Al fin de 2021 el Dr. Peter Putney publicó un libro en la cual expresa un punto de vista muy particular acerca de la preservación de la Biblia. El título completo es Ni Una Jota Ni Una Tilde: Cómo Dios Preservó su Palabra para todas las Naciones. Lo siguiente es una crítica de dicho libro.
La primera página del prólogo comienza con una afirmación digna de elogio:
Este libro está dirigido para la persona que quiera examinar la evidencia de los manuscritos de la Biblia, con un corazón abierto a aceptar la evidencia sin prejuicios. Mi deseo es presentar la evidencia y los hechos de la historia de manera que el lector podrá ver la evidencia y así determinar la verdad por sí mismo. (Putney, p. i)
Esto es noble, pero temo que el autor ha fallado en esto mismo. A continuación, se mencionarán muchos casos en el cual el autor ni siquiera hace mención de la evidencia existente más importante (en algunos casos evidencia prácticamente abrumadora) o se niega a interactuar con la evidencia.
La Peshita
La peshita es una traducción muy antigua del Antiguo y Nuevo Testamento en siríaco.
La versión Peshitta es otro testigo anciano a la autenticidad del texto tradicional. El Antiguo Testamento es traducido del hebreo casi igual al Hebreo Masorético. El Nuevo Testamento es basado en el Texto Recibido. (Putney, p. 39)
Estoy generalmente de acuerdo con lo que Putney destaca acerca de la Peshita, aunque no tengo conocimiento del Antiguo Testamento de dicha versión antigua (por tanto no puedo opinar) y yo diría que el Nuevo Testamento tiende a reflejar el Texto Bizantino (no digo Texto Recibido porque no existía todavía cuando se tradujo la Peshita). Cuando se compara la Peshita con el Texto Recibido, refleja una similitud que le da credibilidad al Texto Bizantino y al Texto Recibido en muchos pasajes disputados en la crítica textual, por el hecho de la edad temprana de la Peshita en una era en la cual no sobrevivieron muchos manuscritos griegos. Incluso Westcott y Hort tuvieron que hacer grandes esfuerzos para implantar dudas acerca de la edad temprana de la Peshita en sus escritos, porque interfería con su teoría.
Lo que encuentro interesante es que Putney no duda en afirmar que la Peshita se basa en el Texto Recibido, pero no concede lo mismo acerca de la RV-1960. Hay unos cuantos pasajes en la Reina-Valera 1960 que Putney acusó de falsa doctrina, ¡pero leen igual en la Peshita! De los doce pasajes criticados en la RV1960 en el capítulo ocho, en siete de esos pasajes la Peshita tiene la misma lectura que la que es criticada en la RV1960. (En Rom. 1:16, uno de los siete pasajes, dos de tres traducciones de la Peshita corresponde con la RV1960.)
Efesios 3:9 – Peshita igual que la RV1960
Lucas 23:42 – Peshita y RV1960 en desacuerdo
Romanos 1:16a – Peshita igual que la RV1960 en dos de tres fuentes; evidencia dividida
Lucas 4:41a – Peshita y RV1960 en desacuerdo
Marcos 11:10 – Peshita igual que la RV1960
Juan 12:47 – Peshita igual que la RV1960
Marcos 2:17a – Peshita igual que la RV1960
1 Pedro 2:2 – Peshita igual que la RV1960
Mateo 5:22a – Peshita y RV1960 en desacuerdo
Mateo 5:47 – Peshita y RV1960 en desacuerdo
Mateo 6:1a – Peshita y RV1960 en desacuerdo
Mateo 15:8 – Peshita igual que la RV1960
Es importante notar que esta versión [la Peshita] fue revisada varias veces más tarde y las revisiones empezaron a usar textos corruptos. (Putney, p. 40)
No estoy seguro si esta afirmación de Putney es cierta o no en el último detalle que menciona, pero yo utilicé tres traducciones diferentes de la Peshita al inglés (Murdock – 1851; Etheridge – 1849; Lamsa – 1933) al estudiar los doce pasajes anteriormente mencionados, debido al hecho de que estoy consciente de que hay múltiples manuscritos sobrevivientes de la Peshita. En seis de los siete casos mencionados, las tres traducciones coincidieron en lecturas que fueron criticadas en la RV1960 en el libro de Putney.
