Estoy descorazonado cada vez que escucho a creyentes que tienen que sufrir por la maldad de otros que profesan ser creyentes. Es lamentable, pero siempre ha habido y todavía hay creyentes falsos. Debe ser que el Apóstol Pablo sufrió también por la maldad de ellos. En Tito 1:16 dijo “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”.
Ellos profesan conocer a Dios. Tal vez ellos mismos están engañados. Puede ser que tuvieron una experiencia religiosa que ellos interpretaron como el nuevo nacimiento. Después de andar con los creyentes por un tiempo aprendieron a hablar como ellos. De su forma de hablar, tienen el aspecto de ser creyentes. Son aceptados por los demás creyentes. Algunos aun llegan a ser miembros de la iglesia. Todos aceptan a ellos por creyentes.
¡Qué desconcertante es cuando ellos manifiestan las obras carnales de los incrédulos! En vez de preocuparse por el bienestar de los demás creyentes, se aprovechan de ellos. Satanás usa a ellos para sembrar un mal espíritu entre los creyentes. Iglesias, a veces, son destruidas por los creyentes falsos.
Por el bienestar de una iglesia, les conviene que los líderes guíen a los demás en eliminar a los que causan divisiones. El consejo de Pablo en cuanto a ellos se encuentra en Romanos 16:17-18. Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.
Los incrédulos siempre usan el mal testimonio de los creyentes falsos como excusa para rechazar a Cristo. Por eso, nos conviene ser prontos en reconocer que, a veces, entre nosotros hay lobos en piel de ovejas. Esto sirve para invalidar la excusa del incrédulo.
No es decir que todos los que causan el sufrimiento de otros son creyentes falsos. El pecado del creyente resulta en el sufrimiento de otros. El creyente entregado a Dios sentirá culpa por hacer a otros sufrir y será pronto en arrepentirse y pedir perdón. I Pedro 1:22 nos manda a amar unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
A los demás, mi exhortación es Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? II Corintios 13:5. Si te das cuenta de que eres un creyente falso, te conviene reconocerlo y pedir perdón de Dios y la salvación. Isaías 55:7 dice que nuestro Dios es amplio en perdonar. Únicamente los que son genuinos disfrutarán de todo lo que Dios tiene para los suyos.
Ruego al Señor que nos ayude a ser siervos sinceros, a reconocer nuestras fallas cuando tratamos con otras personas y sentimos temor de hablarles de la salvación. que nos ayude a apartarnos del pecado y nos permita acercarnos a El, que lleguemos a ser irreprensibles en un mundo lleno de egoísmo e hipocresía. Gracias por el exhorto.