La circuncisión es una operación quirúrgica para remover el prepucio del pene. Cada vez que la palabra aparece en el texto que el pastor o maestro lee antes de enseñar una clase, él dice a sí mismo, “espero que nadie me pregunte qué significa”. Es un tema del cual es incómodo hablar en público, pero tal vez a través de este medio podemos dar una aclaración. El hecho de que la palabra se encuentra una y otra vez en la Biblia exige que entendamos lo que significa.

La primera mención del tema en la Biblia se encuentra en Génesis 17:10-14, “Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiera sido circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortado de su pueblo; ha violado mi pacto”.

Desde el principio la circuncisión ha sido una costumbre entre los judíos. Como dice, servía como “señal del pacto”. Esto se trata del pacto que Dios hizo con Abraham. Romanos 4:11 dice que fue “señal de la justicia de la fe”. En el pacto Dios hizo grandes promesas a Abraham y a su descendencia. En cumplir con la circuncisión los judíos manifestaron su fe que Dios iba a seguir dando sus bendiciones.

Abraham, según Génesis 17:24-27, tenía 99 años cuando fue circuncidado. El mismo día fueron circuncidados su hijo y todos los varones de su casa. Por un tiempo, cuando fueron esclavos en Egipto, los judíos no practicaron la circuncisión. Cuando volvieron al desierto volvieron a practicarlo.

La razón por la cual la circuncisión no es una obligación para los creyentes en el día de hoy se encuentra en Colosenses 2:9-13: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados”. Según Lucas 2:21, Jesús fue circuncidado. El hecho de que estamos en él quiere decir que participamos de su circuncisión.

En la iglesia primitiva había algunos creyentes judíos de opinión que la circuncisión era necesario para la salvación. Hechos 15:1 dice “Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”. Era una controversia tan grande que tomaron la decisión de enviar a Pablo y Bernabé y algunos hermanos más a Jerusalén para buscar una solución. Resultó que tomaron la decisión que leemos en Hechos 15:28-29: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias; que os abstengáis de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien”.

En Gálatas 5:1-2 Pablo dijo a los creyentes en Galacia: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo”. Cuando él dijo, “si os circuncidáis” él quiso decir, “si vuelves al sistema de la ley”. No es que alguien está en peligro de perder su salvación si es circuncidado.

Algunos equivocadamente piensan que el bautismo, para el creyente, es lo que la circuncisión era para los del Antiguo Testamento. La verdad es que el bautismo no tiene nada que ver con la circuncisión. Colosenses capítulo dos dice que si somos salvos somos circuncisos y que esta circuncisión se manifiesta en echar de nosotros el cuerpo pecaminoso carnal. El judío, al circuncidarse, echó de sí el prepucio. El creyente echa de sí los deseos carnales.

Del Antiguo Testamento es obvio que la circuncisión no fue con el fin de la sanidad. Sin embargo, por lo largo de la historia ha habido algunas indicaciones de que la práctica contribuye algo a la sanidad. Nuevos estudios que se están llevando a cabo en el sur del África indican que la circuncisión sirve para reducir hasta más de 50% el riesgo de contagiarse con el sida. El 27 de marzo un artículo salió en el diario La Nación con esta buena noticia. En países como Botswana, Swazilandia y Sudáfrica están animando a los hombres a someterse a la circuncisión.