Según las siguientes fuentes, las diferencias entre manuscritos de la Peshita son mínimas:
…el hecho notable de que nuestros numerosos manuscritos antiguos de la Peshita todos presentan prácticamente el mismo texto. El Sr. Gwilliam ha editado recientemente los Evangelios en la versión Peshita. Ha recopilado más de cuarenta manuscritos, algunos de ellos tan antiguos como la segunda mitad del siglo V, y sin embargo, las variaciones se limitan prácticamente a cuestiones de ortografía. Por tanto, el texto aprobado por la autoridad eclesiástica se conservó con mucho cuidado en épocas posteriores; (Burkitt, Francis Crawford. Early Eastern Christianity. London: J. Murray, 1904, p. 46)
… con tanto cuidado se hicieron las copias posteriores de la Peshita, entre los siglos V y XII, que la diferencia sustancial entre estas dos ediciones es muy leve. (Kenyon, Frederic G. Our Bible and the Ancient Manuscripts. London: Eyre and Spottiswoode, 1903, p. 158)
La Septuaginta y el Texto Masorético del Antiguo Testamento
El Texto Masorético es al Antiguo Testamento lo que el Texto Recibido es al Nuevo Testamento. En su libro Putney presenta a la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento) como si fuera un rival o un cruel enemigo del Texto Masorético, en vez de una herramienta para el traductor que complementa al texto hebreo:
En lugar de seguir fielmente la Septuaginta o el Hebreo Masorético, muchas traducciones mezclan los dos textos. El resultado es una Biblia híbrida de dos textos. Este texto híbrido es nuevo, nadie en el pasado ha leído una Biblia así. Estas Biblias son nada más que las creaciones basadas en las preferencias de los “eruditos” modernos. (Putney, p. 26)
Es curioso que muchas versiones quieren usar la Septuaginta en unos versículos, pero no seguir la Septuaginta en sus errores obvios, libros apócrifos o versículos borrados. Sus comités de traducción no fueron leales a ningún texto, sino a sus propias preferencias. (Putney, p. 31)
Esto parece ser un caso de no entender como los traductores históricamente han procedido a hacer sus obras de traducción. Yo no tengo experiencia como traductor de la Biblia, por tanto no puedo hablar de experiencia propia. Pero a través de los años he podido leer escritos por varios traductores bíblicos respetados, incluyendo de los siglos XVI-XVII, cuando ni siquiera había textos críticos modernos. Muchas traducciones de ese tiempo incluyeron prólogos por los traductores donde expresaron sus métodos de traducción y explicaron como trataron con varios problemas de traducción. La práctica normal era traducir de la fuente principal—el Texto Masorético y el Texto Recibido—y luego fuentes secundarias para consultar en casos de duda, falta de claridad, o diferencias entre ediciones de la fuente principal. Las fuentes secundarias podrían incluir traducciones previas incluyendo en otros idiomas, otras ediciones en griego y hebreo con sus notas textuales, comentarios bíblicos, etcétera. Generalmente no se trabajaba con los manuscritos griegos y hebreos mismos, sino ediciones impresas.
Otros debidamente capacitados han estudiado el texto del Antiguo Testamento y nos han asegurado que el Texto Masorético es confiable. Robert Dick Wilson hizo un estudio del asunto de forma profunda e intelectual, tal como detallado en su obra A Scientific Investigation of the Old Testament, del cual cito:
… en vista de la evidencia relacionada con su origen y transmisión, el texto hebreo de la Biblia masorética ahora en nuestra posesión es sustancialmente confiable. (Wilson, Robert Dick. A Scientific Investigation of the Old Testament. Philadelphia: The Sunday School Times, 1926, p. 65)
…en el texto de nuestras Biblias hebreas comunes, corregido aquí y allá, especialmente por la evidencia de las versiones antiguas y a través de la evidencia de la paleografía, presumiblemente tenemos el texto original. Es decir, lo tenemos con suficiente precisión para ser confiable como evidencia en todas las grandes cuestiones de doctrina, ley e historia. (Wilson, Robert Dick. A Scientific Investigation of the Old Testament. Philadelphia: The Sunday School Times, 1926, p. 69)
¿Citaron Jesús y los apóstoles de la Septuaginta?
Se puede discernir por medio de varias declaraciones en su libro que Putney no cree que Jesús o los apóstoles citaron de la Septuaginta. La Septuaginta contiene malas traducciones en unos cuantos lugares y tiene muchos problemas, por tanto se entiende cómo puede haber cierta dificultad en aceptar que Cristo o los apóstoles citen siquiera un solo pasaje de la Septuaginta. Pero la evidencia más contundente es en casos donde el Nuevo Testamento cita al Antiguo, en las cuales se acerca más a la Septuaginta en algunos detalles que el Texto Masorético. Putney comenta del asunto como sigue:
Ellos denotan que la Septuaginta corresponde a veces con lo que Jesús y los apóstoles citaron del Antiguo Testamento. La realidad es que la probabilidad de que estaban citando la Septuaginta es muy baja. (Putney, p. 23)
Putney no provee ningún ejemplo en su libro de pasajes que dan la apariencia que Jesús o los apóstoles citaron de la Septuaginta. En la siguiente tabla proveo un pasaje del Antiguo Testamento que Jesús leyó en la sinagoga que parece corresponder más de cerca con la Septuaginta en algunos detalles:
El ejemplo en el gráfico anterior demuestra que Lucas 4:18 es más cerca a la Septuaginta en Isaías 61:1 que el Texto Masorético en dicho pasaje en Isaías. El Texto Masorético tiene Jehová dos veces en el pasaje donde no aparece en Lucas 4:18 ni en la Septuaginta, y la Septuaginta y Lucas 4:18 hacen mención de dar vista a los ciegos, algo que no aparece en el Texto Masorético.
Lo más probable es que la Septuaginta fue traducida después del tiempo de Jesús y los apóstoles. (Putney, p. 24)
A pesar de lo que dicen muchos hoy en día, hay poca evidencia de que la Septuaginta existía en el tiempo de Cristo. El manuscrito más viejo que tenemos era de 200-300 DC. (Putney, p. 23)
¿Hay “poca evidencia de que la Septuaginta existía en el tiempo de Cristo”? ¿Qué del papiro Fuad 266 (fragmentos de Génesis y Deuteronomio asignados paleográficamente al siglo I a. C.)? ¿Qué del papiro Rylands 458 (fragmentos de Deuteronomio asignado al siglo II a. C.)? Son fragmentos, pero es evidencia de lo que una vez existía en su tiempo en una forma más completa.
