Lo siguiente es mi traducción de un artículo de 1922 donde explica el origin del término «fundamentalismo», que se originó en 1920.
El fundamentalismo desde el punto de vista bautista
Por el reverendo Curtis Lee Laws, D.D.
Moody Bible Institute Monthly, septiembre de 1922, págs. 14-17
Traducido por Calvin George
Me da vergüenza que mi discurso no sea adecuada para esta audiencia. Fue preparado para nuestra propia gente en Indianápolis, y por lo tanto, las referencias en él pueden no ser de su interés. Pero entiendo que hay un gran grupo de bautistas aquí y me dirigiré a ellos particularmente y dejaré que el resto de ustedes sean «oyentes». Sin embargo, recuerdo que estos mismos problemas están acosando a todas las denominaciones, y que nuestros problemas son problemas comunes. Entonces, después de todo, estoy menos avergonzado de lo que pensaba.
Necesidad del fundamentalismo
No hay nada por lo que agradezco a Dios más profundamente que por el fundamentalismo. Durante un cuarto de siglo, los maestros en nuestras escuelas y los predicadores en nuestros púlpitos han llevado a cabo una propaganda de racionalismo que, al despojar al cristianismo de su contenido sobrenatural, está socavando los cimientos de nuestra santa religión. A pesar del hecho de que el racionalismo es desagradable para el rango de nuestra gente, ha crecido de manera sorprendente, ya que la falsa enseñanza es como la levadura en su poder penetrante.
En todas partes el asunto ha suscitado discusión, pero en todas partes la discusión ha terminado con esta pregunta: ¿cómo puede un movimiento tan poderoso y tan sutil encontrarse en una denominación como la bautista? Los asuntos de todos son asuntos de nadie. Todos sentían que algo debía hacerse, pero nadie sabía qué debía hacerse.
Cómo empezó
En la primavera de 1920, un grupo de veinticinco pastores se reunieron en Nueva York para conferencias y oraciones. Ese grupo decidió que al menos se podía hacer una cosa. Se podría convocar a un grupo más grande el día antes de la reunión de la Convención del Norte en Buffalo para considerar la situación.
Solicitaron siete de ellos para organizar dicha reunión. Estos siete pidieron a otros que se unieran a ellos para convocar una conferencia sobre los fundamentos bautistas en Buffalo. La llamada llevaba los nombres de 150 ministros y laicos honrados y respetados.
Un total de 3,000 bautistas se reunieron para esa conferencia de Buffalo, ¡y qué conferencia fue! Autorizó la convocatoria de la conferencia de Des Moines, y esa autorizó la convocatoria de la de Indianápolis, e Indianápolis autorizó otra de esas conferencias el próximo año en Washington, por lo que se lanzó el movimiento de los fundamentos bautistas y continuará hasta que ganemos la victoria a lo largo del trayecto.
Origen del término
La palabra «fundamentalista» surgió el 1 de julio de 1920, una semana después de nuestra conferencia de Buffalo. Para bien o para mal, la responsabilidad recae en el editor del Watchman-Examiner, porque en su camino a casa desde Buffalo escribió, y en el Watchman-Examiner del 1 de julio publicó estos párrafos:
Durante toda la semana de la Convención, esta pregunta se hizo constantemente: ¿qué quieren estos premilenialistas de todos modos? Repetimos la pregunta para eliminar una impresión falsa. El movimiento tan evidente en la convención que fácilmente se remonta a la conferencia, no fue en ningún sentido un movimiento premilenialista, pero en todos los sentidos un movimiento conservador. Los premilenialistas fueron muy evidentes porque los premilenialistas siempre son sólidos en los fundamentos, pero las preguntas escatológicas no entraron en ninguna de las controversias de Buffalo. Permaneciendo unidos en la batalla por la re-entronización de los fundamentos de nuestra santa fe fueron premilenialistas, postmillennialistas, pre-milenialistas y no milenialistas. Afortunadamente, el grupo conservador no contiene a nadie que repudia la bendita doctrina de la segunda venida de nuestro Señor, pero el grupo contiene a aquellos que difieren radicalmente con uno otro sobre toda la cuestión del milenio. Aquí y ahora hacemos moción que se adopte un nuevo término para describir a los hombres entre nosotros que insisten en que no se eliminen los linderos. Los «conservadores» están estrechamente aliados con las fuerzas reaccionarias en todos los ámbitos de la vida. Los «premilenialistas» están demasiado aliados con una sola doctrina y no son lo suficientemente inclusivos. Los «linderistas» [Landmarkers] tienen una desventaja histórica y connota un grupo particular de conservadores radicales. Sugerimos que aquellos que aún se aferran a los grandes fundamentos y que pretenden luchar en la batalla real por los fundamentos se denominen «fundamentalistas». Por ese nombre, el editor del Watchman-Examiner está dispuesto a ser llamado.
