaban las mentes de los discípulos tocante a las profecías de Cristo, hasta que él abrió sus entendimientos para que ellos pudieren entender las Escrituras! Lucas 24:45. Lydia era cabalmente tan ignorante y desatenta como las otras gentes, hasta que el Señor abrió su corazón para atender a las cosas habladas por Pablo. Hechos 16:14.
5. Las oraciones de los fieles prueban esta necesidad misma.
¡Cuán ardientemente ora David cuando dice:—Dame entendimiento para que pueda saber tus testimonios: enséñame el camino de tus mandamientos: así hablaré de tus obras maravillosas! ¡Cuán repetidamente dice:—Enséñame tus leyes! Todo el Salmo 119 muestra completamente cuan necesaria juzgó David la enseñanza divina.
¡Y cuán infinitamente benévolo y condescendiente es aquel Dios que así quiere guiar y enseñar a sus pecadoras criaturas! Bueno y recto es el Señor, por lo tanto enseñará a los pecadores en el camino. ¿Y no buscaremos auxilio? Fija, pues, en tu mente como una verdad sólida, que Dios solo, y no otro alguno, puede habilitarte para entender y atender útilmente su palabra, y ruega vivamente para que te conceda su auxilio. ¿Si vosotros, siendo malos, sabéis como dar buenos dones a vuestros hijos, cuanto mejor vuestro Padre celestial dará su Santo Espíritu a los que le pidieren? Pedid y tendréis: buscad y hallaréis; llamad y os será abierto.
El Espíritu Santo es, pues, el gran maestro que nos habilita para entender la Biblia. Compete a su oficio no solamente el santificar y consolar la iglesia, sino también tomar de las cosas de Jesucristo, y mostrárnoslas. Los Apóstoles mismos no entendieron la significación del evangelio hasta que fueron enseñados por el Espíritu Santo. Por consiguiente, siempre que abriereis vuestra Biblia, jamás olvidéis el orar para que el Espíritu Santo abra o ilumine vuestro entendimiento.
Cuando con tantas veras se insta sobre la necesidad del Instructor divino, entiéndase claramente, que el Espíritu Santo no guía a doctrinas ningunas contrarias a la voluntad de Dios, cuales se hallan reveladas en su Palabra; ni podemos esperar su guía sin orar y usar los otros medios y auxilio que él nos ha dado para entender las Escrituras.
Capítulo IV
LA BIBLIA significa LIBRO, y Las Escrituras Santas se llaman así, porque la Biblia es el libro de los libros, el mejor de los libros, La voz Escrituras significa escritos. La Biblia no se escribió a un tiempo mismo, ni por una sola persona, sino que consta de diversas partes, escritas en tiempos diferentes, por varios hombres. Divídese en dos Testamentos o alianzas: el Testamento Antiguo y el Nuevo. Si se la considera como un testamento, la Biblia contiene el testamento de nuestro benéfico Redentor, lleno de nobilísimos dones y legados, todo irrevocablemente confirmado por la muerte del testador, Cristo. Heb. 9:16, 17. Pero si se la mira como una alianza, esto es una Dispensación, o institución religiosa (la cual es la significación general de la palabra original alianza o pacto, cuando se refiere a la ley de Moisés o al Evangelio de Cristo) contiene una relación del proceder de Dios con el hombre. El Testamento Antiguo contiene más particularmente la ley dada por Moisés, y los libros sagrados escritos bajo la dispensación judaica; y el nuevo contiene los libros sagrados escritos bajo la dispensación cristiana, y declara con más plenitud y revela aquel Evangelio que está lleno de gracia y verdad, el poder de Dios para la salvación de todo el que creyere. La gran promesa del Testamento Antiguo es un Salvador que había de venir. El Nuevo muestra que este Salvador ha venido, y da otra promesa grande, (aunque esta no está excluida del Testamento Antiguo) la promesa del Espíritu Santo.
El Testamento Antiguo fue escrito en idioma Hebreo, y en el Griego el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento fue escrito antes del tiempo de nuestro Señor Jesucristo: el Nuevo lo fue por los Discípulos y Apóstoles de JesuCristo; y antes de la mitad del siglo segundo después de Cristo, la parte principal de los libros que le componen se leía en todas las iglesias cristianas entonces establecidas. Cuando por primera vez fueron escritos los libros de la Biblia, no fueron divididos en capítulos ni en versículos. Esta fue invención moderna, provechosa en muchos respectos, pero por ella algunas veces se obscurece el sentido. Así el versículo primero del capítulo 11 de la primera a los Corintios, debería leerse a la vez con el capítulo 10.
El Nuevo Testamento continuamente cita o se refiere al Antiguo, y de esa suerte no solamente le confirma, sino que nos ayuda a entenderlo para mejor aprovecharnos de él.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
Los cinco libros primeros del Antiguo Testamento, llamados algunas veces el Pentateuco o cinco libros, fueron escritos por Moisés, hace más de tres mil años, y son los escritos más antiguos que se conocen en el mundo.
GENESIS
Significa generación, origen, o principio. El contiene la historia de unos dos mil tres cientos sesenta y nueve años. Nos hace saber, que no hay más que un Dios, el Criador de todas las cosas. El describe la felicidad del hombre en el Paraíso o Edén; su caída; la promesa de Cristo, la simiente de la mujer; el diluvio; la preservación de Noé y de su familia en el arca; la historia de Abraham, Isaac, Jacob, (llamado Israel posteriormente) y José, y el establecimiento de los Israelitas en Egipto. Notad en este libro el principio de dos distintas clases de hombres en Caín y Abel, y hallaréis que ellas han continuado por todos los siglos: yo entiendo en ellas la Iglesia de Dios y el mundo profano. Los Santos, aunque pocos en número y menospreciados por el mundo, son los más queridos de Dios. Ved su benevolencia con Abraham, y la asombrosa condescendencia y familiaridad con que le trató.
¡Que encumbrado privilegio es el pertenecer a aquella Iglesia, a la cual mira Dios con especial favor! Examinad con atención suma la alianza que él hizo con Abraham, diciendo: Que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra: y ved Gál. 3:8, 16, &c.
El capítulo undécimo de la Carta a los Hebreos os dará una vista del motivo y aun fe verdadera, que animó a los Patriarcas. Leyendo el Génesis, podréis descubrir intimaciones de Cristo, no solamente en las promesas, sino también en los caracteres descritos, muchos de los cuales eran tipos o figuras del Salvador.
No puedo concluir las observaciones sobre el Génesis mejor que con las palabras sublimes de un escritor moderno: «Lector, delante de ti tienes la historia más antigua y la más auténtica del mundo: una historia que contiene el primer descubrimiento escrito que Dios ha hecho de sí mismo al linaje humano: un descubrimiento de su propio ser en su sabiduría poder y bondad, en la cual tú y todo el linaje humano estáis tan íntimamente interesados. Cuanto le debes por este descubrimiento, solo él puede enseñártelo, y ningún otro puede hacer que tu corazón sienta su obligación a su sabiduría y misericordia. Dios te hizo a ti y al universo, y gobierna todas las cosas conforme al consejo de su voluntad. Mientras permanezcas bajo la dirección de este consejo no puedes errar;—mientras estuvieras bajo el influjo de esta voluntad no puedes ser desgraciado. Entrégate a esta enseñanza, y sométete a su potestad; y después de haberte guiado por su consejo, finalmente él te llevará a la gloria.»
