Da lo mejor al Maestro (consejo juvenil)

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas; no tengo en ellos contentamiento” (Eclesiastés 12:1).

Es universalmente creído que Salomón, el hombre más sabio que el mundo ha conocido, fue el autor del libro de Eclesiastés. Él aconseja a los jóvenes a recordar a Jehová en los días de su juventud.

Muchos jóvenes insensatos piensan que tienen derecho a entregarse a los placeres carnales en su juventud, Ellos dicen, “Si un día me entrego a Dios mejor que sea en la vejez. Así no voy a perder nada”. Esta mentalidad es por pensar que Dios no nos ofrece nada. Que es de balde servirle.

Doy gracias a Dios que llegué a conocer a Cristo en mi juventud. No he perdido nada por servir a él. Al contrario, he alcanzado riquezas inmensurables. Él me guardó de los vicios que llevan muchos a la vergüenza y ruina. Por su bondad, he tenido amistades entre gente loable y virtuosa. Me ha dado una familia del cual estoy orgulloso. Es una consolación saber que, a mi partida, mis hijos van a llevar adelante la obra que ha sido el afán de mi vida.

Si uno de veras conoce y ama a Dios, su anhelo es ofrecerle lo mejor. ¡Qué locura es ofrecerle un cuerpo debilitado y gastado por los años! Dios necesita y merece la flor de la juventud. Que vergüenza es llegar a la vejez y reconocer que ha hecho poco o nada por Dios. El testimonio de David, en el Salmo 71:17, era “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas”.

Los versículos 2-7 de Eclesiastés doce se tratan de las limitaciones y frustraciones de los ancianos. ¿Cómo podemos esperar la ayuda de Dios en nuestra vejez si no hacemos nada para él en nuestra juventud?

Es una consolación para el anciano poder mirar para atrás y decir, “mi vida no ha sido en vano”. Si toda la fuerza de nuestra vida fue gastada en acumular bienes materiales, tendremos que dejar todo atrás. Hace poco recibimos noticias de un matrimonio que, a su muerte, dejaron 7.5 millones de dólares para un seminario bautista. Por un tiempo éramos miembros de la misma iglesia con ellos. No, no dejaron nada para nosotros pero no tuvimos envidia. Lo mejor que dejaron para nosotros era una vida entregada a Dios.

Joven, no seas insensato con tu vida. Entrégate a Dios. Él te guiará a una vida fructífera. Él tiene un plan para tu vida. Lo que él te ofrece será lo mejor.

 

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