“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Juan 15:14-15
¡Qué afortunado es aquel que tiene amigos! Entre lo que puedo llamar “mío” no hay nada de más valor que mis amigos. Prefiero perder mis bienes materiales en vez de mis amigos. Si tengo amigos, ellos pueden ayudarme en recuperar algo de lo que he perdido. Prefiero perder mi salud y no mis amigos. Si estoy enfermo, mis amigos estarán a mi lado y estarán dispuestos a hacer por mí lo que no puedo hacer por mí mismo.
Jesús es mi mejor amigo porque él ha hecho por mí lo que ningún otro amigo ha hecho o puede hacer. Estoy agradecido por los sacrificios que mis amigos han hecho por mí, pero ninguno ha sacrificado su vida por mí.
Jesús tomó la decisión de llamar a sus seguidores “amigos” y no “siervos”. Ellos tenían a Jesús en alto estima. Para ellos, era un honor servirle. Era un honor ser llamados sus siervos, pero Jesús tomó un paso más y dijo “sois mis amigos”. Siervos tienen la obligación de servir a sus amos pero muchas veces no llegan a tener una relación íntima con ellos. No es normal que un hombre comparta cosas personales con sus siervos o empleados. Él explica lo que quiere que ellos hagan y si lo hacen bien quizás les dirá “gracias”, y lo felicita.
No es así con nuestros amigos. Es un gozo pasar tiempo con ellos y compartir con ellos nuestro gozo y felicidad. Nosotros también nos preocupamos por el bienestar de nuestros amigos. Hay niveles de amistades. Jesús dijo; “Os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. Con nuestros amigos íntimos nos sentimos en libertad de compartir cosas que no compartimos con cualquiera. Tenemos confianza que nuestros amigos íntimos no van a traicionarnos. Sabemos que ellos van a preocuparse por nuestro bienestar. Ellos van a tener discernimiento y decir, “sería mejor que guarde esto en privado”.
Hay algunas reglas de la amistad que debemos conocer y poner por obra si vamos a disfrutar de buenas amistades. La Biblia nos enseña como ser buenos amigos. “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano”. Proverbios 18:24. El de mostrarse amigo es tener interés en el bienestar de los demás. Es tomar tiempo de escuchar a ellos relatar los asuntos de su vida. Es hacer preguntas sobre su pasado, presente y anhelos para el futuro.
“En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia”. Proverbios 17:17. Los tiempos de angustia sirven para manifestar quienes son nuestros verdaderos amigos. En todo tiempo ellos van a estar a nuestro lado. Si angustias vienen por causa de nuestra maldad, nuestros verdaderos amigos van a estar a nuestro lado, tal vez no para defendernos sino para corregirnos, ayudarnos en aprender de la experiencia y ayudarnos en reconciliarnos con la persona ofendida y dañada. Aun si vamos a la cárcel, nuestros amigos vendrán a visitarnos. A su vez, debemos saber respetar el consejo de nuestros amigos. Si ellos nos retan, es porque nos quieren y quieren lo mejor para nosotros. Nos conviene formar amistades entre los sabios y aprender de ellos. “El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado”. Proverbios 13:20. Nuestros amigos son para defendernos cuando sufrimos injusticias y para corregirnos cuando hacemos mal. Si no aceptamos su corrección es muy posible que perderemos su amistad. Debemos saber quienes son nuestros verdaderos amigos y aceptar su consejo aun cuando requiere que nos humillemos y que pidamos perdón.
“El ungüento y el perfume alegran el corazón, Y el cordial consejo del amigo, al hombre. No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos”. Proverbios 27:9-10. Muchas veces hay tentación de dejar a un amigo si no nos gusta su consejo.
“Las riquezas traen muchos amigos; Mas el pobre es apartado de su amigo”. Proverbios 19:4. Jamás debemos abandonar un amigo si él cae en pobreza. “Un amigo se ama en todo tiempo”.
“Muchos buscan el favor del generoso, Y cada uno es amigo del hombre que da”. Proverbios 19:6. Si compra sus amigos, va a perderlos cuando llegue al fin de sus recursos. Debemos estar dispuesto a compartir con nuestros amigos cuando tienen necesidades. A su vez, debemos rogar a Dios que él nos de discernimiento en saber quienes son nuestros amigos únicamente porque ellos quieren aprovecharse de nosotros.
¿Es Jesús su amigo? Si es que sí, se manifestará. No tenemos vergüenza en identificarnos con nuestros amigos. No tendremos vergüenza en decir que Jesús es nuestro amigo. Si otros le menosprecian y toman en vano su nombre debemos ser prontos en declarar que él es nuestro amigo.
Es un gozo pasar tiempo con nuestros amigos. Así llegamos a conocerlos mejor. Si Jesús es su amigo, será su anhelo pasar tiempo con él. Lo hacemos por guardar tiempo cada día para leer su Palabra y meditar en ella durante el día.
EXCELENTE, UNA CORRECTA INTERPRETACION DE LAPALABRA DE DIOS QUE EL SEÑOR LOS BENDIGA HOY Y SIEMPE EN EL DIA DEL AMIGO.-