¿Hay “poca evidencia de que la Septuaginta existía en el tiempo de Cristo”? Un ejemplo de la documentación que apunta hacia la existencia de la Septuaginta antes de Cristo, pero por cierto antes de Orígenes (quien murió 253 d.C.) son los escritos de Justino Mártir (murió aproximadamente 165 d.C.), especialmente su libro Diálogo con Trifón. En dicha obra no solo expresó creer en la existencia de la Septuaginta, ¡citó de ella misma en su discusión con Trifón! Demostró conocimiento de detalles de su historia por afirmar que fue traducida durante el reinado de Ptolomeo II (quien reinó 285-246 a. C.) entre otras cosas. Véase Diálogo con Trifón del capítulo 71 en adelante. Sé que Justino Mártir no vivió antes que Jesucristo, pero ¿cómo se puede descartar semejante evidencia diciendo “hay poca evidencia de que la Septuaginta existía en el tiempo de Cristo”? Y ni siquiera hemos mencionado la evidencia provista por Josefo, Filo, etcétera, etcétera. ¿Cómo puede Putney asegurar a sus lectores que “Lo más probable es que la Septuaginta fue traducida después del tiempo de Jesús y los apóstoles”?
Luego Putney procede a afirmar algo increíble:
Lo más probable es que la Septuaginta fue traducida después del tiempo de Jesús y los apóstoles. Es muy probable que es la Septuaginta quien cita el Nuevo Testamento, no el Nuevo Testamento citando a la Septuaginta. (Putney, p. 24)
¿Cómo? ¿No es la Septuaginta una traducción del Antiguo Testamento al griego? ¡Aun Putney afirmó que la Septuaginta es “una traducción griega del Antiguo Testamento”! (p. 17) ¿Qué evidencia ofrece Putney para respaldar su creencia de que “Es muy probable que es la Septuaginta quien cita el Nuevo Testamento, no el Nuevo Testamento citando a la Septuaginta” después de afirmarlo? ¡Cero!
A mi conocimiento, el apóstata Peter Ruckman fue el originario de estas clases de objeciones, especialmente que la Septuaginta cita del Nuevo Testamento, y no lo inverso. Putney depende de Moorman, pero Moorman confiesa haber tomado estas ideas de Ruckman (ver p. 18 del libro de Moorman). Para ver documentación acerca de las falsas doctrinas de Ruckman, véase https://www.literaturabautista.com/que-es-el-ruckamismo-y-como-afecta-el-asunto-de-la-biblia-en-espanol/ El hecho de que Ruckman hubiese propagado esta creencia acerca de la Septuaginta no comprueba que sea inválida automáticamente, pero no es convincente por razones ya compartidas.
La Septuaginta (en ocasiones por medio de la influencia de la Vulgata latina) ha facilitado la traducción de términos hebreos cuyo significado ha sido objeto de controversia o misterio. Históricamente traductores han batallado con dificultades en traducir nombres de algunos animales y reptiles (algunos probablemente extintos) y flora y fauna en hebreo, entre otros asuntos. Note un extracto de la introducción a la Biblia King James de 1611:
Otra vez, hay muchos nombres raros de ciertos pájaros, de bestias y piedras preciosas, etcétera, donde aún los hebreos no concuerdan con sí mismos en sus juicios, casos donde ellos pueden parecer haber definido este o aquello, porque ellos querían decir algo, en vez de estar seguros de lo que ellos dijeron, como S. Jerónimo en algún lugar dijo de la Septuaginta. Ahora en tal caso, ¿no es bueno que en el margen se avise bien al lector para que busque aún más, y no concluir ni dogmatizar sobre esto ni aquello perentoriamente?
La Septuaginta ha sido inestimable en su valor en muchos de estos casos. Por tanto, aunque es reconocido que la Septuaginta tiene muchos problemas como Putney señaló en su libro, a la vez es generalmente solo considerada una fuente secundaria en la traducción del AT.
Putney introduce una evidencia acerca de la existencia de la Septuaginta antes de Cristo de la siguiente forma: “Hay una leyenda extraña, y obviamente mítica, que viene de la Carta de Aristeas”. (p. 18) Putney parece querer descartar toda la evidencia relacionada a la carta de Aristeas acerca del origen temprano de la Septuaginta debido a las exageraciones que contiene, pero si la Septuaginta no existía en aquel tiempo, ¿por qué se sintió la necesidad de falsificar la historia del origen de algo que no existía todavía en el siglo II a.C., pero sí existiría años más tarde? ¿Pura coincidencia? No hay dudas que esta carta de Aristeas incluye elementos leyendarios o exagerados. Pero para que una falsificación del siglo II a. C. cuente la historia ficticia del origen de algo, ¡debe haber existido en el siglo II a. C.! Y por haber fragmentos de algo del siglo I o II a.C., ¡algo más completo tiene que haber existido en el siglo I o II a.C.!