Otros nombres que se nos dan son «literalistas», «dogmáticos», «separatistas», «medievalistas», «manivelas», «ignorantes» y «ku-kluxes». Ya sea que seamos llamados fundamentalistas, conservadores, premilenialistas, linderistas, literalistas, separatistas, medievalisistas, maniáticos o ignorantes o ku-kluxes, sin miedo y sin temor, estaremos presentes cada vez que se pase lista en la vida para defender las cosas que creemos.
Buenos bautistas de la antigüedad también
Pero no sea que la ficción repetida a menudo de los racionalistas de que los fundamentalistas bautistas no son bautistas en absoluto, sino que realmente comienzan una nueva denominación gane terreno, déjenme decir que simplemente somos buenos bautistas del pasado al estilo de Francis Wayland, Ebenezer Dodge, Martin B Anderson, Alvah Hovey, Henry G. Weston, y John A. Broadus; y es por su interpretación del cristianismo, la interpretación aceptada por los bautistas siempre y en todas partes, que estamos abogando. Bautistas somos, bautistas nos orgullece ser y bautistas siempre seremos; pero para que podamos distinguirnos de los modernistas y racionalistas, estamos perfectamente dispuestos, debido a los fundamentos que buscamos salvaguardar, ser llamados «fundamentalistas».
¿Qué es el fundamentalismo?
Es una protesta contra esa interpretación racionalista del cristianismo que busca desacreditar el sobrenaturalismo. Este racionalismo, cuando madura, desprecia los milagros del Antiguo Testamento, deja de lado el nacimiento virginal de nuestro Señor como increíble, se ríe de la credulidad de aquellos que aceptan muchos de los milagros del Nuevo Testamento, reduce la resurrección de nuestro Señor al hecho de que la muerte no puso fin a su existencia y barre a un lado las promesas de su segunda venida como el sueño ocioso de los hombres bajo la influencia del apocalipsis judío.
Le daré la prueba de un hombre que, debido a la dulzura de su disposición y su habilidad para conmover a los hombres, ha sido muy respetado entre aquellos que se han aferrado a la fe evangélica, pero que se ha alineado con un racionalismo riguroso. Harry Emerson Fosdick, un ministro bautista. Tengo ante mí un informe estenográfico de sus declaraciones en la sala de conferencias, y puedo dar fe de la exactitud de las palabras que estoy a punto de leer:
Un racionalista
Conocemos el orden cósmico. Sabemos que la ciencia ha hecho que los milagros no sean confiables. Un largo proceso de tradición está detrás de Marcos. Donde sea que Mateo y Lucas toman de Marcos, siempre estiran algo. En cuanto a convertir el agua en vino, ¿no es extraordinario que Marcos, Mateo y Lucas nunca escucharon de ese milagro? Algunos de ellos no oyeron nada acerca de la resurrección de Lázaro. Cuanto más lejos se vuelve más notable el milagro. La era moderna no echa de menos milagros ni un poquito. La idea bíblica de los milagros ha desaparecido. ¿Deseas ser reaccionario o progresista? Desecha todos los milagros y no has perdido nada.
Estas son las palabras de un hombre que ha escrito cantidades casi innumerables de libros devocionales que se encuentran dispersos por todo el mundo.
Sea quien lo niegue, el hecho es que muchos hombres prominentes en nuestras escuelas y en nuestros púlpitos son racionalistas: racionalistas infantiles, racionalistas a medio o racionalistas maduros. Son lo suficientemente audaces como para resentir los términos, pero no lo suficientemente valientes como para negar el hecho.
