Otra cualidad que los jóvenes deben cultivar es el cariño por sus padres. Otra vez vemos un buen ejemplo en José. La madre de José murió cuando era un niño y casi no la recordaba. Tal vez por eso él estaba aún más apegado a su padre. Los padres no son perfectos. El padre de José no era una excepción. Es muy probable que lo que José sufrió de sus hermanos fue, en parte, porque su padre lo favorecía. No sé si José era consciente de esto. Si fue así, parece que nunca guardó rencor.
¿Recuerdan las circunstancias por las que José fue quitado de repente de su casa paterna, y que su padre lo dio por muerto? Lo más probable es que José no haya sabido que Jacob lo daba por muerto. En sus años en Egipto seguramente pensó muchas veces, «Como debe estar sufriendo mi papá». Cuando sus hermanos aparecieron en Egipto, y aun antes de revelar que él era su hermano, una de sus primeras preguntas fue «¿Vive aun vuestro padre?» (Génesis 43:7). Después de darse a conocer, él hizo todo posible para que su padre se reuniese con él en Egipto.
Es triste ver la gran falta de afecto que los jóvenes tienen por sus padres. Es raro encontrar una familia feliz. Tal vez nos conviene preguntarnos «¿qué estamos haciendo mal?» En parte, por lo menos, es porque los niños y jóvenes no tienen el respeto y cariño que deben tener para sus padres. Muchas veces las madres han estado al borde de la muerte para dar a luz un hijo. Por eso, es un crimen contra toda dignidad cuando su hijo la maldice.
Las emociones están entre las primeras cosas que se desarrollan en un bebé. Ellos empiezan a reconocer la atención de sus padres y responder con una sonrisa. Perciben cuando están en brazos de un desconocido. Lo ideal sería que este afecto siguiera durante toda la vida.
Joven, tú debes honrar a tus padres como a quienes la providencia ha constituido como tus superiores. Debes expresarles tu cariño de toda manera posible. Debes prestar atención cuando ellos hablan. Ellos tienen más experiencia que tú. Te conviene oír sus consejos.
¿Qué pasa entonces si no estás de acuerdo con su opinión? En primer lugar, debes recordar que es posible que tu estés equivocado. Si, después de consultar con otros (y no únicamente tus contemporáneos), todavía estás convencido de que tus padres están equivocados, sería prudente decírselo humildemente; pero, a su vez diciendo, «voy a obedecerte igual porque respeto tu autoridad».
Es lamentable que haya casos de padres que no merecen el respeto de sus hijos. Compadezco con los que tienen padres que son borrachos. Sus hijos tal vez los han visto regresar a casa por la noche ebrios y dejar a los demás temblando y llorando. ¿Qué relación deben tener sus hijos para con ellos? No es necesario exponer los vicios de sus mayores, aunque a veces tienen que reconocerlos. Si no puedes hablar bien de tus padres, es mejor callar. ¿Debe el joven tratar de corregir a su padre? Sí, pero de manera adecuada. Es una situación delicada. Por lógica, es el deber de los padres corregir a sus hijos y no viceversa. Por eso, sería bueno pensar bien en cuanto a la mejor manera de hacerlo. El momento ideal es cuando él está sufriendo por su vicio y, tal vez arrepentido. En tal ocasión va a caer bien decir, «Papá estamos orando para que dejes este vicio porque no queremos verte sufrir tanto».
¿Los hijos deben obedecer a sus padres aún cuando piden que hagan algo malo? Otra vez, estamos ante una situación delicada. En ese caso sería prudente seguir el consejo que fue dado en cuanto a la opinión equivocada. Los hijos tienen la obligación de obedecer a sus padres. Los padres tienen autorización bíblica de castigarlos por la desobediencia. Los jóvenes que viven en casa de sus padres tienen obligación de someterse a ellos. Por lo general, son los jóvenes los responsables porque quieren un estilo de vida libertina o que perjudica la tranquilidad y felicidad de la casa. Hay casos cuando los padres son los culpables. Si un joven se encuentra en semejante situación debe esforzarse para poder vivir aparte lo antes posible. Siempre debe ser con el consentimiento de sus padres.
Los jóvenes deben pensar en el bienestar de sus padres, estar prontos a ayudar con los quehaceres de la casa y no ser una carga para ellos. No tienes que esperar que te manden hacer algo ni debes esperar una remuneración por hacerlo. Cuando ellos lleguen a la vejez tú deberás preocuparte por su bienestar. José dio un buen ejemplo. Él mandó a sus hermanos a casa con carros en los cuales traerían a Egipto a su anciano padre con todos sus bienes. Algunos años más tarde José estaría al lado de su lecho de muerte. Joven, no olvides a tus padres en los últimos años de su vida. Ve a visitarlos cada tanto. Llámalos por teléfono o envíales una carta en la que cuentas lo que está pasando en tu vida; será una gran consolación para ellos saber que no son olvidados. Haz lo que puedas por su bienestar y para suplir sus necesidades.
Da gracias a Dios por tus padres. Jamás vas a saber cuantos sacrificios ellos han hecho por ti. Hónralos y obedéceles. En hacerlo pondrás un ejemplo delante de tus hijos porque Jesús dijo en Mateo 7:12: «Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos».