Al comenzar a escribir sobre la elaboración del presupuesto de una iglesia, debemos grabar en la mente de los lectores que presupuesto es «el cálculo anticipado de los ingresos y egresos de una institución o persona en un período determinado.»
Los sistemas de contabilidad han demostrado que las personas o instituciones que elaboran un presupuesto obtienen mejores resultados que aquellas que no usan ninguno. En los últimos años nuestras iglesias pueden testificar sobre la diferencia económica entre las congregaciones que comienzan un nuevo año sin haber presupuestado sus entradas ni salidas, y aquellas que sí se han preocupado en hacerlo.
I. La importancia de elaborar el presupuesto
Una iglesia sin presupuesto es como un barco sin brújula, que no sabe a dónde va con sus finanzas, ni se atreve a emprender grandes cosas.
Así como antes del invento de la brújula los navegantes no se atrevían a cruzar los mares, y sólo se contentaban con navegar alrededor de las playas; las iglesias sin presupuestos, o con un presupuesto deficiente, no pueden atreverse a cruzar el vasto mar de la evangelización del mundo.
Otra importancia que tiene un buen presupuesto es abarcar todas las necesidades de la congregación, y por lo tanto evita que en un momento dado suceda lo «imprevisto»: que no se puedan invitar evangelistas, o comprar la literatura necesaria, o pagar los gastos y salarios, comprar muebles y equipos, etc. etc., por falta de fondos.
También el presupuesto es importante porque pone metas prácticas ante las congregaciones, y las anima a «dar» para fines y propósitos concretos.
Muchas veces los creyentes no «dan» porque equivocadamente piensan que la iglesia no necesita.
Y si las razones anteriores fuesen pocas, diremos que el presupuesto «anima» y «ayuda» a los miembros a dar sistemática, sabia y proporcionalmente, según las posibilidades del creyente y las necesidades de la congregación.
Una iglesia que elabora su presupuesto está enseñando sabiamente a sus miembros a hacer un presupuesto de la vida económica de su hogar. Y así como en el presupuesto de un cristiano el primer renglón debe ser para los diezmos y ofrendas del señor, en el presupuesto de la iglesia el primer renglón debe corresponder a la ayuda a la obra de la denominación y las misiones.
II. Pasos decisivos para la elaboración del presupuesto
Todo presupuesto, sea de una persona, hogar o institución, debe ser elaborado, esto es concienzudamente preparado, para que abarque en lo posible todos los aspectos económicos del período que se va a iniciar.
He aquí algunos de los pasos decisivos para la elaboración de un buen presupuesto de la iglesia.
1. Nómbrese una comisión que bien pudiera estar formada por el pastor, el comité de finanzas, y uno o dos de los líderes de los departamentos que funcionen en la iglesia (Escuela Dominical, Unión de Preparación, Sociedad Femenil Misionera, Sociedad de Caballeros, Escuela Diaria, Coro, etc.)
De esta manera cada uno de los departamentos estará fielmente representado y en capacidad de presentar sus diversas necesidades a fin de balancear el presupuesto.
2. Al comenzar las actividades y durante el desarrollo de ellas, tanto la comisión como la iglesia deben asumir una actitud de oración, pidiendo al Señor su dirección en cada una de las determinaciones que se adopten.
Asumir una labor tan importante como es la elaboración del presupuesto de la iglesia, sin la debida preparación en la oración, puede llevarnos al completo fracaso de nuestros esfuerzos. ¡Orad sin cesar!
3. Un error muy común en nuestro medio es querer preparar el presupuesto en una sola sesión del comité nombrado por la iglesia. Ténganse como mínimo tres reuniones antes de presentar algo definitivo a la congregación.
III. Elementos que deben tenerse en consideración para la elaboración del presupuesto
1. Hágase un estudio concienzudo y minucioso de las necesidades y posibilidades de la congregación, a fin de ajustar las unas con las otras.
2. Debe tomarse como punto de partida para el nuevo presupuesto el del año anterior.
3. Divídanse las necesidades de la iglesia en vitales y secundarias, a fin de dar a cada una de ellas el lugar que les corresponda en el presupuesto.
Natural y lógicamente las necesidades vitales deben ser consideradas con preeminencia por el comité de presupuestos.
4. Hágase un estudio de las circunstancias existentes en la iglesia antes de hacer ninguna recomendación.
5. Este comité debe comenzar sus actividades cuando menos con 3 meses de antelación a la fecha en la cual el presupuesto comenzará a regir.
La elaboración del presupuesto demandará no menos de tres semanas; luego vendrá la promoción o difusión del mismo; posteriormente su aprobación de parte de la iglesia y finalmente la suscripción al mismo.
Hay muchas otras cosas que pudieran decirse en este respecto; sin embargo creo suficiente los pensamientos presentados en esta ocasión.
Algún presupuesto es mejor que ninguno, pero un buen presupuesto es mucho mejor. Pero no se puede conseguir un buen presupuesto si no damos los pasos requeridos para la elaboración del mismo.
El Promotor de la Educación Cristiana, 1960
Soy El Pastor Luis A. Trejo Gracias por la aportacion de este folleto para la Elaboracion de un presupuesto de una Iglesia . Esta muy completo hermano bendiciones