Y la parte triste de todo es que son inconscientes del daño que están haciendo. De hecho, se jactan de que están fortaleciendo los cimientos y haciendo que el cristianismo sea más racional y más aceptable para las personas reflexivas. El cristianismo está arraigado y fundamentado en el sobrenaturalismo y cuando se le roba el sobrenaturalismo deja de ser una religión y se convierte en un sistema de ética exaltado, siempre que un sistema de ética exaltado pueda originarse con un impostor, lo cual Jesús era a menos que fuera sobrenatural, porque dijo: «Yo y mi padre uno somos».
El racionalismo es unitarismo
Este movimiento racionalista actual no es más que un renacimiento del movimiento liberal que hace cien años dividió el congregacionalismo y le dio al mundo la denominación unitaria. El unitarismo al eliminar el sobrenaturalismo sintió que estaba haciendo que el cristianismo fuera más racional y más aceptable para las personas reflexivas, pero un siglo de historia ha demostrado que el unitarismo carece de la dinámica del cristianismo genuino. El editor del Christian Register evidentemente sintió que la denominación Bautista estaba a punto de hacer grandes contribuciones al Unitarismo, y cuando escuchó sobre el fundamentalismo se convirtió en un loco alucinado. Él sabe que el racionalismo y el unitarismo son una y la misma cosa.
Pero el fundamentalismo no espera salvar al editor Dieffenbach ni enderezar al mundo entero. Su propósito principal es elevar la señal de peligro y suplicar a los fundamentalistas en las denominaciones de todas partes para que luchen fervientemente por la fe entregada una vez por todas a los santos.
Cinco cosas que los fundamentalistas bautistas defienden
Tendré tiempo para mencionar solo aquellas doctrinas y políticas que hayan entrado más o menos en el ámbito de la controversia. Todos los bautistas tienen mucho en común y es por eso que tenemos iglesias bautistas y una denominación bautista. Entre los bautistas hay racionalistas y fundamentalistas y también un gran grupo central que no está definitivamente alineado con los racionalistas o los fundamentalistas.
Los fundamentalistas sienten que están representando extraoficialmente a este gran grupo central, porque sabemos que, en general, nuestras posiciones doctrinales son aceptables para este grupo. Puede que no les gusten nuestros métodos, ni vean la necesidad de nuestra protesta organizada, ni tengan mucha confianza en nuestro liderazgo, pero creen en las cosas que nosotros creemos.
Tenemos muchos hombres de muchas mentes entre los fundamentalistas. Estamos juntos no porque estemos de acuerdo en todo, sino porque vamos en la misma dirección general.
Voy a hablar de algunas de las cosas que defienden los fundamentalistas bautistas, y recordarán que estas no son las cosas que defienden los bautistas racionalistas. Los bautistas del gran grupo central son libres de elegir su propia alineación. Pueden alinearse con los fundamentalistas si así lo desean, o con los racionalistas si así lo prefieren; o pueden mantenerse alejados del polvo de la batalla, si piensan que es algo heroico, y aplaudir el lado con el que simpatizan. Por mi parte, no simpatizo con las personas que no están dispuestas a dar pasos en una gran lucha como esta.
Los fundamentalistas bautistas invitan a estas personas del gran grupo central a que vengan con nosotros, adopten y controlen el movimiento, laven las impurezas y eliminen las arrugas, y protesten contra la acción de los racionalistas.
(1) Los fundamentalistas creen que la Biblia es la Palabra de Dios que fue escrita por hombres divinamente inspirados y que tiene autoridad suprema en todos los asuntos de fe y conducta. Creemos en su historia, sus milagros, sus doctrinas y sus profecías.
(2) Creemos que Jesucristo, el Salvador del mundo, fue concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María. Otros pueden sentir que el elemento milagroso en el nacimiento de nuestro Salvador no es esencial para su deidad absoluta, pero aceptamos como verdadera la enseñanza clara e inconfundible de un pasaje que los racionalistas han eliminado de su Biblia porque contradice sus teorías.
(3) Creemos con el apóstol Pedro que Jesucristo «llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero», y con el apóstol Pablo, «ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre». En otras palabras, creemos profundamente en la teoría indirecta y sustitutiva de la expiación, que es la explicación hecha por los apóstoles que fueron divinamente inspirados de la eficacia de la muerte de Cristo.
