Archivo midi
¡Cuan tiernamente nos está llamando!
Cristo a ti y a mí.
Él nos espera con brazos abiertos
Llama a ti y a mí.
Coro:
Venid,… venid… a mí
Si estáis cansados venid
¡Cuan tiernamente nos está llamando!
¡Oh pecadores, venid!
¿Porque tememos si está abogando,
Cristo por ti y por mí?
Sus bendiciones está derramando,
Siempre por ti y por mí.
El tiempo vuela, lograrlo conviene,
Cristo te llama a ti,
Vienen las sombras y la muerte viene;
Viene por ti y por mí.
La historia detrás del himno
El Sr. Will L. Thompson empezó a publicar sus propias canciones cuando una casa publicadora en Nueva York le ofreció solamente 25 dólares por cuatro canciones de estilo popular que él había escrito. En poco tiempo se vendieron millones de copias de esas canciones y el Sr. Thompson llegó a ser conocido como «El Señor de Ohio» y «El Autor Millonario de Canciones». Con toda esa fama y fortuna, el Sr. Thompson sintió que algo le faltaba, como más tarde lo diría, «estaba alegre por todo el éxito que estaba teniendo, pero un día Dios me habló a través de una conversación que tuve con D. L. Moody. Él me dijo, ‘Will, has escrito buenos cánticos, pero ¿por qué no escribes algunos himnos que traigan bendición a los corazones de la gente y que se acerquen a Dios?’ Desde aquel día sólo he escrito cánticos para el Señor y ha sido una decisión de la cual no me arrepiento».
No se conoce mucho de lo que llevó a que este himno fuese escrito, pero el siguiente incidente amerita que este himno sea considerado seriamente.
En diciembre de 1899, las noticias dieron la información que el renombrado evangelista mundial D. L. Moody había sufrido un ataque al corazón y no se esperaba que viviera mucho tiempo más. Al escuchar estas noticias, el Sr. Will Thompson fue de Ohio a Massachusetts para ver a D. L. Moody. Él sintió que debía hacer este viaje para ver a Moody, puesto que había sido bajo el ministerio de Moody que había recibido el reto de rendir sus talentos completamente al Señor para escribir solamente cánticos cristianos.
Al llegar a Northfield, MA, donde se encontraba D.L. Moody, le informaron que habían cesado de pasar visitas al cuarto de cuidado de D. L. Moody debido al avanzado estado de enfermedad; pero cuando D. L. Moody oyó que Will Thompson se encontraba fuera, pidió que admitieran al Sr. Thompson a su recámara.
Al estos dos hombres encontrarse nuevamente—uno, el gran predicador que había llevado el evangelio alrededor del mundo; el otro, el gran autor que le había dado al mundo la letra para que cantara del evangelio—el Sr. Will Thompson tomó la débil mano de Moody y le agradeció personalmente por el impacto que había tenido en su vida. Moody, con las fuerzas que le quedaban, apretó la mano de su amigo y le dijo, «Will, hubiese preferido haber escrito ‘Cuán Tiernamente Jesús Hoy Nos Llama’, que haber hecho todo lo que pude hacer en el mundo».