¿Qué estoy haciendo con mi Biblia?

La pregunta es personal y vale la pena. La respuesta tiene que ser personal también y ha de darse a conciencia y mirando hacia adentro de uno. Repitámonos la pregunta una y otra vez antes de responderla. ¿Qué estoy haciendo con mi Biblia? ¿Qué estoy haciendo con mi Biblia…?

¿Estoy haciendo de mi Biblia un fetiche? Pudiera ocurrir. Llegar a pensar y a creer que el poseer el libro le trae a uno toda suerte de bienes simplemente por el hecho de poseerlo. Y esta actitud no ha de adjudicarse de manera exclusiva a cristianos recién convertidos de alguna tribu indígena por el hecho de su tradición fetichista y pagana. El fetichismo anda suelto por las grandes avenidas de las ciudades y entre gente que se llama civilizada; y el fetichismo puede deslizarse subrepticiamente entre cristianos que poseen una Biblia.

¿Estoy haciendo de mi Biblia un objeto de lujo? ¿Por qué prefiero una biblia encuadernada en piel, con papel de la India y cantos dorados? ¿Es mi Biblia algo para lucir delante de los demás? ¿La tengo como figura decorativa en mi hogar? La Biblia puede ser convertida en objeto de lujo; Biblia cerrada que se vuelve ineficaz en nuestras manos; Biblia cuyos tesoros se quedan encerrados para siempre; ni son para nosotros ni son para los demás.

¿Estoy haciendo de mi Biblia un libro que consulto de tarde en tarde? La Palabra de Dios no es un libro de consulta. Si la convertimos en eso, estamos amontonando polvo sobre sus páginas y polvo sobre nuestra vida espiritual.

¿Estoy haciendo de mi Biblia un libro que solamente leo en el templo? ¿Cuántas veces voy al templo? ¿Cada domingo? ¿Domingo por la mañana solamente? … Eso significa que apenas una vez cada semana leo mi Biblia; quiero decir, leo un breve pasaje de mi Biblia. ¿Y a eso llamo leer mi Biblia? ¿No es eso demasiado decir? ¿Qué hago con mi Biblia el resto de la semana? Es el Libro olvidado; es el Libro abandonado; es el Libro que anda por ahí; riqueza espiritual que nos haría tanto bien, y que torpemente despreciamos.

¿Es la Biblia mi Libro preferido? ¿No toma su lugar ningún otro libro? Ahora que hay tanta basura literaria, ¿tiene la Biblia para mí, mi Biblia, el mismo interés, el mismo atractivo, la misma frescura, el mismo mensaje fascinador? ¿Considero honradamente que mi Biblia es el Libro de los libros?

¿Estoy haciendo de mi Biblia el Libro de mis devociones personales? ¿Es el Libro que establece todos los días mi contacto con Dios? ¿Es el Libro que me nutre el alma, que la vigoriza, que le imparte vida nueva todos los días; que sostiene mi fe; que me da una nueva alegría de vivir; que me imparte fortaleza continua y me mantiene siempre en los planos de Dios?

¿Que estoy haciendo de mi Biblia? Pregunta es esta que no debemos dejar sin respuesta. La respuesta mejor será aquella que pueda afirmar que la Biblia es nuestro libro preferido; el Libro de nuestra fe; el Libro de nuestras devociones personales; el Libro que se va gastando de tanto ser leído; el Libro que norma nuestras actitudes y nuestra conducta; el Libro que se estudia y que se medita en espíritu de oración; el Libro que Dios mismo nos dio para revelarnos Su voluntad y para dirigir nuestra vida; el Libro que nos revela a nuestro Señor Jesucristo y el plan redentor de Dios; el Libro cuyo lugar no puede ser ocupado por ningún otro libro.

La Biblia en México

 

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