La astrología

La astrología compite con el espiritismo en el «honor» de ser el culto más antiguo. Es posible que primero fuese practicada por los caldeos en Babilonia, donde, después de haber gozado de alta estima, se desechó como mera super hechicería.

Del imperio medo persa, arropada en los esfuerzos de Alejandro Magno por fundir el oriente con el occidente, pasó a Grecia, donde, según se dice, fue convertida en ciencia por Ptolomeo. Algunos astrólogos opinan que toda la mitología grecorromana está basada en la astrología.

En la antigua China, la astrología gozaba de gran predicamento en los años anteriores al 2154 a. de C., fecha en que los astrólogos Hi y Ho fueron destituidos por equivocarse en la predicción de un eclipse solar.

En la India la astrología siempre ha tenido y todavía tiene, una sofocadora influencia sobre la vida de las personas. El astrólogo es quizás el funcionario más importante en la vida social y religiosa del pueblo. No hay boda que se celebre si los horóscopos de la novia y del novio no armonizan.

En la Edad Media, la astrología era ampliamente practicada en los países mahometanos. Que hayan existido diferencias entre los cristianos en cuanto al valor de la astrología, quizá se debe a que ésta y la astronomía estaban en un principio muy entremezcladas e incluso identificados.

En los tiempos actuales los astrólogos son cada vez más consultados; y en los quioscos de periódicos, hábilmente mezcladas con novelas del oeste e historias de crímenes y misterio, se puede encontrar revistas que ofrecen horóscopos y consejos astrológicos.

Entre los más destacados defensores, sacerdotes y sacerdotisas de este reavivado movimiento en América, se cita a Evangeline Adams; Myrna Kingsley, cuya oficina de Nueva York está llena de fotografías de actores y de personajes relevantes de la vida social, a quienes ella ha servido con sus consejos; y la astróloga favorita de Hollywood, Blanca Holmes.

El número de adeptos a la astrología, en los Estados Unidos, se calcula en cinco millones; y de ella dice Charles S. Braden que «es, con toda probabilidad, la más importante técnica de predicción que hoy día se utiliza en el mundo occidental». A fin de entender aun que sea un poco de esta «ciencia» y sus principios, es necesario conocer primeramente el significado de su terminología más usual. «El «Zodiaco» es una zona o faja celeste imaginaria a través de la cual el sol y los planetas recorren su curso anual aparente alrededor de la tierra. La «eclíptica» es el círculo máximo de la esfera celeste, que corta al ecuador en un ángulo de 23 grados 27′. Los puntos en que cruzan al ecuador, se llamen «equinoccios».

La eclíptica se divide en doce secciones iguales. Estas secciones reciben el nombre de «signos de Zodiaco». Cada signo cubre 30 grados de círculo. Se dice que una persona está «bajo» un signo, esto es, bajo su influencia, cuando el signo aparece por el este en el momento en que aquel nace. Los «aspectos» astronómicos son ciertas distancias angulares computadas en la eclíptica, y constituyen una parte fundamental de la ciencia astronómica. Cualquier planeta puede ser bueno o malo en sus efectos sobre el carácter y el destino, en función del «aspecto» que presente a los principales puntos del horóscopo.

El término «horóscopo» (del griego hora, tiempo y scopo, examinar), es una carta astronómica de la posición de los planetas entre sí en un momento dado, especialmente al tiempo del nacimiento de una persona, posición que determina su destino.

Las pretensiones de los astrólogos son verdaderamente asombrosas. Uno lee de planetas cuya naturaleza es mala, y de otros que tienen una influencia que es saludable. Cuando uno recuerda que Dios hizo todas las cosas buenas, incluyendo los planetas, no puede menos que preguntarse si esta maligna influencia está basada en hechos.

Pero el tema se hace más intrincado cuando uno lee acerca de la influencia que, según se dice, ejercen los planetas cuando se dan entre ellos determinadas condiciones. Así, la estatura de una persona, sus facciones, nariz, boca, color del cabello, etc., se atribuyen al signo del Zodiaco bajo el que nació. Son relativamente pocas las referencias que la Escritura hace a la astrología, pues esta materia queda comprendida en el concepto general de adivinación, totalmente prohibida por ser una forma más de idolatría.

Sin embargo, pueden encontrarse algunas referencias a la astrología en Amós 5:21-26 y Hech. 7:41-45.

1. Las revistas populares que con varios meses de anticipación ofrecen sus consejos astrológicos no tienen valor alguno ni son dignas de crédito.

2. La astrología es de origen «quasi» religioso, pagano e idólatra. Los babilonios dividían el Zodiaco en tres secciones, que eran controladas por sus tres dioses principales. Los griegos conocían gran número de planetas, y los colocaban bajo el poder gobernante de sus ídolos: Neptuno, Venus, Marte, etc. Se suponía que cada uno de estos dioses manejaba su planeta según conviniera a sus propios intereses.

3. El autor americano de un libro de texto sobre astrología no tenía vergüenza de declarar que todos los días, al mediodía, subía a la terraza de su casa para adorar al sol.

4. Merece notarse que en las portadas de las revistas que se editan sobre la astrología, se anuncian simultáneamente libros que tratan de quiromancia y otras muchas supersticiones; y citan para ellos pasajes de la Escritura tales como: «Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación, y consolación». I Cor. 14:3.

5. La división astrológica en doce casas es «totalmente arbitraria».

6. Como quiera una «profecía» sólo puede ser correcta o falsa, siempre existe un 50% a favor de los astrólogos.

7. Es común que dos gemelos, que lógicamente nacen bajo idénticas condiciones planetarias, sean en su vida por completo distintos en carácter y personalidad. Dios es nuestro Regidor y Guía, no las estrellas. Lea y aprenda I Cor. 10:13. Recuerde, I Cor. 10:14 nos dice «huid de la idolatría», y la astrología es idolatría.

 

Un comentario sobre “La astrología”

  1. Los caldeos, creadores de la astrología, conocían solamente tres planetas, aparte de la Luna. ¿Cómo es posible que gente llamada culta todavía siga creyendo en el horóscopo ahora que se conoce de la existencia de seis planetas más?
    Pues simplemente porque están engañados.
    La Biblia dice que a «quienes no buscan el amor de la verdad, para ser salvos, Dios les envía un poder engaños para que crean la mentira; a fin de que sean condenados… (2da, Tesalonicenses 2:8-12)

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