Esta es la primera canción registrada, y bendito sea Dios, es una canción de salvación. De ahora en adelante y para siempre, el canto tendrá un lugar principal en el servicio de Dios. Las canciones sentimentales del mundo son como ninfas engañosas que roban la adoración y alabanza que debe elevarse solo a Dios. La salvación y la canción, como las gemelas siamesas, van juntas. Con las obras de Lutero, Wesley y Moody, vinieron nuevas canciones de alabanza. “Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico” (Ex. 15:1). Las causas están detrás. Miremos hacia atrás y consideremos esta canción. Como:
I. Un canto de redención
Habían sido redimidos por sangre de Egipto, como una casa de esclavitud. Liberado por el gran poder de Dios. Toda verdadera alabanza tiene su origen en el poder redentor de la cruz de Cristo. De las profundidades de su infinito amor y misericordia viene esta nota clave de nuestra primera canción a Dios, y la cantaremos en la misma clave en cielo. “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Ap. 1:5).
II. Un canto de victoria
Al mirar hacia atrás vieron a sus enemigos enterrados en las profundidades del mar, donde todos nuestros pecados son echados. Nuestros pecados, como los egipcios sedientos de sangre, estaban persiguiéndonos ardientemente, y cuando no había mano para ayudarnos, él desplegó su brazo y forjó para nosotros una gran liberación. La nuestra es una victoria sobre el pecado, sobre el mundo, sobre la muerte, y la tumba. Él “nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor. 15:57).
III. Un canto de alabanza
Moisés cantó este canto al Señor. Esto no fue una mera exposición de habilidad musical, pero un derramamiento de gratitud y agradecimiento del corazón hacia Dios. Él los había sacado, los había guiado, había abrumado a su enemigo unido. Él merece la alabanza, y la tendrá, y ningún extraño se medirá con eso. Confía en él en todo momento, y derrama tu corazón delante de él.
IV. Un canto de testimonio
Fíjese cuantas veces aparece la palabra “mi” en el verso 2. Hay un sentido claro y decidido sobre esto. “Jehová es mi pastor”. Cuando cierta joven dijo: “Me gustaría poder confiar en el Dios de mi mamá”, estaba dando un buen testimonio tanto a su madre como al Dios de su madre, aunque ella misma no tenía ninguna experiencia personal con él. La música más dulce de la tierra es como el croar de las ranas en comparación con la melodía profunda y dulce de un corazón en paz con Dios. “Mi Dios eres tú, y te alabaré; Dios mío, te exaltaré” (Sal. 118:28).
V. Un canto de dedicación
“Lo alabaré” (Ex. 15:2). En hebreo, la palabra usada para alabar aquí incluye la idea de descansar como en una casa. Moisés decidió edificarle una casa, un lugar de descanso entre la gente. Si él nos ha dado una habitación en sí mismo, deberíamos proveerle una habitación en nuestros corazones. ¿No somos nosotros “morada de Dios en el Espíritu?” (Efesios 2:22). ¿No fue su intenso deseo que le impulsó a prometer que, “Habitaré y andaré entre ellos” (2 Cor. 6:16)? ¿No dijo Jesús: “vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23)? Él ha ido a preparar un lugar para nosotros, ahora preparemos un lugar para él, y que ese lugar sea el trono de tu corazón.
VI. Un canto unido
Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel. Se diferenciaron en muchas cosas, pero estuvieron de acuerdo en atribuir la salvación al Señor. “Díganlo los redimidos de Jehová” (Sal. 107:2) y y que lo hagan. Puede haber tantos tipos diferentes de cristianos como hubo colores en el abrigo de José, pero la manga no tenía por qué decir al cuello: “No tengo necesidad de ti”. Todos uno en Cristo, salvos por la misma sangre, justificado por el mismo Dios, y santificado por el mismo Espíritu, cantando la misma canción. ¡Alabemos a Dios!
VII. Un canto al otro lado del mar
Después de que los egipcios habían sido abrumados en las profundidades. La destrucción de los impíos no impedirá el canto de los salvos. La prisa unida de las olas de juicio parece enviar una aleluya profunda y solemne. En Apocalipsis escuchamos de la canción de Moisés y la canción del Cordero mezclándose en una: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero” (Ap. 15:3). Del otro lado, nosotros también cantaremos la nueva canción con un significado fresco y completo. Una canción que sonará a través del cielo más alto y hacia abajo a través de las edades eternas con cada vez más poder y dulzura. ¡Alabado sea el Señor!