Algo que no sabe o no revela Putney es que en ocasiones traducciones que él mismo aprueba siguieron la Septuaginta en vez del Texto Masorético en casos aislados. Un caso fácil de comprender se trata de Salmo 22:16, donde en la última frase del versículo aparece una profecía de la crucifixión: “Horadaron mis manos y mis pies” (RV 1909 / 1960 / RVG / KJV). El asunto es que él término “horadaron” proviene de la Septuaginta, porque la palabra hebrea en el Texto Masorético en su traducción natural sería “león”. El mismo término hebreo (Strong #738) fue traducido “Como un león” en Isaías 38:13. Note esta observación de un defensor de la KJV:
A veces también se puede discernir la influencia de la Septuaginta y la Vulgata latina en el Antiguo Testamento de la versión King James. Por ejemplo, en el Salmo 24:6, el texto de la versión King James dice, O Jacob, con el hebreo kethib, pero el margen de la versión King James dice, O God of Jacob [o Dios de Jacob], que es la lectura de la Septuaginta, la Vulgata latina y también la Biblia alemana de Lutero. En Jer. 3:9, el margen de la versión King James dice fame [fama] (qol) junto con el hebreo kethibh, pero el texto de la versión King James dice lightness [ligereza] (qal) de acuerdo con la Septuaginta y la Vulgata latina. Y en el Salmo 22:16 la Versión King James dice con la Septuaginta, la Siriaca y la Vulgata Latina, they pierced my hands and my feet [horadaron mis manos y mis pies]. El texto hebreo, en cambio, dice, “como un león mis manos y mis pies”… (Hills, Edward. The King James Version Defended. Des Moines: Creation Research Press, 4th edition, 1984, p. 223)
No obstante lo que sea nuestra postura acerca de la relación entre el Texto Masorético y la Septuaginta, o si Cristo y los apóstoles citaron de la Septuaginta, se debe en mi opinión tomar lo siguiente en cuenta:
- Dios no nos ha fallado, y tenemos un Antiguo Testamento confiable. Esto ha sido confirmado por otras personas capacitadas que han hecho un estudio del asunto de forma profunda e intelectual, tal como Robert Dick Wilson detallado en su obra A Scientific Investigation of the Old Testament. En mi opinión, (lo cual creo que refleja la mayoría del cristianismo conservador en este caso), el Texto Masorético es el texto más confiable del Antiguo Testamento, aún si en casos aislados se acuda a otras fuentes secundarias como el Qeri y Ketiv y la Septuaginta para aclaraciones al traducir.
- Aún si se cree que Jesús y los apóstoles citaron de la Septuaginta, y aceptando que la Septuaginta como ha llegado a nosotros tiene sus defectos, y que hay unos cuantos lugares que no coincide con el Texto Masorético, esto no constituye una crisis de fe, y al cabo no afecta ninguna doctrina ni la confiabilidad de la Biblia. ¡Podemos confiar en la Reina-Valera como la Palabra de Dios!
- Aunque anhelemos respuestas a nuestros interrogatorios, hace falta reconocer que habrán aspectos de cómo Dios ha obrado en la historia que permanecerán hasta cierta medida misteriosas. En tales casos debemos conformarnos con descansar en las promesas de Dios.
- Como en todos los asuntos se debe mantener la honestidad intelectual, y uno debe cuidarse de no enredarse en nudos retóricos o contradicciones al intentar mantener su postura individual.
La Septuaginta y libros apócrifos
Por ejemplo, la Septuaginta contiene los libros apócrifos mezclados con los libros tradicionales. (Putney, p. 21)
La afirmación como provista es parcializada y no tiene suficientes datos para tratar justamente con el debate acerca de si Cristo y los apóstoles citaron o no la Septuaginta. Observe este dato que quedó excluido:
No es seguro que el Antiguo Testamento griego, la Septuaginta (LXX), del primer siglo contuviera los apócrifos. Los primeros manuscritos griegos que los incluyen datan del siglo IV d.C. (Geisler, Norman & Nix, William. A General Introduction to the Bible. Chicago; Moody Press, 1986, p. 267)
El asunto de la Septuaginta es profundo, y se confiesa que merece un trato más extenso que en una crítica de un libro como este.
La preservación
En su libro, Putney trata la preservación como si se hubiese llevado a cabo de forma milagrosa, casi sin un elemento humano. En su libro se puede encontrar las siguientes frases en el proceso de relatar su teoría de preservación: “preservada perfectamente”, “preservar perfectamente”, “preservar la Biblia perfectamente”, “preservado perfectamente”, “perfectamente preservada”, y “preservadas y perfectas”.
Se podría decir que yo (junto con una infinidad de otros creyentes) tengo una predisposición a creer en la perfección de la preservación de la Biblia como lo enseñan algunos por los siguientes motivos:
- Creo en la infalibilidad e inspiración de los manuscritos originales.
- Creo las promesas bíblicas de que las palabras de Dios “no pasarán”.
- Creo que Dios es omnipotente.
- Creo que traducciones confiables tal como la Reina-Valera son la Palabra de Dios.
¿Por qué entonces no acepto la enseñanza de la preservación perfecta como lo enseñan algunos? Las siguientes razones se presentan de forma abreviada, pero se exponen en mis escritos de forma más amplia:
- La preservación no se llevó a cabo por inspiración divina, tal como la composición de los autógrafos originales. La inspiración es un proceso que acabó con Apocalipsis.
- No hay dos manuscritos bíblicos que leen iguales.
- Las promesas bíblicas de preservación no se presentan en la Biblia de tal modo que la única interpretación posible sea la “preservación perfecta”.
