Recientemente se han comentado de manera considerable los puntos de vista de hombres que han expresado sus conceptos con la frase «Dios está muerto».
De vez en cuando surgen hombres que dan con una forma nueva de declarar un concepto antiguo. Algunos hombres expresan sus ideas de una manera un poco dramática para llamar la atención de lo que se está diciendo. Algunas veces las ideas nuevas son expresadas de tal manera que captan la atención sencillamente porque son novedades. Cuando nos encontramos con una declaración como la que «Dios está muerto», es bueno que consideremos nosotros mismos lo que esta expresión significa.
Evidentemente, considerando lo que significa que el Dios de toda la creación puede morir, la expresión «Dios está muerto» es completamente inconcebible y absurda. El universo no podría mantenerse por un solo segundo si no fuera por la existencia del Dios vivo. La Biblia lo expresa claramente: «Por él todas las cosas fueron hechas». Esto significa que en Dios todo está unido. La única verdad vital de este universo es el hecho de que Dios es.
LOS DIOSES FALSOS MUEREN
Es absolutamente cierto que algunas veces los cristianos actúan como si Dios estuviera muerto. Nos enfrentamos a nuestros problemas como si Dios estuviera muerto. Caemos en la desesperación. Caemos en la depresión terrible. Sentimos que seguramente todo debe estar contra nosotros, y como no podemos evitarlo, y como no podemos ver a Dios, no sabemos a dónde dirigirnos. Los cristianos algunas veces actúan como si Dios hubiera muerto.
Es cierto que los dioses falsos mueren. En algunas partes del mundo se encuentran pequeñas esculturas mal hechas, o imágenes hechas de piedra, pequeños objetos raros. Pero la gente puede aprender suficiente de la ciencia para saber que no necesitan tener fe en un pequeño ídolo de barro al cual han estado sacrificando gallinas. Pueden aprender bastante acerca de las enfermedades para darse cuenta de que no necesitan temer que la imagen cause algún mal a su niño y que muera. Esos dioses falsos pueden ser eliminados al aumentar en sabiduría, porque no pueden resistir un examen verdadero.
Los dioses falsos sí mueren; y es triste cuando las personas se encuentran en un vacío porque sus dioses han muerto. Como escribió el apóstol Pablo a los Efesios; son personas «sin esperanza y sin Dios en el mundo». En todo nuestro mundo hay cientos de millones de personas que buscan a los dioses falsos e inadecuados que se desmoronan ante la luz del conocimiento e información crecientes. Mientras los hombres dan la vuelta al mundo en los aparatos modernos, la gente principia a darse cuenta de que las pequeñas imágenes de barro, los ídolos pequeños hechos de mano, no pudieron haber creado un universo tan vasto y maravilloso. Es algo terrible que millones de personas descubran que sus dioses antiguos, sus dioses falsos, han muerto; y esas personas no conocen algo que pueda llenar el vacío. Entonces allí está el camino abierto para que el martillo y la hoz los tome por su cuenta a menos que se les dé a conocer el mensaje de la cruz.
LAS IDEAS INADECUADAS MUEREN
Además las ideas inadecuadas del Dios verdadero y viviente pueden y deben morir.
A través de la historia ha habido muchos esfuerzos por poseer a Dios, por hacerlo la posesión privada de un país, de alguna raza, de alguna organización: para poseerlo, para que llegue a ser la posesión exclusiva de alguien.
Con la tentativa de poseerlo se añade la tentativa de contenerlo, hacerlo que viva en la estructura de alguien. Pablo tuvo que recordarle al pueblo de Atenas que Dios no mora en templos hechos de manos. Pero el hombre siempre está tratando de dibujar pequeños círculos para decir: «Dios vive en este círculo; Dios actúa en este círculo». Y así tratamos de poseerlo; tratamos de encerrarlo; de cierto modo tratamos de hacerlo nuestro siervo en lugar de nuestro Señor y Maestro. Alguien siempre está tratando de tomar las cosas del Espíritu y hacerlas que sirvan para las ambiciones seculares y materiales.
Estos conceptos de Dios como de alguien a quien podemos poseer, alguien a quien podemos encerrar, que podemos usar, estos conceptos de Dios son completamente inadecuados y estas ideas deben morir.
Sentimos una emoción especial al vivir en esta época del Siglo XX. La ciencia nos está contando muchas, muchas cosas acerca de nuestro universo. Cuando piensa en estas cosas, ¿Qué sucede con el concepto que tiene de Dios? Hace que el concepto que tiene de Dios se agrande y alcance dimensiones que jamás ha tenido.
DIOS VIVE EN EL CIELO
Este gran y eterno Dios, con toda su majestad, gloria y poder y sabiduría, efectivamente se ha humillado para satisfacer nuestras necesidades. Ha llegado hasta nosotros en aquel que nació en Belén, el que conquistó el poder del sepulcro y que siempre vive como intercesor.
Nosotros vivimos, porque Dios vive. Con todos nuestros problemas y necesidades podemos acercarnos a su trono de gracia confiadamente, sabiendo que allí podemos encontrar misericordia y gracia para nuestra ayuda.
Sí, los dioses inadecuados y falsos mueren; los conceptos erróneos de Dios, mueren. Algunas veces en nuestra debilidad y en nuestra insensatez actuamos como si Dios hubiera muerto.
Pero la única verdad grande de todo este universo es que el Señor Dios del cielo vive. La única gran verdad que usted y yo debemos recordar es lo que Jesús dijo: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Jn. 17:3). Este es nuestro privilegio al acercarnos a él con fe y al confiar en su gracia y en su obra de redención.
El Pastor Evangélico, julio-septiembre de 1968