Este aceite de la santa unción es un emblema notable del Espíritu Santo, pues los usos que se le dan indican claramente el carácter simbólico enfático. El Dr. Kurtz nos recuerda que los orientales usaban aceite para tres propósitos muy definidos:
(I) En ungir el cuerpo.
(2) En la preparación de alimentos.
(3) Para dar luz a sus lámparas.
Así el Espíritu Santo da frescura al cuerpo, fuerza al corazón y el alma, y el brillo de la vida como testimonio a los demás. ¡Que el que nunca habla de sí mismo nos guía a la verdad acerca de sí mismo! Respecto a este aceite, fue …
I. Santo
“Mi aceite de la santa unción” (Ex. 30:31). Este fue su distintivo y esencial característica, porque su propósito principal era santificar y apartar para el servicio de Dios. El Espíritu se habla constantemente como Santo, y “el Consolador” (Jn. 14:26). El Espíritu no es más santo que el Padre o el Hijo, pero su gran misión es santificar al entrar en contacto con lo que ha sido consagrado a Dios. “Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo” (Lev. 20:26).
II. Reclamado por el Señor
“Este será mi aceite de la santa unción” (Ex. 30:31). El aceite santo era en sí mismo el sello de Jehová, todo lo que tocaba lo santificaba. Era la voz de Dios afirmando su autoridad. Era la mano del aceite de la unción. Dios que prendió y separó los vasos para su uso. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. Él actúa por él, cumpliendo su voluntad en la iglesia, como la casa de Dios. Él es el regalo de ambos el Padre y el Hijo (Juan 14:26).
III. Colocado sobre Aarón y sus hijos
Aarón es un tipo de Cristo, y sus hijos de creyentes en Cristo, que son los Hijos de Dios. Nuestro Aarón recibió su unción en el Jordán, los hijos en Pentecostés. Era el mismo aceite que se vertió en ambos. Así que somos bautizados por el mismo Espíritu que vino sobre el Cordero de Dios, y con el mismo fin, para que podamos “ministrar a Jehová” (Eze. 45:4). “Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo” (Gálatas 4:6). ¡Cuán estrechamente conectados Aarón y sus hijos eran en cuanto a privilegios y servicio! ¿Somos los hijos dignos de tal Padre? Este aceite de la santa unción es para cada hijo. Es un gran patrimonio (1 Juan 2:27). ¿Has reclamado esta porción?
IV. Se utiliza para santificar los utensilios
“Con él ungirás … todo lo que tocare en ellos, será santificado” (Ex. 30:26, 29). Cada utensilio separado, y todo lo relacionado con cada uno, fue tocado y separado por el aceite santo, la mesa y todas sus vasijas. Seguramente la enseñanza aquí es clara. Como vasijas, si hemos de ser útiles para el uso del Maestro, todas nuestras pertenencias y conexiones deben ser cedidas a aquel que nos ha llamado y nos ha limpiado. Nuestras voluntades, afectos, deseos, pensamientos, todo bajo el control de la Santa Unción, todos reconocidos como perteneciendo a Dios.
V. No puesto sobre la carne del hombre
“Sobre carne de hombre no será derramado” (Ex. 30:32). Solo sobre la mitra blanca pura del sacerdote podría ser derramado—no sobre la carne. “Lo que es nacido de la carne, carne es” (Jn. 3:6). El Espíritu Santo por allegarse a nosotros o en nosotros, no santifica la carne. La carne debe ser crucificada; sus obras deben ser mortificadas, no santificadas. “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu” (Gal. 5:17), y así no puede ser usado por el Espíritu. El orgullo y el egoísmo de la mente carnal nunca tendrán una unción del Santo. “Sobre carne de hombre no será derramado” (Ex. 30:32). Esta santa unción nunca será dada para nuestra propia gloria. El Espíritu ha venido para glorificar a Cristo (Juan 16:14). Si no estamos dispuestos y listos para glorificar a Cristo en nuestras vidas, no podemos tener la comunión del Espíritu Santo. Su presencia es poder.
VI. No debe ser puesto sobre extraños
“Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo” (Ex. 30:33). Los extranjeros eran todos los que estaban fuera del sacerdocio, los que no eran hijos. Cada hijo, sin importa cuán pobre o ignorante, podría tener la santa unción. Ningún otro podría. Y ninguna cantidad de santidad profesional podría prevalecer en su lugar. Este fue un privilegio heredado por nacimiento, “Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:13). Primero somos hechos hijos, luego herederos.
VII. No debe ser imitado
“Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo” (Ex. 30:33). Es imposible para nosotros imitar el funcionamiento del Espíritu Santo sin traer a nuestros espíritus la plaga separadora de la muerte. “Dios no puede ser burlado” (Gal. 6:7). Hay algo inescrutable acerca de aquellos ungidos con el Espíritu Santo que ningún aprendizaje, elocuencia o seriedad puede producir. Hay tal cosa como un fuego de entusiasmo que no es de Dios, un fuego falso, la imitación profana del “viejo hombre” de la unción de Dios. Ningún celo puede fabricar esto, ninguna penitencia puede comprarlo. Es el don de Dios. “Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22).