(4) Creemos en la resurrección de Cristo de los muertos. Esto no significa para nosotros simplemente que la muerte de Cristo en la cruz no puso fin a su existencia. Creemos que al tercer día después de su crucifixión «Cristo resucitó de los muertos», en el mismo cuerpo en el que sufrió, con el que también ascendió al cielo.
(5) Creemos en el regreso visible de nuestro Señor a este mundo según su promesa. Rechazamos como una vergonzosa reflexión sobre nuestro Señor la acusación hecha por los racionalistas de que habló de su regreso de buena fe, pero fue influenciado por las crudas nociones de las personas no instruidas entre quienes vivió y, por lo tanto, se equivocó. Rechazamos como una vergonzosa reflexión sobre la inteligencia humana la interpretación alternativa propuesta por los racionalistas y los casi racionalistas de que las promesas del segundo advenimiento de Cristo se cumplen en los grandes eventos de la historia, que marcan el progreso moral, y en la expansión gradual del cristianismo. La declaración directa de que nuestro Señor y sus apóstoles ignoraban el futuro es preferible a la prestidigitación que busca explicar un lenguaje tan claro e inconfundible como se ha hablado o escrito. En ninguna parte el racionalismo cae en dificultades como en su lamentable esfuerzo por explicar la venida de nuestro Señor.
Cooperación en la obra de la iglesia
Surgen algunas cuestiones denominacionales sobre las cuales algunos de ustedes pueden no estar interesados, pero los bautistas sí. Los fundamentalistas bautistas son denominacionalistas a fondo, al menos este fundamentalista lo es.
Reconociendo que la iglesia local es absolutamente independiente y como el único cuerpo cristiano autorizado, creemos sinceramente en la cooperación de estas iglesias en el trabajo filantrópico, educativo y misionero. Nuestras grandes organizaciones misioneras son el resultado de la cooperación voluntaria de las iglesias.
La cooperación temprana de las iglesias fue muy simple y, a veces, bastante tentativa. Las iglesias tardaron en entrar en el trabajo cooperativo para que no se interfiriera su independencia.
Protesta contra el exceso de señorío
Esto no es el caso simplemente entre los bautistas, sino en todas partes, ya que estas organizaciones centrales se han desarrollado en casi todas las iglesias.
El sentido de independencia ha dado lugar recientemente a un sentido de interdependencia, y con la llegada de esta interdependencia, grandes organizaciones centrales han desarrollado un señorío excesivo que ha intentado dictar las políticas, métodos y obligaciones de nuestra vida de iglesia local.
Contra este señorío excesivo, las iglesias, independientemente de sus alineamientos doctrinales, están ahora en estado de protesta.
Los fundamentalistas son los más ruidosos de los manifestantes. Los fundamentalistas creen que todo el Baptist New World Movement [Movimiento Bautista del Nuevo Mundo] se estableció con una premisa falsa. Las órdenes de marcha de la iglesia no eran: «Id por todo el mundo y estableced una civilización cristiana», sino «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura». El establecimiento de una civilización cristiana, si realmente puede haber tal cosa en una tierra compuesta de cristianos, judíos, incrédulos y ateos, no fue lo principal por lo que Cristo sufrió y murió.
Pero no se libró ninguna batalla en el Movimiento del Nuevo Mundo debido a este desafortunado comienzo, ya que todos reconocieron que era un gran movimiento cooperativo a través del cual nuestras agencias de la Convención intentarían hacer su trabajo de promoción. A pesar de que el orador instó a la Convención a que fuera lenta en la creación de esta organización tipo pulpo, sintió que lo mejor era apoyarla con todo corazón después de haber sido creada. Todos esperamos que las dificultades se solucionen para que sea un muy buen avance.
Apoyando a los colegios bautistas
Los fundamentalistas sostienen que nuestras escuelas nunca deberían haber estado en nuestros presupuestos. Esto no debe interpretarse que tenemos poco o ningún interés en nuestras escuelas. Son nuestras posesiones más selectas. Fueron fundados por bautistas que creían las cosas por las cuales los fundamentalistas están luchando. Nuestras escuelas recibieron el 31% de estos $ 100.000.000.
Ahora sucedió que entre nuestras escuelas había algunas en las que muchos de nuestros bautistas no confiaban, pero todas las escuelas estaban incluidas en esto, ya sea que necesitaran dinero o no. Pero los fundamentalistas afirman que ningún bautista debe ser obligado a dar a una escuela en cuyas enseñanzas no cree.
