La gran mayoría de los jóvenes disfrutan de una capacidad mental lo suficientemente adecuada para cumplir con sus deberes escolares. Si no pueden sacar un 10 en cada materia, por lo menos, rinden lo suficiente bien para pasar de grado. La mente del joven es más agudo que la de sus padres, pero ellos deben reconocer que muchas veces sus padres tienen más sabiduría.
En la iglesia enseñamos a los jóvenes que hay normas bíblicas que les conviene respetar y cumplir. Ellos las aceptan lo más bien. Les parece que son lógicas y por su bien. Puede ser que ellos aun toman la decisión de ponerlas por obra en su vida.
Sin embargo, llega un momento en la vida del joven cuando, por alguna razón, las normas bíblicas que antes parecían razonables, se transforman en restricciones súper rígidas y puritanitas. Por delante se abre un camino que ofrece una satisfacción y un placer enorme y ellos no ven ninguna razón por no ceder. Aun parece que sería una locura no aprovecharse de lo que parece ofrece tanto. Ellos no han perdido nada de su capacidad mental en lo escolar, pero de repente, hay un grave bloque en su capacidad de razonar sobre verdades morales y espirituales. Los que son creyentes están en aun más peligro si dejan enfriar su corazón. Tal vez son negligentes en asistir a las reuniones de la iglesia y empiezan a pasar más tiempo con sus amigos del mundo.
Si la mente del joven estaba funcionando normal, rechazaría inmediatamente y siempre cada tentación de tomar drogas. Se diría a sí mismo, “qué locura sería exponerme a lo que puede convertirme en un esclavo a un habito que me dejaría un vagabundo y criminal”. En cuanto a la tentación de tomar bebidas alcohólicas o fumar su mente le diría, “qué locura sería hacer lo que puede arruinar el vigor de mi cuerpo y dejarme enfermizo y debilitado”. Cada vez que él o ella se enfrenta con la tentación de la impureza sexual diría a sí mismo, “No me conviene ponerme en riesgo de perder la felicidad matrimonial. Todavía no es tiempo de entregarme a este placer carnal. Tampoco voy a entregar mi corazón a este chico / chica que no manifiesta estabilidad en lo moral y espiritual”.
Joven, si estás leyendo todavía, espero que te estés preguntando, “¿qué puedo hacer para evitar que un día sufra por esta deficiencia mental”? Es una buena pregunta. Quiero darte algunas sugerencias:
- Si todavía no has aceptado a Cristo como tu Salvador, quiero que te des cuenta que es tu necesidad más grande. Hágalo hoy mismo. Si no sabes como hacerlo, pida ayuda de tu pastor o un creyente maduro que pueda guiarte.
- Si eres un hijo de Dios, es imprescindible que mantengas una buena relación para con Dios. No dejes que tu corazón se enfríe a las cosas de Dios. Cada día debes tener un tiempo guardado para leer la Biblia y orar buscando la dirección de Dios en decisiones que tienes que tomar. Yo sé que esto precisa autodisciplina, pero Satanás se aprovecha de la falta de autodisciplina para tentarte a hacer lo malo.
- Ten cuidado de tus amistades. Si pasas tiempo con los que tienen normas bajas, vas a ser influenciado por ellos. Puede ser que tus amigos que son creyentes no son de la alta sociedad ni disfrutan de gran popularidad pero, van a hacerte bien.
Me da pena ver a tantos jóvenes que sufren de esta deficiencia mental. Ten cuidado que tu también no seas una víctima. Toma en cuenta lo que Dios dice en su Palabra. “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (II Timoteo 2:22). “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (I Corintios 10:12). No sea rebelde como el pueblo de Dios a los cuales Dios dijo en Miqueas 3:2, 4 “Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos…Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras”.