La Biblia nos dice, Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él (Prov. 22:6). El tipo de liderazgo espiritual que solamente puede ser encontrado en el hogar cristiano es de un valor incalculable.
Una de las mejores maneras a través de las cuales se puede empezar a instruir al niño es que el hogar tenga el altar familiar. Los principios para nuestras vidas son aprendidos en nuestros hogares; y muchas de las cosas que aprendimos fueron desarrolladas en nuestro hogar. El día de mañana, el hijo que estás instruyendo ahora va a mirar hacia atrás y recordará el tiempo precioso en el altar familiar. ¡Qué gran responsabilidad encaran ustedes que son padres ahora!
Existe la historia de un hombre que creía que no se le debía enseñar religión a los niños, sino que ellos debían crecer y escoger ellos mismos ya que fueran mayores. Un día este hombre visitó a un amigo de él quien sabía de la forma que el hombre pensaba. Cuando el hombre de nuestra historia se retiraba de la casa de su amigo, le dijo: Me olvidaba de ver cómo va tu jardín y ver las flores. Su amigo le contestó: decidí no plantar más flores esta primavera sino esperar hasta octubre y permitirle al jardín que decidiera por sí mismo si va a dar flores o hierba mala.
Hace doscientos años, el papa Alejandro dijo: «El árbol está inclinado hacia donde la rama está inclinada».
Hace dos mil años, el apóstol Pablo dijo: «Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará».
Hace tres mil años, el profeta Oseas dijo: «Sembraron viento, y torbellino segarán».
Todas estas declaraciones no se pueden negar. Nuestro Señor Jesucristo dijo: «Dejad a los niños venir a mí». Él sabía que así como la rama decide como va a ser el árbol, así el niño decide el destino de lo que llegará a ser ese hombre.
A los padres se les ha instruido específicamente: «No provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor» (Efesios 6:4). Criadlos quiere decir educarlos o entrenarlos; amonestarlos quiere decir aconsejarlos o guiarlos. La lectura de la Biblia en el altar familiar con una pequeña explicación del pasaje leído, no solamente le hará la enseñanza más clara al nivel del niño, sino que también debiera ser usada para aconsejar usando las experiencias diarias.
Algún plan para leer la Biblia o algún otro libro adicional de ayuda pueden ser de beneficio para el altar familiar. Hasta un himno puede ser entonado así como Jesús y sus discípulos lo hicieron (Mateo 26:30). Todos los miembros de la familia pueden participar en la oración o el padre de familia puede guiarles. En el altar familiar se puede expresar gratitud por las bendiciones que el Señor les ha dado, interceder por los demás, confesar los pecados, pedirle al Señor que les continúe guiando y adorar y alabar a nuestro Padre celestial.
El apóstol Pablo le pudo decir a Timoteo, «Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús» (II Timoteo 3:15).
De hogares como Timoteo, hoy salen jóvenes y jovencitas que llegarán a ser siervos del Señor. Los padres cristianos tienen la oportunidad de hablarles acerca del reino de los cielos y acerca de la fe de los ciudadanos de los cielos, como asunto de experiencia espiritual personal.
¡Qué tan importante es el ambiente espiritual que existe en el hogar! Un interés en las Escrituras, la oración genuina, la verdadera conversación cristiana, estos son algunos de los principios que ayudan a crear una atmósfera en la cual la fe verdadera se nutre y se desarrolla.
¿Decidirás hoy empezar a moldear a ese niño o a esa niña en los caminos del Señor? La familia que ora unida, se mantiene unida. Empieza a desarrollar o vuelve a empezar el altar familiar.
El Escudo de la Fe Vol. 13 No. 1
Tendrán por allí literatura, para establecer un altar familiar? Gx Dios los bendiga
Nuestros hijos son tierra fertil en las manos del Señor