“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Rom. 6:14)
El pecado tiene un poder dominante. Los amantes del pecado son dominados por él, y todos los que no son salvos del pecado están bajo la maldición de él, y aquellos que están bajo la gracia han escapado de su esclavitud.
I. La naturaleza del pecado
La idea popular es que el pecado es una especie de debilidad perdonable, una enfermedad de la carne común a todos y esperada en todos. La idea bíblica de ello es “quedarse corto” (uno de los significados de la palabra griega para ‘destituidos’ utilizada en Romanos 3:23), que no llega al propósito de nuestra creación, se rebela contra Dios, se halla culpable ante Dios. “¿Qué dicen las Escrituras?
1. “El pensamiento del necio es pecado” (Prov. 24:9). El Señor mira el corazón (1 Sam. 16:7).
2. “Todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Rom. 14:23). Esto corta hasta lo más profundo de la vida del yo, que busca solo las cosas que se ven.
3. “El pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Cada falta en nuestra vida, en pensamiento y en sentimiento, descubiertos por la regla recta de la santa ley de Dios, es pecado.
4. “Toda injusticia es pecado” (1 Juan 5:17). No importa cuán justo un acto pueda parecer a nosotros, si Dios discierne impureza en el motivo, es pecado. La ley de Dios es muy amplia.
II. Las características del pecado
No siempre es algo horrendo en los ojos de los hombres. Para ellos:
1. Trae placer. Moisés escogió “antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11:25). “Es agradable flotar”, dijo un joven cuando se le advertía de su peligro, mientras la corriente del río le arrastró hasta la cascada fatal. Muchos parecen estar divirtiéndose mientras caminan según el curso de este mundo. Sí, puede haber placer al momento, pero no trae satisfacción a la perspectiva del futuro.
2. Paga. “La paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23). El valor de un artículo es juzgado por el precio que se le atribuye. Lo horrendo del pecado es visto por las consecuencias. Dios ha conectado con ella la muerte (1 Cor. 15:26), la corrupción (2 Ped. 1:4), el gusano eterno (Mar. 9:44), el lloro y el crujir de dientes (Mat. 13:42), el abismo (Ap. 20:3), y el lago de fuego (Ap. 20:15).
3. Es engañoso (Heb. 3:13). Constantemente promete, pero nunca cumple. Causa que los hombres crean que las tinieblas es mejor que la luz, y que hay más libertad sirviéndose a sí mismo que a Dios. Traiciona hasta la muerte y el infierno.
III. El remedio provisto para el pecado
“Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención” (Job 33:24). ¿Dónde halló redención?
1. En la persona de su Hijo. “Jehová quiso quebrantarlo” (Isaías 53:10). Dios “cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isa. 53:6). “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24).
2. En la sangre de su Hijo. “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). La vida está en la sangre. (Lev. 17:11)
IV. La aplicación del remedio para el pecado
Está al alcance de todos.
1. “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Isa 45:22).
2. “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isa. 1:18).
3. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13:38-39).