1. SU ORIGEN

Los Fundadores

La mera naturaleza del mormonismo, lo desacredita completamente. Es un sistema sensual, producto de la mente humana. Aunque los apóstoles de este falso sistema hacen esfuerzos inauditos para envolver su origen en el más obscuro misterio, la verdad de las cosas se ha descubierto al fin. El nombre que de una manera prominente está en conexión con sus principios es el de José Smith, pero hay otros dos que son igualmente importantes si es que no más, a saber, el Rev. Sidney Rigdon y Parley Pratt.

El Carácter de sus Fundadores

José Smith era iliterato a la vez que muy ignorante. No supo leer bien hasta que fue hombre de edad madura. De la Biblia, nada sabía, según declaración de su propia madre; y según el editor de un periódico de Palmyra, toda la familia Smith era considerada como ignorante, afecta a bebidas fuertes a la par que irreligiosa. En 1833 sesenta y dos residentes de Palmyra, N. Y., hicieron juramento escrito y calzado con sus firmas, afirmando que José Smith Sr., y su hijo eran hombres destituidos de carácter moral y que practicaban hábitos viciosos. Además Smith era intrigante, avariento, y hasta cierto punto hábil.

Por consiguiente, se necesitaba otra clase de hombre para imprimir carácter religioso a este falso sistema, el cual Smith había en parte arreglado. Tal hombre fue hallado en el Rev. Sidney Rigdon, un ministro errante, descontento y despuesto, quien había tenido dificultades con Alejandro Campbell, el fundador de la secta Campbelista; y decía que si éste pudo ganar fama y autoridad organizando una nueva iglesia, él podía hacer lo mismo, y tomó como base el Libro de Mormón. El otro individuo que ayudó en gran manera al desarrollo del plan fue Parley P. Pratt, quien desplegó cierta audacia mental y moral hasta entonces desconocida para propagar tan inmoral sistema. Se tendrá una idea más clara del carácter de este hombre trayendo a colación el hecho de que fue muerto a balazos por un hombre furioso, cuya mujer había abandonado su hogar a instancias de Pratt, para ir con éste a Utah, en calidad de una de sus muchas mujeres.

Estos fueron los cerebros enfermisos, los espíritus egoístas que inventaron el espurio y duro sistema del mormonismo.

II. SU CARACTER

Se Opone al Gobierno Civil y Nacional

El solo carácter del mormonismo lo desacredita como una religión. En primer lugar se opone directamente a los principios fundamentales de nuestro gobierno. Insiste en que toda autoridad civil es inferior al gobierno sacerdotal. «Todos los gobiernos son ilegales y carecen de autoridad», dice. Esta declaración pone a las comunidades mormonas en abierta oposición a nuestras autoridades nacionales, y lleva a sus apóstoles hasta el punto de desafiar al Congreso para que intervenga en la infracción de las leyes, perpetrada por los comulgantes de la secta.

Es Contrario al Cristianismo

El mormonismo se opone directamente a las enseñanzas del cristianismo. Primero, proclama un falso profeta en la persona de José Smith, hombre de carácter inmoral y perverso. Segundo, proclama una falsa Biblia en el Libro de Mormón, libro que fue arreglado y compilado de mala fe, con fines engañosos y basado sobre un romance puramente religioso que había sido escrito por el Rev. Salomón Spaulding en 1811. Tercero, proclama un falso sacerdocio—el sacerdocio de Melquisedec y de Aarón, aunque nunca ha existido un sacerdocio de Melquisedec. Cuarto, impone un grupo falso de apóstoles.