EXOD0
Significa marcha o salida. El contiene la historia de 145 años. Describe el cautiverio de los Israelitas; el haber elevado Dios a Moisés como libertador de ellos; las plagas de Egipto; la salida de los Israelitas; el haber sido alimentados con el maná: la promulgación de la ley en el Monte Sinaí; la bondad de Dios con Israel; el castigo espantoso de sus enemigos. La vil correspondencia de Israel al don de Dios—una pintura de lo que vemos frecuentemente. Aquí se contiene la alianza de la ley Mosaica; diferente de la ajustada con Abraham, Gal. 3:17. Cristo allí era representado por la columna que acompañaba o dirigía a Israel y por el maná que les alimentaba, y él era quien los guiaba. Moisés era un tipo de Cristo como legislador, mediador, libertador, o redentor é intercesor; y también como cabeza de iglesia, y guía y Salvador de Israel. Estudiar la mediación de Moisés, esto es, como estuvo entre Dios y el hombre, nos auxiliará altamente para entender la mediación de Jesús. El salir Israel libre de Egipto y sus jornadas por el desierto, son figuras muy vivas de nuestro rescate de la esclavitud del pecado y de nuestra jornada por el desierto de este mundo a la tierra del celeste reposo.
LEVITICO
Se llama así porque trata de las leyes, reglamentos y oficios del sacerdocio Levítico. El describe sacrificios de varias clases; las impurezas de naturaleza legal, y los medios de purificarse de ellas; diferentes festividades solemnes, y el castigo de Nadab y Abihu, hijos de Aarón, porque ofrecieron fuego profano. La Epístola a los Hebreos es el mejor comentario de este libro. Las cosas aquí descritas son las sombras de cosas mejores que habían de venir después, y aun de Cristo y de la redención por su medio. El holocausto o sacrificio, en que se quemaba la víctima entera, nos muestra el plenísimo, perfecto y suficiente de Cristo que fue ofrecido una vez, cuya sangre limpia de todo pecado. El sacrificio por el pecado, parte de cuya víctima se quemaba fuera del campamento, representaba a Jesucristo, nuestro sacrificio expiatorio u ofrenda por el pecado, muriendo por nosotros fuera de la puerta de Jerusalén. Cristo es la suma y substancia de todo. Ved en Cristo el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Ved en Cristo completos y abolidos todos los sacrificios; todas las sombras disipadas en él que es la substancia. Los lavamientos y mundificaciones nos señalan los influjos mundificadores del Espíritu Santo. El óleo o aceite es emblema de su unción. Las direcciones especiales respectivas al culto, nos muestran la grande importancia de la reverencia y atención en todo nuestro culto. El inmundo no podía entrar en el campamento del Señor, ni el que no se ha convertido puede entrar en el reino de Dios. Boyle observa, que «la ley ceremonial con todos sus derechos místicos, como el pesebre a los pastores, presenta envuelto en sus mantillas el niño Jesús.»
NÚMEROS
Llámase así este libro por cuanto empieza con el censo o numeración del pueblo. Comprende un periodo de unos 38 años. Describe las jornadas de Israel, sus murmuraciones y castigos, y la historia del malvado profeta Balaam y de Balak rey de Moab. En este libro vemos que Jehovah guió a su pueblo por el camino recto: ellos fueron afligidos en el desierto; con todo ¡qué milagros no se obraron en su favor! pero, en medio de estos, ellos pecaron contra Dios, y no escaparon sin castigo. Estas cosas, dice San Pablo, les sucedieron para ejemplos, y están escritas para nuestra instrucción. La Iglesia visible de Dios sobre la tierra, en todos los siglos, es una Iglesia mixta. La serpiente de bronce suspendida a vista del pueblo (cap. 21:9) fue un tipo muy claro y expresivo del Señor Jesucristo; y el recobro de la salud de los Israelitas, lo fue de la recuperación del pecador que estaba pereciendo, por la fe en él. San Juan 3:14 y 15.
DEUTERONOMIO
Significa la ley repetida. Sumariamente toca en muchas circunstancias precedentes, insta fuertemente al pueblo a la obediencia, describe la gloria de Canaán, y contiene una relación de la muerte de Moisés. En el cap. 18:18, hay una profecía la más patente de Cristo. Véanse Hechos 3:22. Este libro instructor está lleno de direcciones prácticas, cuya mayor parte es tan aplicable a nosotros como en su total lo fueron para Israel, y merece leerse con la diligencia más exacta.
Los doce próximos siguientes libros, desde Josué a Job, se llaman libros históricos.
JOSUÉ
Contiene la historia desde la muerte de Moisés hasta las de Josué y Eleazar, un espacio de unos treinta años. Contiene este libro una relación de la conquista y división de la tierra de Canaán, la felicidad del pueblo de Dios, las misericordias que les fueron dispensadas, y los juicios espantosos sobre sus enemigos: cuan puntualmente cumplió Dios la promesa hecha a Abraham de entregar a Canaán para posesión de su posteridad. Josué fue un tipo de Cristo, conduciendo a su pueblo por en medio de todas las dificultades a la celestial tierra de Canaán.
JUECES
Contiene la historia de cerca de 309 años, además de una relación sucinta de los acontecimientos de Israel desde el fallecimiento de Josué hasta la muerte de Sansón: comprende dos partes; la primera que concluye al fin del capítulo 16 contiene la historia regular; y los cinco capítulos restantes contienen la relación de algunos sucesos notables que en aquel tiempo pasaron. Observad la maldad del hombre en el porte de los Israelitas, y con qué certidumbre sigue el castigo al pecado. Mas tornad a ver la bondad de Dios para perdonarlos. Todos sus libertadores temporales pueden presentarnos en nuestro interior el gran Libertador, que es el Capitán de nuestra salvación.
RUT
Es la historia de una familia particular, apuntada para mostrar la genealogía de Cristo por David con la descendencia de Judá; la providencia misericordiosa de Dios con los afligidos, y la recompensa de la obediencia. Sigamos a Jesús como Ruth siguió a Noemí. Cap. 1:16, 17.
SAMUEL
El libro Primero de SAMUEL, incluye la historia de 80 años: contiene una relación del nacimiento de Samuel, la destrucción de la casa de Elí; el deseo de los Israelitas por tener rey, y el señalamiento o instalación de Saúl; las persecuciones que dirigió contra David que mató a Goliat, el gigante filisteo; y la muerte de Saúl y de sus hijos. ¡Cuán extensa es la diferencia que la religión verdadera hace entre los hombres! Compara a Saúl y a David, los hijos de Eli y Samuel. La historia de Elí, Samuel y David demuestra que por medio de muchas tribulaciones hemos de entrar en el reino del cielo; mas observa en los hijos de Elí, en Saúl y en Nabal, que el pecado es el camino que conduce a la desgracia, a la miseria y a la muerte. Sobre todo dirigid vuestros ojos a Cristo del cual David fue una representación eminente; en los obstáculos que encontró en el camino al trono, en sus aflicciones, rescate y triunfo final podréis ver una figura de mucho de lo perteneciente a nuestro Redentor.
El Segundo de SAMUEL contiene la historia del reinado de David de unos cuarenta años. Su advenimiento al trono, sus victorias, sus esfuerzos para promover la religión, sus graves pecados, y trabajos consiguientes, y su arrepentimiento profundo se describen plenamente. Ved la excelencia de la gracia divina en David. Notad en su caída, asimismo, la fuerza y poder de la corrupción humana; y en su penitencia y recobro, la extensión y eficacia de la gracia divina. San Lucas 1:32, 33.