Cuando nuestras escuelas de todas las variedades y todos los grados de riqueza se agruparon independientemente de sus necesidades, como beneficiarios bajo el presupuesto unido, parecía ser el esquema de popularidad más inteligente jamás inventado por el genio del hombre, pero fue este mismo esquema lo que arruinó el Movimiento del Nuevo Mundo. Conduje justamente ayer por los terrenos incomparables de la Universidad de Chicago. ¡Qué grupo de edificios magníficos e incomparables! ¡Sin embargo, la Universidad de Chicago se incluyó en nuestro presupuesto unido para recibir una parte del 31 por ciento! Se produjo tal protesta que la Universidad de Chicago dijo que no recibiría fondos. Pero tenemos otros tan objetables como los que todavía están en el presupuesto.
La afirmación de los fundamentalistas es que las escuelas deberían estar separadas de este presupuesto misionero, y que cada escuela debería hacer una campaña independiente para sus propios gastos y legados actuales. Esto pondrá a cada escuela en sus propios méritos y nos permitirá dar a las escuelas que aprobamos y rechazar el apoyo a aquellos que no aprobamos.
Purgando las escuelas
Pero este es un asunto pequeño comparado con la obligación que recae en los fundamentalistas de usar la mayor parte de su influencia y poder para purgar sus escuelas de enseñanza no cristiana y racionalista. La escuela es la fuente de nuestra vida religiosa. Lo que las escuelas enseñan hoy, nuestra gente creerá dentro de veinticinco años. Sin levantar sospechas sobre las escuelas y los maestros que defienden la fe, es nuestro deber, a través de reiteradas protestas ante los consejos de administración de nuestras instituciones, liberar a aquellas instituciones de maestros que, a través de su espíritu o el tema de su enseñanza, están perjudicando la causa de Cristo. Si las protestas a los fideicomisarios no son válidas, nuestra apelación debe hacerse a la denominación, ante quien los fideicomisarios son moralmente responsables. Y cuando la gente hable, los síndicos oirán.
Necesidad del verdadero mensaje misionero
Se dice que el fundamentalismo ya está empezando a causar estragos en los campos misioneros extranjeros.
Tómelo con cautela, pero recuerde que los fundamentalistas están obligados a opinar sobre la obra misionera extranjera porque un fundamentalista es necesariamente uno quien cree ardiente en las misiones extranjeras. Creemos que la expiación de Cristo es tan necesaria para la salvación de un chino como para la salvación de un estadounidense. Cuando millones de hombres van a la eternidad cada año sin el conocimiento salvador de Cristo, cuán terriblemente urgente es la necesidad de enviar el evangelio a tierras no cristianas de todo el mundo. Sentimos que el deber principal del misionero es predicar a Cristo como Salvador e instar a los hombres perdidos a que lo acepten. Cuando muchos misioneros modernistas parecen no tener un mensaje del evangelio que proclamar y no tienen pasión por la salvación de los hombres perdidos, ¿es de extrañar que surjan diferencias agudas entre ellos y algunos de los veteranos con cicatrices de batalla que llevan mucho tiempo en la línea de fuego?
Tengo una hija y un nieto en China. Quiero que mi hija y mi nieto tengan los privilegios, las alegrías y las oportunidades que aprecio aquí en Estados Unidos, toda la civilización edificante alrededor de ellos, pero cuando dije que aún mantengo que es muy posible que nuestros misioneros pasen su tiempo y energía en cosas que no son esenciales. Luis XVI pasó su tiempo trabajando en una fragua de cerraduras y llaves mientras su reino estaba en el cráter de un volcán hirviendo. Los cerrajeros no deben ser despreciados, pero era despreciable que el rey gastara su tiempo y energía de ese modo. Insistimos en que nuestros misioneros deben poner primero lo primario.
Enfatizando los fundamentos de forma práctica
Esta constante insistencia reiterada en las doctrinas fundamentales, ¿distrae nuestra mente y desvía nuestra atención de las tareas cada vez más amplias del cristianismo? Exactamente lo contrario es cierto en mi caso. Una perspectiva amplia exige una base firme. Es solo cuando los pies de un alpinista están sobre una roca firme que puede darse el lujo de mirar hacia arriba y alrededor.
