Cuando una persona se hace miembro de una iglesia neotestamentaria, al mismo tiempo asume la responsabilidad como AYUDANTE DEL PASTOR, pues los miembros de una iglesia deben ser obreros voluntarios del Señor. El servicio que un cristiano presta como voluntario depende siempre de la dedicación de su vida al plan de Dios, y se constituye en una ganancia o en una pérdida, y ayuda o estorba al programa de la iglesia.
El fiel y leal miembro de una iglesia no demora su afiliación con una iglesia de la misma fe y orden en la nueva comunidad donde se establezca.
Algunas iglesias cometen el error de otorgar cartas de transferencia a los miembros individualmente, cuando éstos cambian su residencia a otro lugar. Hace unos años, un miembro de mi congregación, en Memphis, Tenn., me presentó una carta de transferencia vieja y descolorida, que le había sido otorgada a su solicitud hacía 21 años; él había vivido en otras ciudades antes de hacerse miembro de nuestra iglesia, y había llevado consigo esa carta durante todo ese tiempo. La experiencia de este hombre me sirvió como ejemplo de «una vida malgastada».
La Biblia claramente enseña que una carta de transferencia debe ser una comunicación entre las iglesias. El objeto de esta carta es servir como presentación y recomendación de una persona ante una iglesia. En Hechos 18:24-28 tenemos una ilustración acerca de Apolos, un cristiano de los tiempos primitivos que se trasladó de una ciudad a otra, y también acerca de una carta de transferencia que fue enviada a la iglesia a la cual se trasladó, dando cuenta de su personalidad y servicios. El estudio de este caso claramente nos enseña lo que en la actualidad debe hacerse en casos semejantes.
ANALISIS DE APOLOS COMO MIEMBRO DE LA IGLESIA. Un análisis de Apolos revela que era: (1) estudioso de las Escrituras; (2) que asistía a los cultos; y (3) que era obrero activo. Fuese cual fuese la prueba que le pudiera venir, la constitución espiritual de este hombre era suficientemente fuerte para resistirla.
ANALISIS DE LA IGLESIA DE LA CUAL APOLOS SALIÓ: EFESO. (Véase Apoc. 2:2, 3). Apolos salió de una iglesia que era (1) trabajadora. (2) paciente, (3) misionera, y (4) ganadora de almas. Apolos no tenía inquietudes acerca del futuro de esa iglesia, debido a que su programa era sano. Cada iglesia tiene la responsabilidad de alistar seriamente a sus miembros, por eso debería tener una clase doctrinal durante cinco domingos, a la hora de la Unión de Preparación.
ANALISIS DE LA NUEVA IGLESIA EN ACAYA. Apolos descubrió que los miembros de su nueva iglesia estaban divididos, eran mundanos, inmorales y materialistas. El podría haber creado una situación desagradable si hubiera dicho: «Aquí las cosas no son como en la iglesia de la cual yo vengo». Pero no fue así, por el contrario, se identificó inmediatamente con su nueva iglesia, para la cual llegó a ser una verdadera bendición. Tened a bien leer Hechos 18:27, 28.
La designación de AYUDANTE DEL PASTOR es dignificante y elevada. El presentar a los nuevos miembros como nuevos AYUDANTES DEL PASTOR, y así reconocerlos al recibirlos en la iglesia, es una buena manera de darles la bienvenida. Bajo ese título podrían aparecer sus nombres en el boletín de la iglesia. Por más de veinte años, el tema de mi primer sermón en cada nuevo pastorado ha sido: LOS AYUDANTES DEL PASTOR, y este tema lo repetía anualmente. Al niño le gusta ayudar, y los obreros prefieren ser accionistas. En la vida necesitamos tener consocios; las iglesias que hagan énfasis en esto, y hagan ver a los miembros que «somos coadjutores», trabajarán armoniosamente.
Todos debiéramos evaluar acertadamente el pasaje de 1 Cor. 3:9: «Somos coadjutores de Dios». La nota personal, y el tiempo presente, (somos); el llamado a trabajar juntos, (sobreentendido en «coadjutores», o los que realizan acción en conjunto); la sublimidad, (de Dios): todo esto presenta una invitación personal a cooperar. Aarón y Hur sostuvieron las manos de Moisés, y de esa manera participaron en el servicio que prestó (Exodo 17:12). Es extraordinariamente significativo que la Divinidad se digne usar vasos de arcilla. Con este propósito fue creado el hombre.