- Dios muchas veces escoge obrar sin intervenir milagrosamente, y cumple sus propósitos por medios ordinarios a través de seres humanos falibles por medio de lo que llamamos “la providencia de Dios”.
- La diversidad en los manuscritos (aun en los mismos tipos textuales) las diferencias entre ediciones del Texto Masorético y el Texto Recibido (que resulta en diferencias aun entre traducciones confiables), revelan un elemento humano en la preservación además de lo divino.
- El asunto de la perfección o no de la preservación es un asunto mayormente técnico y académico que involucra un porcentaje pequeño del texto bíblico. Por tanto es de poco provecho para los incrédulos o cristianos nuevos o inmaduros que necesitan la “leche” de la Palabra.
- Todo cristiano puede descansar en el hecho de que a pesar de ciertos tecnicismos en asuntos textuales que descalifican una creencia en preservación absolutamente perfecta, al cabo no hay ninguna doctrina bíblica en juego, Dios no nos ha fallado, y tenemos la Palabra de Dios preservada de forma confiable. ¡Gloria a Dios!
Las veces que escribo que traducciones no pueden ser infalibles o inspiradas es mayormente en el proceso de refutar a los que dicen lo contrario. Quizás me aferro a tecnicismos más de lo acostumbrado. Si algo es cierto en el sentido general, pero no en asuntos técnicos, y es algo tan importante como una traducción de la Biblia, siento que la gente merece saber. Solo entro en estos tecnicismos porque estoy obligado a profundizar debido a afirmaciones de parte de los que persisten en declarar que tienen un traducción o fuente directa que es infalible o inspirada. Reconozco que los tecnicismos y asuntos textuales académicos es como si fuera “carne” y no la “leche” que muchos necesitan. Pero, aun así, debe haber honestidad con todos, aun si no se entra en detalles minuciosos. En escritos dirigidos a principiantes se puede explicar que “las mejores traducciones son tan confiables que son prácticamente infalibles excepto en asuntos sumamente técnicos que al cabo no afectan doctrinas que no son abundantemente respaldadas en otros pasajes”, o algo similar. Hay muchos que piensan que no hay ningún daño en enseñar que cierta traducción es inspirada o infalible. ¿No causaría que cristianos tengan aún más confianza en la Biblia que leen? Tal argumento puede sonar lógico. En primer lugar, se debe preguntar si una postura es bíblica. He visto la confusión y la controversia causada cuando creyentes que creen que una traducción (como la KJV) es infalible o inspirada y lo proceden a comparar con traducciones en otros idiomas (véase mi libro La Controversia Reina-Valera en el Fundamentalismo). También me motiva el triste caso de Bart Ehrman. No sabemos exactamente lo que se le había enseñado a Ehrman cuando estaba en un ambiente evangélico conservador, pero en una entrevista dio a entender que los manuscritos bíblicos no reflejaron lo que se le había enseñado. Él reaccionó de tal como que con el paso del tiempo llegó a declararse agnóstico. (“Bart Ehrman: Misquoting Jesus,” Publishers Weekly 1-25-2006). Muchos no reaccionarían como Ehrman, pero si a uno se le enseñe algo acerca de manuscritos bíblicos (aun en el sentido general) que no se acerca lo suficiente a la verdad, al descubrir los hechos es lógico que fomente un ambiente de sospechas y se pregunte “¿Qué más me podrían estar enseñando que no es cierto? Citando a Richard Porson, “El uso de un argumento débil en nombre de una buena causa solo puede tender a infundir una sospecha de la causa misma en la mente de todos los que buscan la debilidad del argumento”. Hay veces que el camino de la transparencia y la honradez intelectual es más difícil y requiere más explicación y más paciencia de la gente, pero siempre es el mejor camino y honra a Dios.
Las traducciones de la Biblia normales son eclécticas (queriendo decir que toman de diversas fuentes). Por ejemplo, no conozco de ninguna traducción que sigue una sola edición específica del Texto Recibido sin excepción del principio al fin. Aún si Humberto Gómez afirmaría que utilizó una sola fuente para la RVG, por el hecho de qué fue una revisión de la RV1909 (la cual es ecléctica) y el hecho de qué Gómez declaró que la KJV (la cual es ecléctica, pero no a la medida de traducciones modernas) fue la autoridad final para su RVG, revela que la RVG es en realidad ecléctica (por tanto tiene diferencias notables con la KJV como se observa en https://www.literaturabautista.com/analisis-del-texto-de-la-reina-valera-gomez/).
Aunque seamos motivados por tecnicismos académicos, honradez intelectual, y el hecho verificable de que no hay dos manuscritos idénticos, Putney insinúa que los que creemos que puede haber traducciones confiables, pero no perfectas, hacemos de Dios un mentiroso:
La realidad es que ellos creen que no hay una Biblia perfecta que podamos tener hoy en día. Esta creencia hace a Dios un mentiroso porque Él dijo que preservará su Palabra. (Putney, p. 25)
El autor parece enseñar que o tienes que creer en una preservación perfecta, o no puedes confiar en ninguna traducción. Esto es un falso dilema.