III. SUS DOCTRINAS Y ENSEÑANZAS

Artículos de Fe

El mormonismo está condenado por sus propias enseñanzas, aunque sus artículos de fe tal como son presentados por los misioneros no tienen nada digno de objeción. En 1844 José Smith, con la ayuda de otros publicó los trece artículos de fe que encierran toda la creencia y enseñanzas mormonas. Sin embargo, éstos son de hecho fraudulentos. Tenemos que omitir aquí la discusión del resto de estos artículos y solamente llamar la atención al primero, que dice: «CREEMOS EN DIOS EL PADRE ETERNO Y EN SU HIJO JESUCRISTO Y EN EL ESPIRITU SANTO». Por «Dios el Padre Eterno» la iglesia mormona quiere decir «Adán». Adán fue promovido a ser el Dios de este mundo. Brigham Young escribió, «Adán es nuestro Padre y nuestro Dios, y el único Dios con quien nosotros tenemos que ver». El pecado de Adán y Eva es considerado como uno de los grandes pasos hacia la exaltación, porque fue por su pecado que Adán pudo obtener sabiduría de Dios y de aquí que haya sido exaltado a la Deidad.

En la fe mormona hay muchos Dioses, y estos Dioses tienen muchas mujeres las cuales continuarán teniendo hijos por toda la eternidad, y cada hombre que levanta una grande institución polígama aquí en la tierra será promovido a ser un Dios en el mundo celestial.

El Pacto de la Poligamia

En los trece artículos de fe publicados por la iglesia mormona, se toman buen cuidado de omitir su doctrina del matrimonio plural, pero queda en su Libro de Doctrina y Pactos como una revelación de Dios que ha de ser observada bajo pena de condenación eterna. Ni tampoco publican sus enseñanzas peculiares a su harén sagrado. Si lo hicieran no ganarían conversos y esto sería en contra de sus intereses. Antes de descubrir estas nefandas enseñanzas concernientes al repugnante pacto de la poligamia, esperan hasta que sus adeptos están completamente entrampados. He aquí la ley respectiva tomada del Libro de Mormón de Doctrina y Pactos:

«¡Porque he aquí! yo te revelo un pacto nuevo y eterno, y si no guardas este pacto ya eres condenado; porque nadie puede rechazarlo y tener acceso a mi gloria. Y en cuanto a la ley del sacerdocio, si un hombre se casa con una virgen y desea casarse con otra, y la primera da su consentimiento; y si se casa con la segunda y ambas son vírgenes y no tienen compromiso con otro hombre, entonces él es justificado; y no puede cometer adulterio con aquella que le corresponde a él solamente. Y si tiene diez vírgenes que le han sido dadas conforme a esta ley, no comete adulterio, porque ellas le pertenecen; por consiguiente está justificado». Y en el Compendio de Doctrina Mormona hallamos estas palabras:

«Si el matrimonio plural es ilegal, entonces todo el plan de salvación por medio de la casa de Israel es un fracaso, y todo el edificio del Cristianismo carece de fundamento».

IV. SUS PRACTICAS Y PROGRAMA

El mormonismo no respeta la verdad

Algunos objetan que esta práctica anticristiana de la poligamia ha sido desarraigada del sistema. Esto es lo que los directores de la iglesia afirman. Pero a pesar de estas afirmaciones, muchas de las más competentes autoridades de nuestros días, aseguran que el harén mormón existe todavía, aunque de la manera más secreta, y que la mitad de los apóstoles mormones practican la poligamia, y que la doctrina del matrimonio plural es enseñada a pesar de que han prometido solemnemente no hacerlo. José F. Smith, el presidente de la iglesia mormona admitió bajo juramento, que él había continuado viviendo con cinco mujeres y que era su propósito seguir haciendo lo mismo. Admitió que era padre de cuarenta y dos hijos, y que diez de éstos nacieron después de que los mormones prohibieron la poligamia.

