“Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse”. Marcos 7:24
I. ¿Quién?
“No pudo esconderse” (Marcos 7:24)
(1) Cristo como Dios encarnado misteriosamente.
(2) Como un don a un mundo necesitado.
(3) Como la luz de los hombres.
II. ¿Por qué?
“No pudo esconderse” (Marcos 7:24)
(1) Debido a la profecía del Antiguo Testamento. Cristo fuel el cumplimiento de las profecías. “Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lucas 4:21)
(2) Por causa de su carácter. No fue posible ocultar el amor, la luz, y la vida. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6).
(3) Porque tuvo “dones para los hombres” (Sal. 68:18)
(4) Porque él mismo es luz. “Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas” (Jn. 12:46).
(5) Porque el “evangelio de la gloria de Cristo” es una luz que resplandece (2 Cor. 4:4).
(6) Debido a su propósito. Él vino, “para que los que no ven, vean” (Jn. 9:39)
III. ¿Cuándo?
“No pudo esconderse” (Marcos 7:24)
(1) Cuando estaba en el seno de su Padre. El hijo amado tuvo que revelarse. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gal. 4:4)
(2) Cuando tuvo treinta años de edad se presentó a Juan en el Jordán como el Cordero de Dios. (Jn. 1:29)
(3) Cuando desarrolló su ministerio aquí en la tierra. Muchos oyeron acerca de él. (Jn. 12:12)
(4) Cuando estuvo en la tumba. La muerte y la tumba no pudieron ocultarle. “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Cor. 15:55).
IV. ¿A quién?
“No pudo esconderse” (Marcos 7:24)
(1) A aquellos que lo buscan. “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13). “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:9)
(2) En esos quienes lo encuentran. Cuando Cristo mora en el corazón, la fragancia de su dulce nombre y la luz de su presencia no puede ser escondida. “No pudo esconderse”, pero vendrá la hora cuando él puede esconderse a sí mismo: “Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después” (Juan 12:36).
(3) Al mundo incrédulo. Porque vendrá el tiempo cuando “todo ojo le verá” (Ap. 1:7) “Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).
(4) A los muertos, pequeños y grandes. Él será juez de todos (Ap. 20:11-15).