No podemos insistir demasiado en que quienes estén interesados en la preservación y promoción de los fundamentos no deben intercambiar los implementos de trabajo forzado para las armas de guerra. Si se encuentran espadas a nuestros lados, se deben encontrar palas en nuestras manos. Es esencial que salvaguardemos los principios del cristianismo, pero también es esencial que llevemos el mensaje de la gracia salvadora y el poder redentor a los límites más remotos de la tierra.
Traemos el descrédito si permitimos que cualquier hombre nos aleje en el servicio sacrificial por la gran causa de Jesucristo, quien sufrió y murió. Los contendientes por la fe que no son promotores de la causa de Cristo son un peso muerto que deben llevar los verdaderos evangélicos y contendientes por la fe. Les declaro que descontaremos enormemente nuestra protesta contra el error a menos que nuestras vidas estén ocultas en Dios. Como dijo Ian Maclaren, «es vano disertar sobre la excelencia de la maquinaria si el artículo fresado no cumple con el estándar». ¿De qué sirve hablar de la eficacia de la sangre de Jesucristo para salvarnos del pecado, a menos que nos salve de los pecados?
Otro artículo histórico similar, pero del mundo hispano procedente del año 1924
Modernistas y Fundamentalistas
Semanas atrás, nos informó el telégrafo durante varios días, de las enconadas luchas que, entre modernistas y fundamentalistas, se están llevando a cabo en los Estados Unidos de un tiempo a esta parte.
Han pasado algunas semanas desde que los diarios publicaron esos telegramas, sin que hayan vuelto a decir nada al respecto; pero ese silencio no significa que la pelea ha terminado, ya que ésta, a juzgar por las revistas que nos llegan de aquel país, lejos de decaer, sigue más recia y violenta que nunca.
Por considerarlo de provecho para nuestros lectores que lo ignoren, vamos a decir quiénes son esos modernistas y esos fundamentalistas. Trataremos de hablar clara y sencillamente a fin de que todos nos entiendan fácilmente.
Los modernistas, caro lector, no son otra cosa que aquellos hombres que hablarían cosas perversas, mencionados por el apóstol Pablo a los presbíteros de la iglesia de Efeso (Hechos 20:29, 30). Y para
que veas que no exageramos al identificarlos con los tales, oye las palabras de Pablo: «Y de entre vosotros mismos (esto es, de entre los ministros del Evangelio) se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para llevar discípulos en pos de sí.»
Pues esto precisamente es lo que está sucediendo ahora. Los caudillos o corifeos del modernismo se tienen a sí mismos por cristianos, y de ellos, unos son pastores (¿?), otros teólogos y otros profesores en colegios, seminarios y universidades.
Ahora bien; para que se vea que los modernistas están lejos, muy lejos, de ser cristianos, y que los que de ellos se llaman pastores más bien son lobos rapaces reparemos en las palabras de Pablo, que dicen que hablarían cosas perversas.
Y bien, lector, para que te persuadas de que el retrato que Pablo hizo de los «hombres que hablarían cosas perversas» es un retrato a lo vivo y de cuerpo entero de los modernistas de nuestras días, te diremos que éstos, los modernistas, niegan la inspiración divina de la Biblia; y no sólo eso, sino que afirman paladinamente que está llena de contradicciones; que está en abierta discordancia con la ciencia; que es un libro lleno de fábulas; que es un libro no ético, esto es, inmoral; niegan que la creación haya sido realizada por Dios en la forma narrada por el Génesis; niegan que el hombre haya sido formado por Dios tal como lo refiere el relato bíblico, sosteniendo que es el resultado de una serie de transformaciones, producto de la evolución, realizada así: 1, gusano; 2, pez; 3, perro; 4, mono; 5, hombre.
Niegan además la caída de nuestros primeros padres en el pecado, y, por consiguiente, niegan al mal el origen que le atribuye la Biblia. Estas dos últimas negaciones tenían forzosamente que arrastrarlos a negar la existencia del diablo, y no sólo del diablo, sino también del pecado. Efectivamente, una vez negada la existencia del diablo y del pecado, no podían por menos de arribar, quieras o no, a la conclusión de que el hombre no es malo debido al pecado, desde que (según ellos) el pecado no existe, sino debido a su ignorancia; y que, por consiguiente, lo que hay que hacer es instruirlo, educarlo y elevarlo mediante una buena cultura, despertando y desarrollando el fondo de bondad que, como latente, existe en él. Esto, desde luego, entraña la negación de la regeneración un nuevo nacimiento, que es una de las doctrinas fundamentales del cristianismo…
¿Te asustas, piadoso lector, con lo que llevamos dicho? Pues haz de cuenta que lo que has leído no son sino tortas y pan pintado.
