Adorar a Dios mediante la música es algo que nos encanta hacer, en lo particular disfruto mucho cantar a nuestro Dios, es un momento muy especial. Lo que deseo compartir con los lectores es acerca de este tema, no voy a hablar de los instrumentos que debemos o no usar, o el género que es aceptable (aunque es algo a tener en cuenta). El tema está enfocado más bien hacia cuán teológicos son los himnos que cantamos en cada culto. ¿Estamos cantando bíblicamente? Quizás muchos piensen que no es necesario cantar teología, pero entonces ¿para qué cantar?
Hace poco escuché a un joven que forma parte de un grupo cristiano decir que ellos cantan música que no es aburrida y que a los jóvenes les gusta más este tipo de letras y melodías. Pero me pregunto: ¿esta música tiene líneas que comunican una profunda verdad teológica que puede llevarnos al arrepentimiento, o solo juega con las emociones? En medio del ruido de este mundo y los continuos cambios, ¿los líderes de alabanza están guiando a la congregación a cantar el evangelio? Es preocupante y hasta alarmante ver cómo en muchos templos se han puesto en desuso los himnarios bautistas que poseen hermosas letras como “En el monte Calvario”, “Solo de Jesús la sangre”, “Cuán grande es Él”, “Santo, Santo, Santo” y muchos más. ¿Y qué pasó con los villancicos que adornaban la navidad, o con los hermosos himnos de la Semana de la Pasión? Pero vamos a ver qué enseña la Biblia acerca de esto.
Primero, remontémonos al Antiguo Testamento. En 1 Crónicas 25:1 dice: “Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hernán y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos (…)”. Se describe cómo David junto a oficiales de su ejército escogió a los músicos y cantores, estableciendo la música como un rasgo central en el culto a Dios. Algo distintivo es que la Palabra dice que por medio de la música profetizaban. Esto no debe tomarse necesariamente en un sentido de revelaciones, sino más bien en el de proclamación y exhortación mediante la letra de su música. La música era usada como un vehículo para la proclamación de la verdad a los demás.
Y qué hablar de los Salmos, en ellos podemos encontrar una amplia gama de teología, te hablan de los atributos de Dios (Salmo 33, 90, 102, 119, etc.), la pecaminosidad del hombre (Salmo 14, 53, etc.), y cómo frecuentemente la vida parece estar fuera de control y, sin embargo, todos los acontecimientos y situaciones son entendidos a la luz de la providencia divina como estando en el camino correcto de acuerdo al tiempo de Dios.
G. Scroggie dijo: “¡Cuán llenos de alabanza a Dios están estos Salmos! Los teclados de la creación, la providencia y la redención son tocados gloriosamente por el alma en su éxtasis; el cielo y la tierra, el mar y el firmamento, cosas animadas y cosas inanimadas son llamadas a adorar al Señor”.
Los Salmos fueron en su mayoría compuestos por David, el dulce cantor de Israel (2 Samuel 23:1) y están llenos de verdades teológicas. Presentan un concepto teocéntrico del mundo, se considera a Dios como el creador, el que sostiene y dirige la historia y quien, por encima de todo, es Salvador.
De esta manera adoraban mediante la música los hijos del pacto del Antiguo Testamento. Así deberíamos hacerlo nosotros también.
Un poco más adelante en el Nuevo Testamento nos encontramos con Efesios 5:19 “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”. Aquí se trata de los salmos del Antiguo Testamento cantados con melodía y ritmo. También se refiere a la música coral en general: la iglesia primitiva cantaba los salmos bíblicos al unísono. Otra expresión que se utiliza es cánticos espirituales (Colosenses 3:16). Estos cánticos pueden tratarse de canciones de alabanza que se distinguían de los salmos porque se enfocaban más que todo en el Señor Jesucristo.
Dios es la fuente y a la misma vez el objeto del corazón lleno de alabanza del creyente. Le agrada tanto este tipo de alabanza musical que un ejemplo de ello podemos encontrarlo en los relatos de la dedicación del templo, ocasión en la que el cántico honró tanto al Señor que su gloria descendió (2 Crónicas 5:12, 14).
Entonces, si los que nos antecedieron cantaban bíblicamente, ¿por qué nos comportamos tan reacios a la idea de hacerlo hoy? Con esto no quiero decir que todos los grupos cristianos de música contemporánea cuyos cantos nos deleitan hoy sean un completo fraude. Muchos tienen letras profundamente evangélicas, pero tristemente otros no. El punto está en nuestro objetivo. ¿Qué queremos lograr cantando en la iglesia? Supongo que todos pensarán lo mismo: adorara Dios.
William Temple escribió: “Adorar es despertar la conciencia por la santidad de Dios, alimentar la mente con la verdad de Dios; purificar la imaginación por la hermosura de Dios, abrir el corazón al amor de Dios y dedicar la voluntad al propósito de Dios”.
Por desgracia, en muchas ocasiones esta adoración no es la que estamos alcanzando cuando cantamos. Es necesario ministrar por medio de una música con letras que traigan convicción y arrepentimiento, no que solo muevan las emociones y provoquen lágrimas que se quedan en el banco.
El tiempo de adoración musical es frecuentemente el que antecede al predicador, una razón más y una oportunidad para cantar de la Verdad que es Jesús y así preparara los adoradores para recibir la Palabra de Dios.
Por estas razones debemos adorar bíblicamente, cantar de Cristo, lo que ha hecho, lo que hará y cómo ha llevado corazones perdidos al arrepentimiento, y así finalmente estaremos cumpliendo el objetivo por el cual fuimos creados: “…para alabanza de la gloria de su Nombre…” (Efesios 1:6)
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.” 1 Corintios 14:15
“Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva.” Salmo 146:29
La Voz Bautista Abril-junio 2017
eso es correcto y es una explicacion clara con respecto a la alabanza a Dios bendiciones.
Dios es un Dios de orden y merece que alabemos en espiritu y en verdad, muchas iglesias con los movimientos de la restauracion y la prosperidad estan dejando de lado la alabanza cristocentrica y se van mas por la bulla y la danza algo k ya no es para nosotros, debemos rescatar las sublimes alabanza que nos hacen ver la deidad de Dios para nuestra vida..