REYES
El primero de los Reyes contiene la historia de 126 años; empieza con el señalamiento (o proclamación) de Salomón al trono, describe la muerte de David, el reinado de Salomón la erección y fábrica del templo; el pecado de Salomón, y su muerte: la división de las doce tribus en los reinos de Israel y de Judá (desde esta época las diez tribus se llaman Israel, y las de los reinos de Judá llámanse Judíos ;) más claro, pueblos Israelita y Judío; la relación del profeta Elías, y de varios reyes. El reinado de Salomón figura el reinado pacífico del Salvador. El templo mismo, del cual se habla después largamente, y en el cual solo podía ofrecerse el sacrificio, frecuentemente le usan los escritores sagrados como una imagen de la hermosura y perfección de la Iglesia de Dios. Cuando los Israelitas se hicieron idólatras quedaron privados de su prosperidad.
El libro de segunda de los REYES contiene la historia de 344 años. Aquí se refiere promiscuamente la historia de Israel y de Judá. Elías es arrebatado al cielo y le sucede Eliseo; describense los reinados de muchos reyes de Israel y de Judá; las diez tribus de Israel fueron llevadas en cautiverio al Asiria, y como unos 160 años después Judá fue trasportado cautivo a Babilonia. Ved el mal y las consecuencias del pecado. En Elías, y posteriormente en Eliseo, vemos cuanto bien puede hacer un hombre de Dios resuelto. El linaje de David continúa en el trono. Ved ahí la fidelidad con que Dios cumple su palabra.
CRONICAS
Los libros, 1a y 2a de las Crónicas presentan una revista general de toda la historia desde la creación hasta la vuelta del cautiverio de Babilonia, un periodo como de unos 3468 años. La historia de los reyes de Judá se presenta con extensión. Las genealogías de los antepasados padres, es importante para mostrar que Cristo descendió de Abraham. ¡Qué modelo de celo y de piedad es David! Observad como los reyes piadosos, cuando el país estaba infestado de pecados, acudían a Dios y fueron escuchados. Imitad su ejemplo en vuestras desgracias. Ved en Josafat cuan peligroso es para los que viven en el santo temor de Dios, entrar en relaciones con los perversos.
ESDRAS
El libro primero de Esdras contiene una relación del retorno de los Judíos de Babilonia a Jerusalén, después de 70 años de cautiverio, a las órdenes de Zorobabel, y posteriormente a las de Esdras; y presenta la historia de unos 80 años. Zorobabel erige o levanta el nuevo templo, y Esdras restablece el servicio o culto de Dios. El beneficio que produce la aflicción puede verse en el porte de los judíos que buscaban a Dios en su cautiverio. Su fe y su paciencia se ponen a prueba en la edificación del templo; mas perseverando por último prevalecen: ejemplo animador para alentarnos a permanecer con celo en la causa de Dios, por m as que aparezca deprimida.
NEHEMÍAS.
Este libro es una continuación de la historia por cerca de doce años. Movido de grande ansiedad é interés por las aflicciones de Jerusalén, Nehemías abandona todas las comodidades que disfrutaba en la corte de Artajerjes, estimula a los judíos para edificar los muros de Jerusalén, y reforma muchos abusos. ¡Con qué compunción oye el pueblo la lectura de la ley! ¡Quiera el Señor que vosotros oigáis leer, o leáis con tal espíritu la Biblia! Es muy evidente de cuanto provecho les fue la aflicción. Observad en Nehemías el espíritu de oración por todo el libro. Ved en él, también, una muestra del amor del Salvador a su iglesia.
ESTER
Contiene una relación bien notable del modo en que entonces se libraron de ser exterminados los judíos. Se ha supuesto que Asuero es el mismo Artajerjes, o el Darío mencionados en Esdras. Dios nunca deja de socorrer a su iglesia puesta en peligro. Observa los diversos eslabones de la cadena por los cuales se efectuó su libramiento. Verificóse en Aman la expresión de David: Vi al malvado en gran poder y floreciendo como un laurel: volví a pasar, y ay! ya había desaparecido.
Los cinco libros siguientes son más sencillamente religiosos que la mayor parte de los precedentes. Se llaman libros poéticos por estar, en lo principal, escritos en verso en el idioma original.
JOB
Se ha supuesto que vivió con antelación a Moisés. Este libro contiene una relación de la piedad de Job, y de su prosperidad; de sus pruebas y aflicciones; de sus contiendas con sus amigos; de su defensa o justificación propia; de como Dios se digna hablar con él; de como él mismo se condena, y de su restablecimiento a estado más próspero que el que antes disfrutó. Podemos ver en Job una representación del Salvador padeciendo y glorificado, y una pauta del fiel que pasa por grandes tribulaciones. Ejemplarísimas son la paciencia de Job y especialmente su fe en un Redentor divino viviente. (Job 19) ¡Cuán sin fruto son las contiendas religiosas cuando se dirigen por un espíritu de disputa y de justificación propia! 1 Tim. 6:4, 5.
LOS SALMOS
Este libro fue escrito en diversos tiempos por diferentes personas, aunque principalmente por David. El contiene la suma de la Biblia, adoptada a los intentos de la devoción. Al paso que tiene un sentido literal que generalmente se aplica a David, su designio principal es presentar al Salvador, y mostrar sin rebozo el corazón de un fiel. El mismo David era el gran tipo de Cristo. La nación Judía figuraba el pueblo de Dios; los enemigos de ellos figuraban los enemigos de la iglesia de Dios. Y esta no es una adaptación desnuda de las palabras, sino el gran designio del Espíritu de Dios, como aparece evidente de la aplicación directa de muchos Salmos declarada, en esta vía, en el Nuevo Testamento. Estúdiense, en primer lugar, en su sentido relativo a David, y en seguida os hallaréis más instruido para su inteligencia en donde se refieren a Cristo o a su iglesia. Cuanto más lleguemos a saber de religión práctica experimental, tanto más apreciaremos y leeremos este libro. No encontraréis mejores auxilios para orar que los prestados en los Salmos. ¿Deseáis confesar vuestros pecados? echad mano del Salmo 51. ¿Alabar a Dios? acudid al 103. ¿Pedir gracia y fuerza para aprender a guardar la ley? acojéos al 119. Para rogar por los gentiles, usad el 67. Para rogar por la iglesia, aprovechaos del 122.
LOS PROVERBIOS
Son lecciones útiles prácticas, en sentencias sucintas, las cuales con facilidad pueden traerse a la memoria. Comúnmente se supone, que Cristo está representado bajo el nombre Sabiduría. Este libro nos enseña a caminar con Dios diariamente.
ECLESIASTÉS
Supuesto que fue escrito por Salomón al fin de su vida, es el libro de su arrepentimiento. Él nos muestra que ningún bien criado puede saciar el alma, y que en solo Dios se halla la felicidad. Nadie como Salomón disfrutó las ventajas de probar estas verdades; y aquí él, como un penitente y sabio y fiel predicador, nos da las consecuencias deducidas de su experiencia propia.
CANTARES DE SALOMÓN
Comúnmente se entiende que este libro representa el amor recíproco de Cristo y de la iglesia, bajo de la figura notoria y cariñosa del esposo y de la esposa. Cristo es el novio: la novia es la iglesia de Cristo: el acompañamiento de ella son todos los que vivamente desean pertenecer a la iglesia. Tenemos una representación animada de este estado espiritual de la iglesia de Cristo en este mundo y de sus varias experiencias. No es posible que un hombre animal o no convertido entienda este libro: solamente pueden leerle con fruto, los que en verdad, puedan decir de Cristo:—Este es mi amado, y este es mi amigo.