Vea todos los versículos que Putney cita en su intento de comprobar que la preservación tiene que ser perfecta, sino Dios sería culpable de mentir. ¿De veras dicen que la preservación será perfecta de tal modo como lo proyecta Putney? ¿Solo se pueden interpretar esos versículos con un escenario de preservación con copiado de “manuscritos impecables” que “salieron limpias y exactas” (p. 37)? ¿Honestamente es esa la única interpretación posible?
Si se llega al punto de vista de la preservación perfecta al leer lo que la Biblia dice acerca de su propia preservación, ¿por qué hace falta que se enseñe a los cristianos que no hablan inglés? ¿Por qué no están adoptando el punto de vista de Putney por su propia cuenta simplemente por leer la Biblia?
Los que enseñan que los escribas no eran capaces de copiar y preservar con exactitud los manuscritos de la Biblia están equivocados; sí fue posible y sí pasó. (Putney, p. 35)
Putney jamás menciona en su libro que no hay dos manuscritos bíblicos idénticos. ¡Qué conveniente no mencionar esto en su intento de convencer a sus lectores que la preservación fue perfecta! El comenzó el libro expresando un deseo honorable de que el lector decida por sí mismo, pero ¿cómo es posible omitiendo o ignorando datos o hechos esenciales que podrían tener el efecto de desacreditar o contradecir su postura?
Que él afirme vez tras vez que la Biblia fue perfectamente preservada pero no proceda a citar siquiera un manuscrito griego o hebreo específico que reúne esa condición ni ningún caso de dos manuscritos absolutamente idénticos para demostrarlo, es absolutamente inaceptable.
[Hablando de la gente común haciendo copias de manuscritos] Las copias de estos manuscritos impecables también salieron limpias y exactas. (Putney, p. 37)
Al fin de esta oración Putney coloca una referencia a cierta página en un libro para documentar lo que acaba de afirmar. El libro al que hace referencia no solo no dice que las copias se hicieron de forma exacta, la página que sigue al que se hizo referencia señala lo siguiente:
…el texto del Nuevo Testamento que circuló entre los cristianos más humildes y menos educados probablemente estaba libre de alteraciones intencionales. Los errores serían principalmente incidentales debido a una copia descuidada, y podrían detectarse y remediarse. (Moorman, Jack. Forever Settled. Collingswood: Dean Burgon Society Press, 1999, p. 70)
Sin citar a ningún revisor, Putney procedió a acusar a los revisores de la RV1960 de creer lo siguiente:
Los hombres que hicieron la RV1960 no creían que la Palabra de Dios es preservada y que debe ser traducida literalmente. (Putney, p. 103)
Si nos guiáramos por los criterios de Putney para determinar quién cree que la Palabra de Dios es preservada, parece que ni siquiera los revisores de la KJV (cuyo producto él considera “sin error”) calificarían. Note algunos extractos de la introducción a la Biblia King James de 1611:
Otra vez, hay muchos nombres raros de ciertos pájaros, de bestias y piedras preciosas, etcétera, donde aún los hebreos no concuerdan con sí mismos en sus juicios, casos donde ellos pueden parecer haber definido este o aquello, porque ellos querían decir algo, en vez de estar seguros de lo que ellos dijeron, como S. Jerónimo en algún lugar dijo de la Septuaginta. Ahora en tal caso, ¿no es bueno que en el margen se avise bien al lector para que busque aún más, y no concluir ni dogmatizar sobre esto ni aquello perentoriamente? Tal como es un defecto de la incredulidad, el dudar de esas cosas que son evidentes: entonces el querer determinar cuáles cosas el Espíritu de Dios ha dejado (aún en el juicio del juicioso) dudoso, no es nada menos que presunción. … Ellos que son sabios, deben librarse de juzgar en cuanto a diferencias de lecturas, en vez de estar cautivado a uno, cuando puede ser el otro. … ¿Será que el reino de Dios ha llegado a ser palabras o sílabas? ¿Por qué debemos estar esclavizadas a ellas si podemos ser libres; y utilizar uno precisamente cuando podemos utilizar otro de igual valor, que es equivalente?
Aunque sólo los manuscritos originales fueron inspirados e infalibles, Dios no nos ha fallado, por tanto la Reina-Valera y las fuentes de la cual se originan son confiables, y son la Palabra de Dios.