El ser «coadjutores de Dios» es el principio básico del cual depende el fundamento de toda labor cristiana. Esto se puso de manifiesto el día de Pentecostés. Por lo tanto, con satisfacción reconocemos que si levantamos la carga entre todos juntos, es menos pesada; que marchando todos juntos, el camino es más corto; que cantando juntos, la música es más agradable; y que adquiriendo ganancias juntos, la cosecha es mayor.
Algunos de los requisitos que los miembros de las iglesias deben llenar para llegar a ser eficaces AYUDANTES DEL PASTOR, son:
I. LOS AYUDANTES DEL PASTOR DEBEN ASISTIR A LOS CULTOS
Bendito sea este grupo que fiel y constantemente asiste a los servicios de la iglesia. Uno no puede ser un buen AYUDANTE DEL PASTOR si no asiste con regularidad a los cultos de la iglesia. Hay muchos atractivos fuera de la iglesia, los cuales nos desvían de la asistencia a los cultos; pero las cosas frívolas y la ociosidad deben ser despreciadas.
El pastor no progresa y la iglesia tampoco, a menos que él se sienta estimulado por la presencia de la gente. Es una gran responsabilidad para el ministro el preparar los sermones para la gente que asiste a los cultos. Cada persona debe ocupar su lugar, y «no dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre.» Si hacemos esto nadie será víctima de la plaga del «absentismo».
II. LOS AYUDANTES DEL PASTOR DEBEN SER INTERCESORES
Las Epístolas de Pablo están llenas de expresiones pidiendo a sus colaboradores sus oraciones, porque sentía la necesidad de ser fortalecido. Si vosotros realmente oráis, en ese caso amaréis, cooperaréis, ayudaréis, animaréis, simpatizaréis y prestaréis vuestro sostén. La oración es el exponente de todo miembro que es eficaz; mediante la oración se determina su utilidad. Debido al poder de la oración, los miembros activos son aquellos que oran.
III. LOS AYUDANTES DEL PASTOR DEBEN SER MENSAJEROS
El claro mandamiento del Señor: «Id, proclamad», todavía es imperativo. La capacidad de adquisición está determinada por la cantidad de rendimiento. Todo el progreso en la obra misionera, tanto local como mundial, depende del testimonio y de la obra personal del individuo. Son pocas las conversiones y adhesiones de miembros que no son resultado del trabajo personal. Muy abundante es la cosecha que se levanta de las visitas que se hacen de casa en casa. Las bendiciones que se reciben son tantas para el obrero como para la persona visitada: «Díganlo los redimidos de Jehová.»
IV. LOS AYUDANTES DEL PASTOR DEBEN SER DADORES
La iglesia tiene un programa financiero. Hace falta el dinero para proyectar y continuar la obra de la iglesia. Mi propósito inquebrantable como pastor fue siempre éste: QUE NUNCA HAYA DEFICIT. Este podría también ser el lema de todas las iglesias mediante una cuidadosa administración, esfuerzo unido y la práctica de la mayordomía de las posesiones. Sin embargo, es mejor tener un déficit que un presupuesto raquítico. Haced grandes planes, pero sabiamente; luego promoved esos planes.
Tal vez se podría determinar la condición espiritual de una iglesia basándose en la tesorería de la misma. El secretario de finanzas podría con justicia decir a muchos: «¿Por qué me llamáis, Señor, y no hacéis lo que digo?» «¿Robará el hombre a Dios?» Gracias a Dios porque ahora se está aceptando mejor el método divino de los diezmos y ofrendas, reconociéndolo como bíblico, sano en su principio y satisfactorio en sus resultados. El diezmo es un testimonio cristiano de los tratos que tenemos con Dios. El diezmero ama a su iglesia, y acepta su responsabilidad como miembro. Además del diezmo deben presentarse dádivas y ofrendas.
Las responsabilidades y los ideales de los miembros de la iglesia deben ser elevadísimos. La plaga que hace que los miembros «enfermizos» estén ausentes de sus puestos, es grave, por lo tanto el tratamiento debe ser fuerte. Debemos orar pidiendo a Dios que prepare AYUDANTES DEL PASTOR de la más alta calidad, porque entonces, y sólo entonces podremos esperar ser capaces de abarcar la tierra en el nombre de Dios, y hacer que se realice el ideal de las misiones mundiales.
Además, nosotros mismos debemos tomar la resolución de ser mejores obreros en el reino de Cristo. AYUDANTES DEL PASTOR en el más amplio sentido de la palabra.
EL PASTOR EVANGELICO, 1957