Los diez y seis libros que siguen son proféticos, pronosticando las cosas que habían o han de suceder después de escritos los libros. Los cuatro primeros se llaman los profetas mayores, y los doce restantes los menores. El lenguaje de los profetas está lleno de figuras, principalmente tomadas de la naturaleza. El sol, la luna y las estrellas frecuentemente se usan para representar reyes, reinas y hombres constituidos en mando; las montañas y collados figuran reinos y ciudades; el matrimonio significa el pacto o alianza con Dios; el adulterio el separarse de Dios para entregarse a los ídolos. Las dificultades que se encuentran para entender las profecías nacen de nuestra ignorancia de la historia y de la escritura, o de que todavía no se han cumplido totalmente las profecías.
ISAÍAS
Profetizó antes del cautiverio desde Uzías a Ezequías, como por tiempo de unos sesenta años. Tan ocupadísimo se hallaba en el descripción del Salvador, que con justicia se le llama el profeta evangélico: él describe minuciosamente el nacimiento, los padecimientos y muerte de Cristo, (cap. 7, 53, &c.) su reino y gloria, (cap. 52, 54, &c.) entre setecientos u ochocientos años antes que el Señor viniese al mundo. El predice la ruina de muchas grandes ciudades y países; y varias de sus predicciones tocantes a eso se han cumplido perfectamente.
JEREMÍAS
Profetizó en Jerusalén próximo al tiempo del cautiverio. El empezó en el año 13 de Josías y continuó cerca de 43 años. El predice la destrucción de Jerusalén, el cautiverio del pueblo, (cap. 21, &c.) el rescate de la iglesia de Dios por último, y la ruina de los enemigos de Judá. Por lo acontecido a Jeremías vemos el tratamiento que hallan los hijos de Dios cuando reprenden a los malvados: vemos un ejemplar de la fidelidad perseverante en dar el mensaje de Dios por más mal que se reciba.
LAMENTACIONES
Son una endecha tiernísima sobre las miserias de Judá. Jeremías no halló en Judá sino el comportamiento más vil é ingrato; sin embargo ¡cual se lamenta de sus aflicciones! Así torna bien por mal. lgualémosle en su nobilísimo afecto por el bien de Sión. El capítulo tercero será especialmente provechoso para cualquiera que se hallare en grande tribulación.
EZEQUIEL
Escribió sus profecías en Babilonia. Empezó en el año quinto del cautiverio de Joaquín, y continuó 19 años. La conformidad exacta de los libros de Jeremías y de Ezequiel, escritos a una distancia tan grande como la de Babilonia a Judea, debió haber asombrado a los judíos. El consuela al pueblo de Dios con las promesas de la gloria futura de la iglesia, bajo la figura de un nuevo templo. ¡Cuán alarmantes son los llamamientos del cap. 18; y cuán halagüeñas las promesas del treinta y seis! Roguemos con todas veras para que podamos obedecer a los llamamientos al arrepentimiento, y tener parte en las prometidas bendiciones.
DANIEL
Profetizó en el cautiverio. Sus seis capítulos primeros son históricos, y proféticos los seis últimos. Floreció desde el año tercero de Joaquín rey de Judá, hasta el tercero de Ciro. Las profecías de Daniel tienen relación con los cuatro imperios universales (el Babilónico, el Persa, el Griego y el Romano) cuyos alzamiento y ruina menciona en los capítulos 2 y 7; y se refieren al tiempo de la aparición del Mesías en la tierra, cuya época exacta él predice ; y de ahí es que en ella era generalmente esperado Cristo. Daniel también muestra el grande objeto de venir Cristo a reconciliar al mundo (o más claro a ser él la reconciliación y víctima por la iniquidad del hombre), y a introducir en él una rectitud o justicia eterna; y predice su muerte, cap. 9:24-27. Muestra las diferentes condiciones que, cuando resuciten, tendrán el justo y el injusto, cap. 12:2-3. El capítulo noveno contiene una confesión asombrosa de los pecados nacionales. Cuando rogareis por vuestra patria orad con las palabras de este capítulo.
OSEAS
Profetizó antes del cautiverio como por el espacio de ochenta años, en los días de Jeroboam, segundo rey de Israel, y de Uzias, Joatan, y Achas reyes de Judá. Sus profecías se refieren principalmente a las diez tribus. Entonces se hallaban en prosperidad, mas sus pecados iban preparando el camino de su ruina. El los exhorta fuertemente a la fe y al arrepentimiento, los convence de idolatría bajo las figuras de adulterio y putaismo, y les anuncia tremendas amenazas. Los capítulos sexto y decimocuarto contienen asombrosas invitaciones a todos los pecadores para que se conviertan a Dios, y promesas alentadoras para los que se convierten. Usadlas bajo este aspecto para vuestra utilidad.
JOEL
Profetizó antes del cautiverio en los días de Uzias. Él amenaza con la desolación de la tierra, y da una descripción muy circunstanciadado una plaga de langostas, pronóstico vivísimo de un ejército invasor. El llama a la penitencia y a la oración, a las cuales se prometen grandes bendiciones, y particularmente un rocío abundante del Espíritu de Dios.
AMOS
Profetizó en seguida de Joel en los días de Uzías. Hace hincapié en muchos pecados de Israel, llámalos a la penitencia, predice el cautiverio, establecimiento del reino de Cristo, y el restablecimiento de Israel. ¡Por cuanto tiempo sufre Dios a Israel! con cuanta frecuencia los amonesta y con todo cuando ellos continúan impenitentes, ¡cuán ciertamente ejecuta sus amenazas! Cuidemos de aprovechamos de esta gran lección.
ABDIAS
Probablemente profetizó cerca del tiempo de Jeremías. Él predice la ruina de los Edomitas, y el triunfo final del reino de Cristo. Cristo debe reinar hasta que haya puesto por escabel de sus pies a todos sus enemigos. Sometámonos a él ahora.
JONÁS
Fue contemporáneo de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel. Aunque se le mandó ir a Nínive para publicar su destrucción, en vez de ejecutarlo, acosado de miedo, huye a Tarso: arrójanle al mar y un pez se le traga: clama en la oración y es rescatado. Nínive se arrepiente al oír su predicación, y eso lo siente Jonás. Ved aquí el peligro de desatender el mandamiento de Dios; el beneficio de la oración en la aflicción; el egoísmo, orgullo y perversidad del corazón humano. El rescate de Jonás es una representación bien sabida de la resurrección de Nuestro Señor JesuCristo. En vuestras aflicciones usad la oración de Jonás (cap. 2) Véase Mat. 12:39, 41 ; y 16:4; Luc. 11:30, 32.
MIQUEAS
Profetizó en los días de Joatam, Achaz, y Ezequías. El asistió a Isaías; predice la destrucción de Samaria y de Jerusalén; reprueba el pecado de todas las clases del pueblo; habla de la inanidad de los sacrificios y ordenanzas sin haber espiritualizado el alma y sin una vida santa; menciona la venida de Cristo y el sitio de su nacimiento (cap. 5:2.) Ved de nuevo el mal que produce el pecado, el peligro de fiarse en su propia justicia, y las bendiciones adquiridas por Cristo.