Para más sobre el asunto de la preservación, recomiendo mi estudio El aspecto humano y divino de la preservación de las Escrituras en https://www.literaturabautista.com/el-aspecto-humano-y-divino-de-la-preservacion-de-las-escrituras/
Su enseñanza no coincide con los primeros fundamentalistas
Putney parece querer crear una mentalidad que exige absoluta exactitud y precisión en el texto a tal punto que no estemos conforme con concluir hipotéticamente en cuanto a algún pasaje, “aquí hay dudas en el ámbito textual en cuanto a estas dos palabras, pero no debe afectar mi fe ni preocuparme desmedidamente, porque de todos modos se entiende el pasaje”. Para Putney, esto sería un caso de acudir a ideas en vez de palabras, y por tanto es inaceptable. Solo es aceptable tener absoluta exactitud y precisión en cuanto al texto, sin otra alternativa que desconfianza en la Biblia. Esto es un dilema falso. Millones de cristianos antes de Putney confiaban en su traducción de la Biblia como la Palabra de Dios, creyendo a la vez que solo los manuscritos originales son infalibles. Los primeros escritos de los fundamentalistas reflejan esto mismo, incluso en la famosa serie “Los Fundamentos” publicados originalmente alrededor de 1910. A continuación aparecen dos ejemplos de “Los Fundamentos”:
Aclaremos además en esta conexión definitoria, que el registro por cuya inspiración contendemos es el registro original: los autógrafos o pergaminos de Moisés, David, Daniel, Mateo, Pablo o Pedro, según sea el caso, y no un registro particular o traducción o traducciones de ninguno de ellos. No hay traducción absolutamente sin error, ni podría haberla, considerando las debilidades de los copistas humanos, a menos que a Dios le placiera realizar un milagro perpetuo para asegurarla. (Gray, James M. “The inspiration of the Bible – definition, extent and proof” The Fundamentals: A Testimony to the Truth. Vol. 2. R.A. Torrey, A.C. Dixon, et al, eds. Grand Rapids: Baker Books, 1996 reprint, pp. 12-13)
Tampoco es ese pergamino original una cosa tan remota como algunos suponen. ¿Acaso el número y la variedad de manuscritos y versiones existentes no hacen que sea comparativamente fácil llegar a un conocimiento de su texto, y la erudición competente hoy día no afirma que en cuanto al Nuevo Testamento por lo menos, tenemos en 999 casos de cada mil la palabra misma de ese texto original? Consideremos con franqueza estas cosas y se verá que no estamos persiguiendo a un fantasma al contender por un autógrafo inspirado de la Biblia. (Gray, James M. “The inspiration of the Bible – definition, extent and proof” The Fundamentals: A Testimony to the Truth. Vol. 2. R.A. Torrey, A.C. Dixon, et al, eds. Grand Rapids: Baker Books, 1996 reprint, p. 14)
En cuanto a diferencias entre ediciones del Texto Recibido:
Putney no es específico cuando hace referencia a la preservación por medio del Texto Recibido, y la evidencia de esto es qué no menciona el nombre de ninguna edición ni fecha de cuál Texto Recibido es perfectamente preservado. Solo le dio un tratamiento superficial. No mencionó que hay casos de múltiples versículos enteros omitidos en ediciones tempranas. Pero cuando se trata de la preservación en el idioma inglés sí es específico, al punto de mencionar la traducción específica (King James) y el año, (1611).
Observe lo que escribe en la página 43:
Este proceso de colación de manuscritos se ha hecho varias veces y por esto hay varias revisiones del Texto Recibido. La colación más exacta fue hecha durante la traducción de la Biblia King James que fue publicada en 1611 DC. Más de 50 eruditos elaboraron esta traducción, compararon los manuscritos de la familia del Texto Recibido. Aún hoy en día, muchos expertos textuales están en acuerdo que el trabajo que hicieron fue tan preciso que no puede ser mejorado. Es la convicción de este autor y de muchos otros, que el Texto Recibido y el Hebreo Masorético de la Biblia King James, es sin errores y donde vemos la promesa de preservación cumplida. (Putney, pp. 43-44)
Observe especialmente esta porción: “Este proceso de colación de manuscritos se ha hecho varias veces y por esto hay varias revisiones del Texto Recibido. La colación más exacta fue hecha durante la traducción de la Biblia King James que fue publicada en 1611 DC”. (págs. 43-44) Personalmente no conozco de ningún caso de traductores de la KJV manejando y haciendo colación de manuscritos bíblicos en griego o hebreo en el proceso de su obra que produjo la KJV. Aquí se confiesa que se hicieron varias revisiones del Texto Recibido antes de publicarse la KV. Note que Putney no declara ninguna edición del Texto Recibido ser perfectamente preservada ni exacta antes de 1611. Pero en 1611 de repente aparece lo que él llama “la colación más exacta”. Note como ahora que ha entrado la KJV en la escena, Putney presenta al Texto Recibido y el Hebreo Masorético como una colación más exacta sin errores y con la promesa de preservación cumplida, pero solo por medio de vinculación con la KJV: “Es la convicción de este autor y de muchos otros, que el Texto Recibido y el Hebreo Masorético de la Biblia King James, es sin errores y donde vemos la promesa de preservación cumplida”. (p. 44, énfasis añadido). Observe que no es el Texto Recibido y el hebreo Masorético por sí solo en una edición específica antes de 1611. Si entiendo bien su explicación, “la promesa de preservación cumplida” no ocurrió hasta 1611. Aunque no lo expresa de esta forma, es casi como si hubiera dicho “el inglés corrigió el griego y el hebreo en 1611”. No ha dicho esto, pero en efecto práctico es casi como si lo hubiera dicho así considerando el modo en que presentó el asunto.
Es una opinión, lo cual está en su derecho. Pero algunos aspectos específicos de su teoría de preservación son su opinión, no más. Es una teoría que resulta en más preguntas que respuestas. Note que aunque hizo mención del Texto Masorético y el Texto Recibido en relación a la preservación, el autor no especificó cuál edición por cuál autor en qué año. Pero cuando habla de “la promesa de preservación cumplida” de repente es muy específico cuando lo vincula a la Biblia en inglés, la KJV de 1611.
