Si la palabra “cosmovisión” no se encuentra en su vocabulario, le conviene estar al tanto de ella. Es una buena palabra. Según el diccionario Larausse, la palabra significa su “manera de ver el mundo y forma de considerar este”. Nuestra cosmovisión abarca nuestro concepto de la sociedad, el mundo y nuestro lugar en él. Tomamos decisiones importantes basadas sobre estos conceptos.
Todos tienen una cosmovisión. Muchos ni aun saben lo que significa la palabra y, por eso, aun menos pueden definir lo que es su cosmovisión. Es una actitud que se va formando por lo que escuchamos y leemos.
Su cosmovisión se compone en primer lugar de un modelo del mundo. En este sentido, la palabra “mundo” incluye el universo, la gente del mundo, la vida y la cultura. Se trata de mi concepto de estas cosas y mi relación hacia a ellas.
En segundo lugar, consiste de la explicación que tengo por estas cosas. Se trata del origen del universo y la vida y la actitud que tengo hacía estas cosas. Si su explicación es que todo llegó por casualidad, entonces no pensará en su deber hacia el Creador porque no hay un creador. Por eso, si quiero, puedo sacar todo lo que quiero de la vida, no importa como, y al menos sacrificio personal. Si mi actitud hacia la gente es que todos son egoístas y malos, entonces tengo derecho a aprovecharme de ellos, pues esto es lo que ellos hacen de mí. Es por eso que algunos tienen amistades descartables. Por cualquier razón descartan una amistad para formar otra. Al contrario, si creo que el mundo fue creado por Dios, entonces debo pensar en mi deber hacia él y la gente en mi alrededor. Así la vida tiene un propósito. Debo encontrar una explicación por el propósito que Dios tiene en crear el universo y el propósito que él tiene por mí.
Su cosmovisión tiene una influencia sobre lo que usted cree sobre el futuro. Si todo fue por casualidad entonces, en gran parte, lo que sucederá en el futuro también será por casualidad. Estudiando la historia, podemos predecir lo que sucederá en el futuro, pero más que nada, será una repetición de lo que sucedió en el pasado. El que cree en Dios sabe que él está llevando a cabo su plan. Entonces lo que sucederá no será meramente por casualidad.
Si su cosmovisión le deja sin la creencia en un ser supremo, esto afectará su concepto de valores y virtudes. Nos preguntamos, “¿por qué no hacer esto porque lo único que tengo que temer es que esté censurado por los demás en mi alrededor? Si no puedo engañarlo, tendré que aguantar su crítica. También me dará razón por creer que las normas morales van cambiando con el tiempo. Por eso, si está bien para los demás, tiene que ser que está bien para mí. Al contrario, si creemos que hay un Dios que castigará o premiará mis acciones, entonces pensará de otra manera. Vivirá con valores eternales en vista. Mi deber no es únicamente hacia los en mi alrededor, sino también hacia mi Dios. Si creo que Dios es todo sabio, entonces no puedo esconder nada de él.
Su cosmovisión le da un criterio en tomar decisiones. Determinará como terminaría las siguientes frases:
“Al fin y al cabo…….”
“Vale la pena hacerlo porque…….”
“No vale la pena hacerlo porque…….”
“Todo saldrá bien porque……..”
“No me preocupa porque……..”
Mi cosmovisión me da razón en pensar que yo debo preocuparme por el bienestar de los demás en mi alrededor. No puedo engañar y aprovecharme de los demás sin perder su respeto y sufrir el castigo de Dios. Mi cosmovisión se basa sobre mi creencia en Dios y su revelación. Mis acciones son controladas por mi fe en la Palabra de Dios que dice “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:4-11).
A su vez, mi cosmovisión me da tranquilidad porque en Jehová he puesto mi confianza. En mis aflicciones él siempre me da una medida de gracia que será más que lo suficiente para aguantar. Romanos 8:28 dice “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Mi esperanza no descansa sobre la casualidad sino sobre las promesas eternas de Dios que son “sí y amen”.
Creo que muchos de mis angustias son por causa de la cosmovisión de la gran mayoría. Ellos no son gobernados por leyes fijas sino por la casualidad. Si en el momento les conviene aprovecharse de mí, ellos dicen, “¿por qué no?” Mi bienestar no importa para ellos.
¿Cómo es su cosmovisión? Le conviene tener una base sobre la Palabra de Dios. No es fácil cambiar su cosmovisión, pero con Dios todo es posible. Que su oración sea la del Salmo 86:11 que dice “Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; Afirma mi corazón para que tema tu nombre”.