La formación de los hijos

La formación de los hijos es una tarea muy difícil, primero porque hay la necesidad de valorar que esta formación es realmente necesaria. Lamentablemente, hay padres aún en las iglesias bíblicas fundamentales que reciben la instrucción y no hacen algo con ella porque no creen que es importante.

Segundo, la mayoría de los que llegan a ser padres, llegan en ignorancia, no teniendo la orientación que se necesita para la formación de sus hijos; como resultado, a los hijos se les deja hacer lo que ellos quieren o se les trata tan rudamente que resulta en desprecio a los padres. Un hombre cristiano me dijo recientemente, “mi padre nunca nos dio consejos, ni buenos ni malos; yo empecé a fumar de muy joven, pero él nunca me dijo que eso era peligroso. Mi madre nos trató con mucha aspereza; de modo que ahora los buscamos porque sabemos que es nuestro deber, pero no es que nos nazca en nuestro corazón el hacerlo.” A este hombre, aun siendo cristiano, no se le ha borrado este pasado. A propósito, ambos, padres e hijo son muy fieles a su iglesia.

Si tú tuviste la misma experiencia, Dios quiere que pongas atención al consejo que di a este hermano en Cristo: “Debes perdonarlos porque ellos como muchos otros que cometieron el mismo error, fue porque no tuvieron la orientación que necesitaban”.

Tercero, otro problema que está causando mucho daño es la Psicología Moderna. Esta enseña que al niño se le debe dejar quo haga lo que él quiera, porque de otra manera si se disciplina, se podría traumar y que lo único que el niño necesita es amor.

En Éxodo 2:9 tenemos una expresión muy significativa: “Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré”. Esto nos hace pensar en la responsabilidad que Dios ha puesto sobre los padres en la formación de sus hijos y en gozo de cumplir el mandato. Padres, recuerden que la formación de los hijos no está en la escuela cristiana ni mucho menos en la escuela secular ni siquiera en la iglesia. Dios ha responsabilizado directamente a los padres como lo expresa en Deuteronomio 6:6-9. La iglesia debe contribuir en algo, pero a quien Dios le va a pedir cuentas es a los padres.

A continuación encontrarán 26 consejos que le orientarán para que críe mejor a sus hijos.

1. Es importante que esta tarea la compartan papá y mamá. Muchos hijos no siguen a Cristo porque mamá no apoyó a papá en la educación de sus hijos o viceversa; en estos casos no sólo resulta en falta de apoyo, sino en estorbo a un éxito del que hace el esfuerzo para ayudar a sus hijos.

2. Enséñenles la Biblia, porque ¿cómo amarán la Biblia si no le ven leerla y enseñarle de ella?

3. Enséñenles que tienen que aprender que esta vida tiene sus restricciones, que no podemos hacer ni tener todo lo que queremos; por tanto, no le permita que haga todo lo que le venga en gana. Por ejemplo, no puede tirarse al piso por berrinche porque no se le dio toda la pieza de pan.

4. Es importante que los padres decidan sobre lo que el niño necesita, porque el niño no tiene la capacidad de saber qué es lo mejor. Por ejemplo, a algunos niños no les gustan las verduras, otros no comen huevos, otros no toman leche, etc. Los niños deben comer lo que papá y mamá deciden que deben comer.

5. Enséñenles a no ser egoístas. Vi a un niño a quien alguien le dio cinco dulces, y después la misma persona le pidió que le diera uno y el niño no se lo quiso dar. Es necesario enseñarles a compartir lo que tienen con el que no tiene. “Compartiendo para las necesidades de los santos” (Rom. 12:13).

6. Enséñenles que necesitan confiar a Cristo el asunto de su destino eterno y que sólo él puede llevarlos al cielo. Además, que sin Cristo tendrán que ir a un castigo eterno.

7. Enséñenles a hablar con Dios como cuando habla con mamá, que aunque no lo ve porque Dios es Espíritu, Dios sí le ve, le oye y tiene interés en los niños también.

8. Al darles consejos, háganlo con amor, pida a Dios hacerlo con paciencia; pues no basta sólo la instrucción.

9. Traten de comprender a sus hijos, pues cada hijo es diferente a los demás. Si descubren su personalidad particular, podrán ayudarlos mejor.

10. Amen a sus hijos sin mimarlos, la manera de mimarlos es dejarlos que hagan lo que ellos quieren, y casi siempre quieren hacer lo que no es correcto.

11. Deben estar no sólo dispuestos a escucharlos, sino a cultivar la confianza para que les cuenten sus problemas.

12. No sólo procuren que les confíen sus problemas, sino que vean que para usted son importantes tanto sus goces como sus problemas, y que están dispuestos a ayudarles y a gozarse con ellos.

13. Trátenles con amor y cuidado pero con firmeza. Uno de los problemas que hemos observado en los padres es ser débiles ante sus hijos.

14. No humillen a sus hijos. Hay quienes criticamos a nuestros hijos o les ponemos apodos humillantes que les afectan. La Biblia dice: “No exasperéis a vuestros hijos” (Col. 3:21).

15. Respeten al niño; aunque es indefenso merece nuestro respeto, pues es hecho a la imagen de Dios.

16. No enseñen con su ejemplo a decir mentiras. Cuántas veces hemos oído decir a alguien, “dile que no estoy”.

17. Ensénenles buenos modales; por ejemplo: a decir, “con permiso”, al necesitar pasar entre otras personas; a saludar cuando llegue de la escuela, etc.

l8. Ensénenles a que no se deben reír de las personas, ni criticarlas por su manera de hablar, por su caminar o porque tengan algún defecto físico; y para ello, nosotros debemos ser su ejemplo.

19. Recuerden que si ustedes son muy autoritativos al ordenar algo, les obedecerán por temor pero no con gusto, y cuando ya no los puedan obligar a obedecer, no les tendrán respeto. ¡Cuántos padres llevan este dolor en su corazón!

20. Recuerden que un día Uds. van a necesitar una buena relación con sus hijos, y si no la han cultivado, van a sufrir.

21. Enséñeles que no cultiven la crueldad; hay niños que cazan una mariposa, le quitan las alas y la tiran con vida a que muera lentamente.

22. Recuerden que Dios los va a llamar a dar cuentas por todo lo que él les ha dado, y sus hijos son un don de Dios y tienen la mayordomía de formarlos bien.

23. Recuerden que lo más importante para sus hijos no es la comida, el vestido, la atención médica o la escuela, sino la formación de un carácter cristiano y la obediencia a Dios.

24. Enséñenles que servir a Dios debe ser el objetivo de la vida, no importando si es o no un siervo de Dios a tiempo completo.

25. Enséñenles a pedir perdón cuando ofenden a Dios o a sus semejantes.

26. Recuerden que es muy importante respaldar con el ejemplo lo que tratamos de enseñar a nuestros hijos, pero no se olviden que los que nacen de arriba “no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón sino de Dios”; por eso, deben orar mucho por ellos, que el Espíritu Santo les haga sentir su necesidad de Cristo y acudan a él para salvación. Aquí es altamente recomendable recordar el ejemplo de Job:

“Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días” (Job 1:5).

El Escudo de la Fe

 

Un comentario sobre “La formación de los hijos”

  1. Buen artículo y aunque soy católica estoy muy de acuerdo con el contenido pues apunta al comportamiento humano y cristiano..
    Felicitaciones !

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