NAHUM
Profetizó en los días de Ezequías y de Manasés. En lenguaje sencillo y sublime, predice la ruina de Nínive, la cual, por haber abusado del gran sufrimiento de Dios, finalmente es entregada a la destrucción. Ni aun las ruinas de esta gran ciudad se conocen. ¡Cuán peligroso es burlarse de la grande indulgencia del Omnipotente! Sus enemigos son destruidos: su iglesia permanece eternamente.
HABACUC
Profetizó en vida de Manasés. Describe los pecados de los judíos y de los Caldeos, y la misericordia de Dios con su pueblo. Presenta claramente la obligación de vivir por la fe, cap. 2:4 ; y concluye mostrando la eficacia de creer en Dios como un fiel Salvador para endulzar las aflicciones más amargas. ¡Seamos como él, capaces de regocijarnos en el Dios de nuestra salvación en medio de nuestros mayores apuros!
SOFONÍAS
Profetizó el reinando Josías en Judá. Predice la invasión de los Caldeos, la ruina de los enemigos de Jesús y la prosperidad futura de la iglesia. Por fin triunfará la iglesia. Felices son, pues, sus miembros.
HAGEO
Profetizó después que los judíos volvieron del cautiverio. Para alentarlos a reedificar el templo anúnciales que Cristo ha de venir a él, (cap. 2:7-9.) Este templo es figura de aquella iglesia, en la cual siempre habita el Salvador, y jamás puede ser destruida.
ZACARÍAS
Profetizó poco después de Hageo. El presenta muchas predicciones palmarias respecto de Cristo y de su evangelio. De este libro también podemos aprender la obligación de buscar el bien estar o prosperidad del templo espiritual, la iglesia de Cristo. Da muchas descripciones animadoras de las bendiciones del evangelio. Ved la promesa del espíritu de gracia y de súplicas, fe en el Salvador atravesado de heridas, y arrepentimiento profundo, en el capítulo 12; y en el trece el de la fuente para lavar el pecado y las impurezas.
MALAQUÍAS
Profetizó después de Zacarías. Predice (cap. 3:1,) el ministerio de Juan Bautista, y la pronta venida del Mesías. Cuanto más se acerca la mañana, tanto más de lleno resplandece la luz. ¡Qué inmensas ventajas tenemos en el resplandor lleno del día del evangelio! ¡Dios quiera que podamos aprovecharlas dignamente, no sea que sirvan de cargo contra nosotros en el día de la cuenta!
EL NUEVO TESTAMENTO
LOS EVANGELIOS
LA palabra Evangelio significa alegres o buenas nuevas; ¿y puede haberlas de tanta gratificación para el pecador, como la de enterarle de que Jesucristo vino al mundo a salvar pecadores? ¿O para el hombre perdido, como el entender que él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido? Aquí vemos como todo cuanto se había predicho del Mesías exactamente se cumplió. Las cuatro historias de Cristo, escritas por diferentes personas, por su conformidad general, se confirman entre sí. El grande objeto de todo es mostrarnos claramente a Jesucristo, la salvación que él nos ha ganado, y el ejemplo que nos ha dejado. Él es Dios y hombre; el mismo ayer, hoy y eternamente. Toda la compasión que manifestó, y todo el consuelo que concedió a los cuerpos de los hombres, no es más que la sombra de lo que siempre quiere hacer por nuestras almas. Cuantas instrucciones dio sobre la tierra, muestran cuan pronto está para guiar a su pueblo por el camino de la verdad. Todos los milagros muestran su poder para socorrernos en nuestros peores trances. Creed en este Salvador: él os dará su Espíritu, y vos seréis benditos en él tanto en el tiempo, o ahora, como por una eternidad. Asimismo nos ha dejado un ejemplo para que sigamos sus huellas. Debemos esforzamos a imitar a Cristo, asimilándonos en espíritu.
El Evangelio también nos da a conocer la obra del Espíritu Santo, el cual de nuevo crea nuestros corazones, y nos pone en posesión de las bendiciones prometidas.
MATEO
Era un publicano, lo cual significa colector de impuestos o tributos. También se llamaba Levi, hijo de Alfeo. Cristo le llamó para que fuese uno de sus Apóstoles, y constantemente permaneció con el Señor. Probable es que escribió su Evangelio pasados ocho años de la muerte de Cristo. Continuamente se refiere al Testamento Antiguo.
MARCOS
Se supone que escribió su Evangelio a vista del Apóstol Pedro, a ruego de los cristianos de Roma. Él recuerda muchos de los hechos mismos que refieren San Mateo, y San Lucas, con algunos otros.
LUCAS
Era médico; y se supone que escribió su Evangelio mientras viajaba con San Pablo. Su historia es más completa que las otras.
JUAN
Era el discípulo amado (o más querido) de Cristo; y posterior a todos los otros, él escribió su Evangelio para añadir muchos de los discursos de nuestro Señor, no inclusos en los otros Evangelios, y para contrarrestar diversas herejías que entonces brotaban tocantes a la persona de Cristo, probando él del modo más claro, que Cristo es Dios y hombre.
HECHOS
El libro de los Actos (o Hechos) de los APÓSTOLES fue escrito por San Lucas, y contiene la historia de la iglesia por treinta años posteriores a la muerte de Cristo. Allí se nos muestra cuan completamente se verificó la promesa de Cristo de que enviaría su Espíritu Santo, y dotaría a sus discípulos con un poder de lo alto.
Vemos la bendición evidente de Dios sobre el evangelio en su extensión por el mundo, aunque en todas partes se hallaban establecidas la superstición é idolatría, y el cristianismo era generalmente perseguido. El conocimiento entero de este libro esparcirá mucha luz para entender bien las Epístolas que a él siguen. Aquí vemos el amanecer de un día nuevo en la iglesia de Dios: de aquella iglesia la cual consta de gente distinta de la mundana: distinta de cristianos nominales: de gente convertida por obra del Espíritu Santo en sus corazones. Estos siempre se han reconocido como perdidos pecadores, y se han hallado consolados y fortalecidos con la paz divina, por medio de la fe en la justicia y salvación de Cristo. Ellos han recibido un corazón nuevo y un espíritu nuevo; ellos disfrutan la comunión con el Salvador, y por una unión misteriosa y espiritual con él, consiguen fuerzas para vencer al pecado. Ellos viven espiritualmente en él; ellos siguen su ejemplo; su conversación es en los cielos; y aunque despreciados y maltratados por el mundo, con todo ellos vuelven bien por mal, bendiciones por maldiciones, oraciones por persecuciones, y benevolencia por las injurias. Estos son, en realidad, los amigos del género humano, el pueblo de Dios, la iglesia de Cristo.
EPÍSTOLAS DE SAN PABLO
Las Epístolas son cartas que los Apóstoles escribieron y enviaron a las iglesias de Cristo, o a personas particulares. Jesús antes de su muerte, dijo a sus discípulos: «Muchas cosas tengo que deciros, pero todavía no podéis entenderlas.» Después de su resurrección, los Apóstoles descubrieron con mucha mayor claridad la naturaleza del evangelio. Las Epístolas desplegan plenamente las doctrinas de la gracia, los misterios de la piedad y los deberes de la vida cristiana. Continuamente hablan de Cristo; y su grande objeto parece que es el engrandecer su persona y su salvación, y el promover su gloria.
