Cada vez que nace un bebé sus padres se convierten en los arquitectos de su carácter. El niño está a la mereced de sus padres, no únicamente por su sustento, sino también por la formación de su carácter.
Hay buenos y malos arquitectos. Algunos son capaces de dibujar la fachada de un edificio. Ponen árboles y flores en el jardín y tiene un lindo aspecto. A su vez son negligentes en hacer planos del interior que incluyen todas las facilidades de gas, luz y teléfono. Resulta que es un edificio que no es muy servible. Así son los padres que fracasan en infundir carácter en sus hijos.
La razón por la cual muchos padres fracasan en infundir carácter en sus hijos es porque ellos mismos son débiles en este sentido. Es difícil dar algo a nuestros hijos que nosotros no tenemos. Nuestros hijos aprenden mucho de nuestro ejemplo. Por eso, para ser buenos arquitectos de carácter, tenemos que ser diligentes en añadir cada vez más carácter a nuestra vida. II Pedro 1:5-8 dice “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”. Un buen arquitecto tiene que aprovechar de las conferencias para estar al tanto con la nueva tecnología. Las virtudes son como la tecnología que ayuda a los padres a cumplir con su deber.
A veces los padres enseñan mal carácter a sus hijos sin querer y sin darse cuenta. A veces hay padres que mandan a sus hijos a poner el uniforme de la escuela antes de ir a la casa de la abuela. Así pagan el boleto escolar en el transporte público. Están enseñando a sus hijos el arte de aprovecharse. Cuando llegan a ser grandes siguen buscando maneras de aprovecharse. Por eso, tenemos tanta corrupción en nuestros líderes.
Papá lleva a Pedrito al centro con él. Antes de salir le dice a Pedrito, “Si te portas bien voy a comprarte un helado antes de volver a casa”. Así Pedrito aprende a esperar y exigir el beneficio. Mejor sería si papá diría a Pedrito, “Si te portas mal voy a darte una paliza cuando llegamos a casa”. No, pero sería más agradable comprarle un helado. A lo mejor, papá también tiene deseos de comer un helado. Está bien comprar un helado para Pedrito, pero no como un beneficio por portarse bien.
Proverbios 22:6 manda a los padres a instruir a los niños en su camino. Es su deber. Es lo que Dios pide de los padres. El mismo versículo dice que el resultado será que, cuando fuere viejo, no se apartará del camino. Los padres que se entregan al lujo de no disciplinar a sus hijos pagan caro más adelante cuando sus hijos se ponen rebeldes. El no respetar la autoridad es una gran falta de carácter. Padres, es su deber enseñar a sus hijos que son ustedes los que mandan y que es su deber hacerle caso. Si falla en esto, sus hijos tendrán grandes dificultades en su vida. El consejo de Salomón a los padres es: “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma” (Proverbios 29:15, 17).
Mi consejo a los jóvenes, igual que a los padres, es que se esfuercen en tener buen carácter. Siempre es provechoso. Nunca será una desventaja. A su vez, es la cosa mejor que puede dar a sus hijos. Hay padres que pueden dejar a sus hijos una herencia que consiste de una fortuna de bienes materiales. Más afortunados son los que reciben de sus padres una herencia que consiste en un buen ejemplo de buen carácter que infundieron en ellos.
Padres, si van a disfrutar en dejar esta herencia a sus hijos tienen que ser diligentes en ser buenos arquitectos de carácter y enseñarlo a sus niños. Una vez que son grandes será tarde. Los padres que dejan a sus hijos una herencia en bienes materiales no tienen el privilegio de ver como ellos disfrutaron de su herencia. Al contrario, los que dejan a sus hijos una herencia en buen carácter pueden ver a ellos disfrutándolo hasta el día de su muerte.
Bendciiones hermano por ese mensaje, cuando nos cuesta como adulto moldearnos día a día, y dar buen ejemplo a nuestros hijos, me gustaría pudiera publicar un mensaje sobre como podemos moldear nuestro caracter o como imitar el caracter de Cristo que debe ser el nuestro.-
Bendicones.-