Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. – Eclesiastés 12:1
¿Por qué dedicamos tanto tiempo en nuestra iglesia a la obra juvenil? ¿Vale la pena? Sí, vale. Voy a anotar algunas razones por las cuales creo que es importante estar ocupado en el ministerio juvenil.
La adolescencia es una edad difícil. El joven se encuentra en un tiempo de transición. Está a medio camino entre el de ser un niño y ser adulto. Todavía no es un adulto pero no es niño tampoco. El mismo tiene conflictos. A veces quiere volver atrás y llenar el papel de ser niño. A veces quiere pensar que es un adulto, capaz de tomar sus propias decisiones sin consultar con nadie. A veces los adultos tratan con él como si fuera un niño y a veces esperan que él toma responsabilidades que correspondan a los adultos. En la iglesia intentamos a ofrecer a los jóvenes apoyo y ayuda para enfrentarse con estos conflictos.
Por qué los jóvenes pueden ayudar mucho en la obra de la iglesia
A veces se dicen que los jóvenes son el futuro de la iglesia. Para mí, sería mejor decir que son los futuros líderes de la iglesia. Ya son una parte importante de la iglesia. Muchas veces ellos tienen más voluntad y entusiasmo que los adultos. No sería prudente decirles que tienen que esperar hasta que son grandes para poder participar en la iglesia.
Los jóvenes están tomando decisiones que afectan toda su vida. Muchas veces no tienen todavía sabiduría para tomar decisiones sabias. En tanto que sea posible, queremos ayudarles a tomar estas decisiones. Muchas veces el consejo que reciben del mundo no es sabio. Muchos están influidos por los demás jóvenes. Animamos a ellos a tener normas altas y la actitud debida hacia al dominio propio, el sexo, trabajo, sus estudios y su futuro.
La verdad es que los jóvenes van a ser los líderes futuros de nuestras iglesias. No es nuestra intención hacer misioneros y pastores de todos. Dios tiene un plan especial para cada joven. Queremos ayudarlos, no más, en encontrar la voluntad de Dios para su vida. Romanos 12:1-2 dice; “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino trasformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
No es siempre fácil trabajar con jóvenes. A veces hay grandes angustias. Siempre hace falta paciencia. No somos perfectos. Fallamos muchas veces. Estamos agradecidos por los jóvenes en nuestra iglesia. Estamos agradecidos por el apoyo de los padres y adultos de la iglesia. Estamos en esto juntos y en su debido tiempo vamos a segar si no desmayamos. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. I Corintios 15:58