ROMANOS
Epístola de San Pablo a los Romanos.—Esta carta fue escrita a cristianos todavía no vistos por el Apóstol Pablo, los cuales vivían en Roma, entonces la ciudad principal de todo el mundo. Contiene una narración de las doctrinas del evangelio en orden regular. San Pablo muestra, que todo el linaje humano es delincuente delante de Dios; y que el único medio para ser justificados, o contados por rectos en su vista o presencia, es creer de todo corazón en Jesucristo; no porque la fe merece la salvación, sino que a Dios plugó señalar la fe como el medio de que nosotros disfrutemos las bendiciones del evangelio, para que la salvación pudiera ser enteramente por gracia. Prueba estas doctrinas con diversos argumentos, y en seguida muestra sus frutos. No hay porción en la Escritura que debe leerse y notarse más completamente, y dijerirse interiormente. Ella está en oposición directa a todas las nociones de salvación por nuestras propias obras, ya sea en todo o en parte. Ella nos presenta redención franca, justificación y salvación en Cristo Jesús solo, y con todo eso enseña que el pueblo de Cristo será un pueblo santo, celoso en obras buenas.
CORINTIOS
La primera a los Corintios.—Era Corinto una ciudad grande y rica de Grecia. Pocas iglesias fueron más abundantemente bendecidas con dones milagrosos que la de Corinto: pero llegando a ser estos dones ocasión de orgullo, no hubo iglesia que tanto abundaba en corrupción. Pablo permaneció allí cerca de dos años. Hechos 18:11. Como a los tres años de haber salido de Corinto, escribió esta Epístola para corregir los abusos, nacidos de los falsos maestros; y da sus consejos sobre algunos casos particulares que le habían consultado. No debemos admirarnos de los escándalos y divisiones de nuestros días, pues que tales cosas sobrevinieron aun en el tiempo de los Apóstoles. Aprende en esta carta la diferencia entre dones y gracia, y no te desalientes por falta de aquellos si has logrado esta, la cual es sumamente más necesaria y preciosa. Nota la descripción admirable de la caridad cristiana (pues no es otra cosa el amor cristiano) en el capítulo trece, y de la resurrección del justo en el quindécimo.
Segunda a los Corintios.—San Pablo aquí se defiende de cargos contra él dirigidos, exhorta a la reformación de la vida, y amenaza al impenitente. Si un Apóstol fue motejado injustamente ¿por qué han de esperar los cristianos escapar ahora sin baldón? Cuidemos mucho más de no merecer la censura que de evitarla. Observad é imitad los medios prudentes y llenos de celo de San Pablo para llevar acabo una reforma. Lo que dice, en el cap. 5 del amor de Cristo, de la criatura nueva, y de como Dios ruega a los pecadores para que a él se conviertan, es especialmente importante.
GÁLATAS
Galacia era una provincia del Asia inferior. En esta carta San Pablo escribe contra los falsos maestros que mezclaban la ley judía con el evangelio, como si los hombres no pudieran ser salvos por la fe en Cristo, sin ser circuncidados y obedecer la ley de Moisés; representando, en esa forma, a Cristo como insuficiente para salvar a los que, por medio de la circuncisión, no se hicieren prosélitos de la ley Judaica. San Pablo prueba, en diversas vías, que somos justificados por la fe sola, sin las obras de la ley. En los dos últimos capítulos los exhorta a fructificar en obras buenas. La fe verdadera siempre obra por amor.
EFESIOS
Éfeso era la ciudad principal del Asia menor. Esta epístola no respira más que afecto. Esta iglesia, sin duda alguna, se hallaba en estado feliz, y dirigiéndose a ella, San Pablo pudo dejar correr todas las efusiones de su corazón. Los tres primeros capítulos de esta carta interesante contienen las doctrinas, y los tres restantes la práctica del evangelio. El orden en que la doctrina y la práctica se explican y el enlace entre ambas, es instructivo.
FILIPENSES
También estos se encontraban en un estado dichoso de piedad. Filipos era una ciudad grande de Macedonia. Esta epístola fue escrita para alentar a los fieles de Cristo a caminar dignamente como rescatados al evangelio; para cautelarlos contra los seductores o falsos maestros; para exhortarlos a caminar siempre adelante, y para expresar la atención y cuidado del Apóstol por la felicidad de ellos. Ella muestra el amor fuerte que en los primeros siglos subsistía entre los ministros y el pueblo, y los efectos de bendición que produce el evangelio cuando cordialmente se le recibe.
COLOSENSES
Colosas era una ciudad grande del Asia. Los dos capítulos primeros de esta epístola son doctrinales, y de enseñanza práctica los dos últimos. También esta iglesia se hallaba en condición floreciente. La epístola presenta la gloria del Salvador, la perfección de la salvación por él ejecutada y los frutos producidos por la fe en él.
TESALONICENSES
Primera a los Tesalonicenses.—Tesalónica era una ciudad principal de Macedonia. Probablemente fue esta la carta primera que escribió San Pablo. Aunque esta iglesia acababa de establecerse y era muy perseguida, se hallaba en estado excelente. San Pablo los alaba altamente, los exhorta a la perseverancia en la fe y santidad, y les habla de la venida de Cristo. ¿Nos parecemos a estos primeros cristianos?
Segunda a los Tesalonicenses—Esta parece escrita para consolarlos en la tribulación, y para precaverlos de algunas equivocaciones en que algunos habían incurrido, como si el día del juicio estuviese ya inmediato; y para exhortar a los que abandonaban sus destinos temporales, a trabajar con sosiego y comer su pan. El capítulo 2 contiene una profecía muy notable del hombre de pecado y el misterio de maldad.
TIMOTEO
Primera a Timoteo.—Timoteo se convirtió bajo el ministerio de San Pablo; y después de trabajar algún tiempo con él, fue enviado a dirigir la iglesia de Éfeso, Esta carta fue escrita para auxiliar a Timoteo en la obligación de celar aquella iglesia, y es provechosa para dirección de los ministros de la iglesia en el desempeño de sus funciones hasta el fin de los siglos. El Apóstol predice apostasías futuras, y exactamente describe lo que posteriormente hemos visto, (cap. 4:1, 4.) Ved en el ejemplo de San Pablo cuan humildemente piensan de sí los verdaderos fieles, y examinad vuestro corazón.
Segunda a Timoteo.—Probablemente fue escrita esta epístola hacia el fin de la vida de San Pablo, y contiene exhortaciones para animar a Timoteo y a sufrir con valor las persecuciones, y cautelarle contra los que enseñan la mentira. En lenguaje muy notable (cap. 3:1—5), describe una corrupción general de la cristiandad, de cuyo espíritu vemos mucho en derredor nuestro en los caracteres de personas que se jactan de profesar una religión que no la creen en verdad, ni la practican fielmente.
TITO
Fue convertido bajo el ministerio de San Pablo, y habiéndole acompañado por algún tiempo quedó en Creta, isla del mar Mediterráneo, la cual ahora se llama Candía. Pablo da aquí a los ministros consejos importantes y verdaderamente excelentes para la instrucción y arreglo de la iglesia. En muy ceñidas palabras tenemos un sumario o compendio de todo el evangelio (cap. 2:11—14), y además cap. 3:4—8.
FILEMÓN
Era un cristiano de alguna eminencia en Colosas. Su esclavo Onésimo habiéndose fugado de su servicio, y huido a Roma, fue convertido por la predicación de San Pablo, el cual le envió a su amo, con esta carta verdaderamente benévola y persuasiva: ¡qué lecciones da, y que bellísima pauta presenta para amos y criados!
