La caída del hombre en Edén

Génesis 3

El primer pecado fue como la nube de Elías; era pequeño al principio, pero ennegreció el cielo entero. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12). Por un hombre (Cristo) vino también la resurrección y la vida (1 Cor. 15:21-22). Aquí tenemos la revelación de algunos principios con sus raíces:

I. Enseñanza satánica

“No moriréis” (Gen. 3:4). La personalidad del diablo se implica aquí claramente. Él no dice “no hay Dios”, pero sugiere que Dios no tiene intenciones serias con lo que dice, o si lo hace, no es un Dios de misericordia. Su gran propósito es siempre el de arruinar el diseño de dios hacia el hombre. Estas son, “las asechanzas del diablo” (Ef. 6:11).

II. Razonamiento carnal

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Gen. 3:6). Ella vio, porque miró, y, al juzgar por la apariencia, ella deseó, y cuando el deseo fue nutrido se convirtió en un acto deliberado, y entonces tomó, y comió. Luego, al no estar satisfecha con tomar para sí misma, ella dio. Aparte del proceso ya mencionado (ella vio, deseó, tomó, comió y dio) también se sugiere el siguiente: 1. Prestando atención al tentador; 2. Olvidando las misericordias de Dios; 3. Mirando a lo prohibido; 4. Deseando que Dios no lo hubiera prohibido; 5. Dudando la Palabra de Dios; 6. Creyendo la mentira de Satanás; 7. Cediendo al gusto.

III. Trabajo presuntuoso

“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Gen. 3:7). Sus ojos fueron abiertos. El pecado abre los ojos de los santos para ver con sus propios ojos su debilidad, mientras que ciega los ojos de los impíos. Este es un vano intento de cubrir su propio ser pecaminoso. “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Prov. 28:13). ¿Por qué no confesar y recibir el perdón? (1 Juan 1:9).

IV. Culpable encubrimiento

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto” (Gen. 3:8). Se escondieron entre los árboles del huerto, entre las mismas bendiciones que Dios les había dado. Muchos todavía se esconden detrás de los dones de Dios mientras viven en pecado. La “voz de Jehová” es siempre un terror para los que viven en la maldad. Es pura vanidad cuando el hombre busca esconderse de Dios. El pecado siempre separa de Dios.

V. Búsqueda divina

“Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Gen. 3:9). Esta es la llamada de la gracia. Dios es siempre el primero en buscar. ¿Cuándo habría buscado Adán a Dios? Esta pregunta divina (1) Revela gran compasión; Este es el buen pastor que busca a las ovejas perdidas. (2) Despierta convicción por llevarnos a una profunda búsqueda del corazón. (3) Exige confesión; ceda, y descarga todo a Dios. (4) Sugiere juicio. “¿Dónde estás?” No hay escapatoria de él.

VI. Excusa vana

“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Gen. 3:12). Su boca no se había cerrado todavía (Rom. 3:19). Dios justifica al creyente, no al jactancioso. Si los hombres no culpan a Dios por su pecado, van lo más cerca posible cuando echan la culpa a las circunstancias. No hay excusa por dudar a Dios.

VII. Cubertura misericordiosa

“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Gen. 3:21). Lo mejor del hombre nunca cubrirá su desnudez ante los ojos de Dios. Estos abrigos de piel sugieren sacrificio. Es importante recordar que la expiación significa cubrir. La cubertura de Adán fue la cubertura de otro, una sustitución. Era de la creación y el dar de Dios, la justicia de Dios, que es para todos y sobre todos los que creen.

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