El mormonismo mata el sentido moral

«La blasfemia y la obscenidad entre hombres, mujeres y niños, obispos y apóstoles, son demasiado comunes para que necesitemos probarlas. Estos dos vicios son tan practicados que el apóstol Lyman declaró recientemente en el tabernáculo, que la obscenidad es el mayor pecado de los mormones», dice el Rev. Bruce Kinney, autoridad competente sobre el mormonismo. También la intemperancia ha sido un vicio ordinario entre ellos. La misma iglesia maneja el Pabellón de Salt Air y la Institución Cooperativa Mercantil de Sión, establecimientos en que se vendían bebidas alcohólicas con expreso permiso de los altos dignatarios, hasta hace poco, que el Estado de Utah implantó la temperancia dentro de sus límites.

Inmoralidad de los misioneros mormones

Los jóvenes que salen como misioneros de la iglesia mormona, no van por su voluntad. Son obligados. Es una parte de su juramento. «Muchos de esos jóvenes, son en alto grado obscenos, profanos e inmorales». Otra vez dice Bruce Kinney: «He escuchado hombres que maldicen a la iglesia por haberlos enviado al campo misionero, y van aunque desanimados. Hay prácticas a que los jóvenes son incitados, que horrorizarían a todos excepto a los mormones. ¿Es, entonces, extraño que haya tantos matrimonios forzados, especialmente si tomamos en cuenta que el objeto principal de la vida según ellos enseñan, es engendrar hijos, y todo pensamiento se encamina a lo sensual en vez de encaminarse a lo espiritual?» El señor Kinney dice que el testimonio universal de los médicos y de las enfermeras es que todos los matrimonios entre los mormones son por este tenor.

Así pues, vemos que el mormonismo es en realidad un sistema de iniquidad, antiescriturario, desmoralizador, degradante. En la práctica es deshonesto y engañoso. Sus golpes dan sobre el corazón, el hogar, la iglesia, y la nación. No es otra cosa que una esquema depravada e intrigante de toda clase de inmoralidad social. Hay algo en él que desciende más que el hombre mismo. Es absolutamente satánico.

El peligro que se cierne sobre las mujeres jóvenes

Es la mano invisible de un sistema como éste, la que trabaja ocultamente entre las clases más ignorantes de nuestro pueblo, y especialmente entre las mujeres jóvenes que ignoran los peligros del mormonismo. Por tanto decimos a todas las mujeres jóvenes, ¡tened cuidado! no conocéis al enemigo que se oculta detrás de las apariencias exteriores. ¿Podéis recibir cosa buena de un sistema que fue inventado en su totalidad por un hombre que tuvo que cubrir su propia inmoralidad escribiendo en su Libro de Doctrinas la licenciosa ley de la poligamia, un sistema que reduce a Dios a la situación de un hombre sensual, que hace de Cristo un torcedor de la verdad y un polígamo, que hace el fin principal de la vida la sensualidad, y que coloca a la mujer de nuestros días en el lugar mísero que ocupó siglos atrás?

El fraude del sistema

El fraude del sistema está bien planeado. Los misioneros van a todas partes. Muchos de ellos bien vestidos, algunos usando levitas cruzadas y corbatas blancas, para engañar, causando la impresión de que son ministros cristianos. Están perfectamente adiestrados en el arte de la falsedad y de la alabanza insincera e intrigante. Se presentan como representantes de la «iglesia cristiana» sin mencionar «de los santos del Ultimo Día», o «Mormona». A veces se introducen manifestando deseos de conversar sobre alguna fase importante de la religión, pero esconden cuidadosamente su filiación mormona. Y todo esto para ganar discípulos o prosélitos para un sistema que es el mayor enemigo del hogar, de la iglesia cristiana y del gobierno nacional. Mujeres jóvenes, cuidaos del lobo mormón que se arropa con el manto del cordero, y que trata de persuadiros a abandonar madre o padre, hermana o hermano, esposo o prometido; a dejar vuestro hogar para que vayáis a ocupar un lugar en los harenes mormones. No abandonéis, mujeres jóvenes, vuestro sagrado estado de mujer.

EL ATALAYA BAUTISTA
Tomo VI, Número 8 Febrero 26 de 1919