HEBREOS
Esta epístola, considerada generalmente escrita por San Pablo, prueba que el plan de salvación del evangelio estaba prefigurado y predicho en el Antiguo Testamento; y que los creyentes en el último, por esa misma razón, estaban obligados a recibir el primero, y por consiguiente dejarse de la sombra y adherirse a la realidad. Jactábanse los judíos de la dispensación de Moisés, y San Pablo muestra aquí la superioridad de Cristo y de la iglesia evangélica. El principio de este libro es el testimonio más pasmoso de la divinidad de Cristo. En el capítulo 8 explica la diferencia entre el pacto o alianza judaica, hecha en el monte Sinaí, y la alianza del evangelio; y en el capítulo 11 descubre la naturaleza maravillosa y los efectos de la fe verdadera en muchos ejemplos de los santos del Antiguo Testamento. ¡Ojalá pudiéramos conseguir tan preciosa fe como ellos!
SANTIAGO
Escribió su Epístola poco tiempo antes de su martirio. Los Judíos convertidos parece que se hallaban en estado de indiferencia; ellos eran escuchadores y no ejecutadores de la Palabra. La doctrina de San Pablo en cuanto a la justificación gratuita franca fue pervertida, y valíanse de ella como excusa del pecado. Esta epístola fue dispuesta para enmendar estos males, y también para alentar a los que sufrían bajo la cruz. Aquí muestra los principales errores prácticos de los meros profesores; es decir, que honran con la lengua y signos exteriores, distando mucho de allí su corazón. San Pablo prueba, contra el que se juzga por sí recto, que el hombre se salva por la fe; y Santiago prueba contra el libertino, que la fe que salva siempre conduce a los hombres a obedecer a Dios y a producir buenas obras. Ambos presentan el mismo ejemplo de Abraham. En donde Santiago habla de la justificación por las obras, no quiere dar a entender que las obras son la causa de que seamos ante Dios justificados, sino que ellas siempre son los efectos enlazados con ella. Las buenas obras procedentes de la fe, muestran que estamos justificados, y también son un contraste por el cual podremos juzgarnos en cuanto a la realidad y solidez de nuestra fe.
SAN PEDRO
La Primera Epístola de Pedro.—Esta fue escrita a cristianos que moraban en diversas provincias del Asia Menor. Las iglesias de aquel país fueron fundadas principalmente por San Pablo. Quizás la epístola fue dispuesta con más particularidad para el uso de los judíos convertidos, con el designio de edificarlos y alentarlos en sus aflicciones. Las grandes doctrinas del evangelio se aplican aquí suave y prácticamente. Los deberes de la vida igualmente se señalan y explican.
La segunda de Pedro fue escrita poco tiempo antes de la muerte del Apóstol, para cautelar a los fieles contra los falsos profetas que pervertían el Evangelio, y para exhortarlos no solo a mantenerse firmes en la fe, sino también a crecer en la gracia.
SAN JUAN
La Primera Epístola de Juan fue escrita por él, en edad avanzada, después de la muerte de los otros Apóstoles. Herejías de varias clases empezaban a cundir en abundancia. Algunos negaban la divinidad de Cristo, y otros su humanidad. Juan adapta sus instrucciones a las necesidades de los tiempos. Él se detiene mucho hablando de Cristo como Dios manifestado en la carne, tratando del amor de Dios y de la caridad fraterna. Aquí tenemos notas y señales continuamente mencionadas, en cuya virtud podemos juzgar si somos o no verdaderos cristianos. Examinémonos por estas señales.
La Segunda de Juan fue escrita a alguna señora de alta condición y de piedad, para alentarla en la perseverancia en la verdad y en el amor de Dios, y para exhortarla a precaverse de los herejes que negaban la encarnación de Cristo.
La Tercera de Juan fue escrita a Gayo, persona muy rica, de mucha piedad y hospitalidad, suplicándole que promoviera algunas misiones entre los gentiles. También se dirige a nosotros, para que, según fueren nuestros medios, ejecutemos esto mismo.
JUDAS
Judas fue uno de los Apóstoles, llamado también Lebeo, y su sobrenombre o apellido era Tadeo; Escribió esta Epístola para precaver a los fieles contra las mismas personas impostoras que señaló San Pedro, en su epístola segunda; personas que pretendían confiar en la misericordia divina, al paso que hacían una vida mundana y pecaminosa; cristianos en el nombre y muertos en sus transgresiones y pecados. Esfuérzate a entender por la experiencia lo que significa cuando dice: orando en el Espíritu Santo, ver 20.
APOCALIPSIS
LA REVELACIÓN se intitula así, porque consta principalmente de profecías reveladas a San Juan, el evangelista, cuando vivía en su destierro de Patmos. No habiéndose cumplido todavía muchas de estas, necesariamente resulta una dificultad considerable en la inteligencia de este libro. Fue escrito por San Juan en el último período de su vida, y se refiere a la iglesia de Cristo desde aquella época hasta la consumación de los siglos. En el cap. 1 describe la visión que tuvo Juan de Cristo en la gloria; en los capítulos 2 y 3, el estado de las siete iglesias del Asia, con amonestaciones propias a cada una; (bajo de unos u otros de los caracteres descritos hallará el suyo cada uno); los capítulos 4 y 5 dan una vista del Cordero sobre el trono, y del libro de los decretos de Dios para los acontecimientos venideros; y los capítulos subsiguientes muestran lo que aquel libro contiene. La descripción del Salvador, de su amor, de su satisfacción por el pecado y de su gloria; la del cielo y felicidad de las almas redimidas, y de la destrucción tremenda de los perversos, son tan peculiarmente pasmosas e interesantes, que los que no pueden entender las profecías, no pueden menos de quedar muy edificados con estas cosas, las cuales son tan sencillas y claras. Estudiemos y practiquemos lo que es claro, y Dios nos descubrirá lo que debemos saber. Bien dice el Dr. Lowth: «Todos pueden aprender aquellas notas y caracteres del Anti-Cristo que más próximamente nos interesa conocer, a saber, el orgullo, la ambición y una afectación de pompa y grandeza humana; un genio cruel y perseguidor, buscando someter a los otros más bien por la fuerza y apremios que por razón y argumento; el amor de vivir anchamente, sin cuidados y con lujo; y que cuantos son reos de estas cosas, otro tanto se han separado de la cristiandad; y ciertamente, el que toma por buen aviso para evitar estos pecados los llanos y frecuentes consejos de este libro, no ha perdido el tiempo que en su lectura ha empleado.» Al principio de él notaréis, que se da una bendición a todos los que guarden los dichos de este libro. Apoc. 1:3.
Capítulo V
Algunos dicen: «En medio de tan vastísima extensión de asuntos no acierta uno a distinguir cual es el más importante para nuestra atención y nunca podemos acordarnos de todo lo que se dice.» Respondo que esa es una excelencia peculiar de la Biblia, y muestra cuan exactamente ajustada está a las necesidades del linaje humano en general, pues perpetuamente encierra (casi he dicho) el sistema entero de la verdad divina necesaria de saberse para nuestra salvación, en una o dos sentencias cortas. He elegido las siguientes como muestras.
El sumario de doctrina de Nuestro Señor, cuando Nicodemo fue a consultarle sobre la naturaleza de su religión, es tan asombroso como interesante, Juan 3:3, 5, 16. Y observad también su sumario de obligaciones. Mat. 22:37, 39, y Mat. 7:12. Ved asimismo otros dos sumarios, en las Epístolas de San Pablo, a Tito 2:11—14; y Efes. 2:4—10.