En efecto, niegan la concepción sobrenatural de nuestro adorable Salvador Jesús; niegan su resurrección y, por lo tanto, la de los muertos; niegan los milagros, diciendo que son contrarios a las leyes naturales, con lo cual tratan a Jesucristo de farsante, negando (a pesar de sus declaraciones terminantes) que haya hecho los prodigios que se le atribuyen; niegan… Pero ¿para qué proseguir, ya que sería cosa de no acabar si fuéramos a enumerar todas las herejías modernistas? Resultaría un artículo demasiado largo y … cansador.
Dinos, lector, ¿no es cierto que los modernistas son realmente «los hombres que hablarían cosas perversas?» ¡Vaya que sí lo son! Y no se vaya a pensar que los modernistas sólo existan en los Estados Unidos; no; también los hay por estos pagos. Conque, ¡ojo!
Las doctrinas modernistas, no obstante llamarse los que las profesan cristianos y pertenecer a casi todas las denominaciones protestantes, no tienen nada de cristianas, pues son una amalgama de absurdos tomados del teosofismo, paganismo, panteísmo, deísmo, racionalismo, materialismo, unitarismo, darwinismo, etc., etc.
Pasemos ahora a tratar de quiénes son
los fundamentalistas
Los fundamentalistas somos aquellos que, como la voz lo indica, sostenemos y defendemos las doctrinas fundamentales contenidas en las Sagradas Escrituras, negadas, como queda dicho, por los modernistas. Estas son: la divina inspiración de ambos Testamentos, la creación del universo y del hombre por Dios, tal como el Génesis lo refiere; la caída del hombre, y, como consecuencia de ella, la depravación de la raza humana; la necesidad de la obra expiatoria de Jesucristo para restaurar la especie humana, levantándola de su postración; la necesidad de la regeneración o renovación del hombre para ser salvo; la existencia personal de Satanás y autor directo del pecado; la existencia del infierno; la deidad del divino Verbo, Hijo eterno y consubstancial de Dios; su encarnación por obra del Espíritu Santo en la virgen María y, una vez nacido, conocido con el nombre de Jesucristo; su muerte en propiciación por nuestros pecados; su resurrección al tercer día de entre los muertos, su ascensión a la diestra del Padre y su segunda venida en gloria y majestad para juzgar a los hombres y establecer su reino sobre la tierra.
Finalmente, creemos que Dios se reveló al mundo por sus profetas, y al último nos habló por su Hijo Jesucristo y luego por sus apóstoles.
Tales son las diferencias que distinguen a los fundamentalistas de los modernistas. ¡Nada! Que distan tanto los unos de los otros como los polos entre sí.
Pero no te sorprenda, lector, el que tales impostores hayan hecho irrupción en el mundo, puesto que ya estaba profetizado que así había de ser, como lo puedes ver por estas palabras de Pablo: «El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, (esto es, de la sana doctrina) atendiendo a espíritus de error y a doctrinas de demonios» 1 Timoteo 4:1, 2). Y ¿no son doctrinas de demonios las de los modernistas? Si tales doctrinas no son de demonios, entonces no sabemos cuáles lo sean.
Pero no sólo Pablo, sino también Pedro nos advirtió que aparecerían tales falsarios, diciendo: «hubo también … falsos profetas, como también habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán … herejías de perdición» (2 Pedro 2:1). Y las enseñanzas modernistas son herejías de perdición, como que atentan contra los fundamentos de la fe objetiva.
Bueno, lector, terminaremos citando las palabras de Judas, 20, 21, por venir como de molde: «Mas vosotros, oh amados, edificándoos en vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo, conservaos a vosotros mismos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.»
J. M. Rodríguez
«Modernistas y Fundamentalistas» El Expositor Bautista (Buenos Aires). Año XVII, núm. 3, 1 de febrero de 1924, págs. 3-5