Absteneos de intentar hacer doblar la Palabra de Dios a los sistemas de los hombres, ni a ningunas nociones preocupadoras de vuestra mente. Tómala según la encuentras. Todo cuanto buenamente puede inferirse de la Escritura recíbelo con toda presteza. El gran bosquejo de la verdad divina está claramente señalado: evita todo intento de alterarle. «En la Biblia,» dice cierto autor, «encuentro una gran particularidad que parece decir a todo el que intenta sistematizarla: No soy yo de tu clase; en tus manos soy áspera; por mi sola me sostengo. El grande y el sabio jamás agotarán mis tesoros; por figuras y parábolas descenderé a los sentimientos y entendimientos de ignorante. Déjame como soy, pero estúdiame sin cesar.»
Capítulo VI
Lector, el epílogo de lo que dejo dicho es:
Escudriña las Escrituras habitual y diariamente, con oración fervorosa para alcanzar el auxilio del Espíritu Santo.
El mandamiento es terminante, la obligación universal, e inmenso el beneficio. Sea cual fuere la situación de vida que ocupares, siempre hay en las Escrituras alguna cosa que te interesa, alguna cosa que te es de importancia infinita el saberla o recordarla.
Padres, cabezas de las Familias: Leed la Biblia por amor vuestro y por el de vuestros hijos y criados. Dios quiere que la leáis, no solamente en secreto, sino también para enseñar a vuestras familias. Él te manda guardar las palabras que ha confiado a tu corazón: enseñarlas diligentemente a tus hijos: hablar de ellas cuando te sentares en tu casa, y cuando paseares en el camino, y cuando te echas para descansar, y cuando te levantas. Deut. 6:6-7. ¿Pues, cómo podéis vivir despreciando la instrucción y la oración de la familia? ¿O cómo podréis enseñar a vuestra familia, si voluntariamente permanecéis ignorantes de este libro? Si hasta ahora habéis descuidado este gran deber no le despreciéis por más tiempo. Acordaos de lo que el Señor dice tocante a Abraham: Sé, que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, y guardarán el camino del Señor, y harán juicio y justicia: para que el Señor cumpla por amor de Abraham todo lo que ha hablado. Gen. 18:19. Acordaos de la resolución de Josué: «Por lo que toca a mí y a mi casa nosotros serviremos al Señor.» ¡Seguid sus brillantes ejemplos!
Niños: También vosotros debéis leer la Biblia, no como un libro de tarea, sino para haceros sabios para la salvación. Conozco aun muchachos los cuales apetecen el estar solitarios, para poder leer este libro bendito y orar a Dios en secreto. Jesús dice : Dejad a los pequeñuelos que se acerquen a mí y no se lo estorbéis. Y en otro lugar: Los que me buscan temprano me hallarán. Cuando Eduardo Sexto, uno de los reyes de Inglaterra, el cual murió joven, cierto día quería derribar alguna cosa que no estaba a su alcance, una persona le llevó una Biblia voluminosa para que subiera sobre ella; mas el rey lo rehusó, contemplando que es muy impropio el pisar aquel libro, el cual él creía estaba obligado a atesorar en su corazón. El niño Samuel muy pronto buscó al Señor. Josías no era mayor de ocho años cuando ejecutó lo que era recto en la presencia del Señor. Jesús a los doce años de edad, fue hallado en el templo. Timoteo desde la infancia conoció las Escrituras. En ellas leeréis acerca del bendito Jesús; como él se hizo un niño por ti, y cuan benévolo era con los niños: también allí aprenderéis, que vuestra obligación es amaros mutuamente, y el amar y obedecer a vuestros padres y maestros. Ved la epístola a los Efesios 6:1, 3; Col. 3:20; l Juan 4. Por lo tanto vosotros debéis leer la Biblia.
Jóvenes: Vosotros debéis leer la Biblia. Vais ya a entrar en el mundo; allí estaréis expuestos a peligros y tentaciones sin número; ¿y de qué modo corregirá el jovencito su camino, sino guardando la palabra de Dios? Sal. 119:9. David era más sabio que sus enemigos, y tenía más entendimiento que sus maestros o mayores de edad, porque meditaba en las leyes de Dios y guardaba sus preceptos. Salmo 119:98—100. ¡O y si yo pudiera convenceros para que imitarais el ejemplo de David! Eso os haría pensar sobriamente, y daría una justa dirección a todo aquel ardor y celo comunes a la juventud. Eso os preservaría de innumerables pecados, os daría paz interior y os conduciría a gloria eterna. Digan lo que quisieren tus compañeros, permíteme te ruego, que leas tu Biblia.
Criados: También vosotros debéis leer la Biblia. Quizá alguno de vosotros se hallará en servidumbre dura, sometidos a amos severos. La palabra de Dios os consolará en el servicio más insoportable. Tus leyes, dice David, Salmo 119:54, han sido mi cántico en la casa de mi peregrinación. Allí hallaréis una relación de criados piadosos: veréis con cuanta fidelidad el criado de Abraham obedecía a su amo (Gen. 24); como una doncella sirviente fue de provecho a Naamán, el capitán del ejército del rey de Asiria: en Giezi veréis el castigo de un criado mentiroso. Allí hallaréis perfectamente señalada y explicada vuestra obligación. Col. 3:22-25; Efes. 6:5-8; Tito 2:9-10. Ya veis por tanto que vosotros debéis leer la Biblia.
Por último, todas las clases de hombres y mujeres, en cualquiera edad en toda situación, reyes y súbditos, ministros y pueblo, maridos y mujeres, padres e hijos, amos y criados, el rico y el pobre, el justo y el perverso, el próspero y el desgraciado, el literato y el que no lo es; todo género de personas, pueden aprender en este libro todas las cosas que deben hacer, y las que no deben ejecutar, tanto concernientes a Dios Omnipotente, como a ellos y a todos los otros.
Lector–¡Cuán peligroso es tu estado! Mientras desprecies este libro, hay contra ti la señal evidente de que no eres un cristiano verdadero. Mis ovejas, dice Cristo, oyen mi voz, y ellas me siguen. Ellas pueden decir lo que tú no puedes: ¡0, y como amo yo tu ley! Permíteme que te aplique el lenguaje excitante que sigue: ¿Qué excusa darás delante de Cristo en el día postrimero por deleitarte en oír o en leer las fantasías e invenciones de los hombres mucho más que su Evangelio santísimo, y que no hallas tiempo para hacer lo que ante todas las cosas hacer debieras, y con más gusto leerías otras cosas que aquella por la cual debiste dejar de leer todas las demás? ¿Y debo permitir que permanezcas contento en estado tan deplorable? ¿Porque has de estar sentado en las tinieblas pudiendo tener luz? Permíteme que te ruegue y convenza, para que desde ahora empieces a leer diariamente una porción de este bendito libro. No sabes las ventajas y privilegios que has perdido y despreciado, y de cuan espléndida fiesta te has alejado: ahora, pues, no lo dilates por más tiempo; abraza la oportunidad presente. La Biblia iluminará tu alma; sus preceptos te guiarán por entre todas las dificultades; sus doctrinas te mantendrán firme en todos los apuros; sus promesas te consolarán en las tristezas, y te habilitarán aun para atravesar por el valle de la sombra de muerte sin temer el mal.
Mi aviso de despedida, pues, a todos los lectores es:
Escudriñad las Escrituras.
Publicado originalmente en 1852. Ha sido editado en leves detalles para ser más entendible. Por ejemplo, Actos cap. xiii. 5 es ahora Hechos 13:5.