Dónde el autor considera la preservación cumplida
Las comparaciones han mostrado que la versión RVG es la más fiel a los textos correctos (El Hebreo Masorético y el Texto Recibido). Esta es la Biblia en español que yo personalmente uso y recomiendo. (Putney, p. 104)
La única vez que Putney menciona una traducción preservada y sin errores, es la KJV. Aunque elogió la RVG, la recomendó, y la presentó como fiel at Texto Recibido y Texto Masorético, nunca la declaró preservada o sin errores tal como lo hizo con la KJV. Por lo menos no en esta edición de su libro de derechos reservados © 2021. Menciona en la página 44 que “el Texto Recibido y el Hebreo Masorético de la Biblia King James, es sin errores y donde vemos la promesa de preservación cumplida”.
Citas de su servidor fuera de contexto
El primero no es una cita directa, pero se refiere a algo que no dije, sino que estaba citando a otro autor:
George dice en su libro que defiende la RV1960, que los manuscritos alejandrinos sí han infiltrado la traducción. (Putney, p. 103)
En dicha página no escribí nada de mi cuenta excepto tres líneas introduciendo una variedad de citas, y en lo que dije personalmente no había nada de una “infiltración alejandrina” en la RV1960. Incluí un cita porque un autor había afirmado que la RV1960 estaba “basado en los tipos de texto del Texto Recibido”, pero incluí lo que había dicho en el mismo párrafo sobre una “infiltración alejandrina” para no ser acusado de tomarle fuera de contexto. Pero qué ironía que al haber hecho el esfuerzo de no tomar a ese autor fuera de contexto, ¡lo que cité de otro autor ha sido tomado fuera de contexto por Putney! Sí reconozco que hay algunas lecturas críticas en la RV1960 (lo cual es similar a decir “infiltración alejandrina” pero de forma menos despectiva), tal como de modo similar hay lecturas de la Vulgata latina en la KJV.
Él también defiende el uso del texto de Westcott y Hort, diciendo que pueden ser consultados en el proceso de la traducción. (Putney, p. 103)
En medio de un párrafo en que dije varias cosas despectivas de textos críticos y enfaticé que una traducción “debe basarse en una fuente del Texto Recibido / Texto Masorético” dije lo siguiente:
Así como los traductores de la KJV consultaron la Vulgata latina, creo que los textos de Wescott y Hort pueden consultarse en el proceso de traducción (tal fue el caso de la Reina-Valera 1909 y 1960); sin embargo, no debe formar la base para una traducción. (George, Calvin. The Battle for the Spanish Bible. Kearney, NE: Morris Publishing, 2001, p. 115)
Con un contexto más amplio y una cita directa, el lector tiene lo necesario para determinar por sí mismo si Putney presentó mi punto de vista correctamente. He estudiado más sobre el tema desde aquel libro, y pronto aparecerá en un escrito titulado Una crítica de la crítica textual neotestamentaria: Lo bueno, lo malo y lo feo.
No reconoce un elemento humano
Solo en una página en todo el libro menciona el factor humano y la providencia de Dios (pág. 34). Pero no explica qué quiere decir con eso o si hay una diferencia entre la providencia de Dios y los milagros, y cómo el factor humano no pudo haber afectado la preservación perfecta de la Biblia.
La evidencia histórica indica que la preservación fue providencial en vez de milagrosa. Esto señala que Dios permitió que se use medios ordinarios al copiar los manuscritos a través de las edades, en contraste con la inspiración de los autógrafos originales, lo cual fue indisputablemente milagroso. Aunque uno seguramente hubiera preferido una preservación totalmente milagrosa, el hecho de que no hay dos manuscritos iguales debe resolver el asunto y descansar en saber que Dios es soberano o no somos nadie para dudar de la sabiduría de Dios. Pero aun así se ve la mano de Dios en el asunto, porque la confiabilidad de la Biblia en todos los detalles de su preservación es infinitamente más fuerte que el de cualquier otro registro de la antigüedad.
Putney afirma que se puede resolver diferencias entre manuscritos fácilmente
La resolución de diferencias entre manuscritos no es siempre tan fácil como Putney lo proyecta.
Mientras la gran mayoría de los manuscritos existentes apoyan el Texto Recibido, los oponentes de la doctrina de la Preservación de las Escrituras tratan de desacreditar la creencia de que la Biblia es perfecta. Ellos lo hacen por mostrar unas pequeñas diferencias en algunos de los manuscritos en la familia de los Textos Recibidos. (Putney, p. 43)
Putney acusa a los que señalan diferencias entre manuscritos que apoyan al Texto Recibido de hacerlo como parte de oponerse a “la doctrina de la Preservación de las Escrituras” (p. 43). En realidad, parece como una excusa de parte de Putney para no tratar con las diferencias él mismo en su libro. Si no me equivoco, Putney no proveyó ni un ejemplo de “pequeñas diferencias en algunos de los manuscritos en la familia de los Textos Recibidos” en ningún lugar en su libro de más de 100 páginas (a menos que se pueda decir que su referencia a 1 Jn. 5:7 cuenta). Sospecho que no trató con ningún caso de diferencias entre los mejores manuscritos por temor a que cause que otros vean que la preservación fue en realidad providencial y no milagrosa, y que por tanto tenemos que reconocer qué hay errores en aún los mejores manuscritos, aún si son mínimos comparado a manuscritos alejandrinos. Putney presenta este asunto como si “estas diferencias son pocas y pequeñas (como la ortografía de una palabra)” (p. 43). Si fuera así, no debería temer tratar con algunas de las diferencias conocidas para informar al lector.
Mientras la gran mayoría de los manuscritos existentes apoyan el Texto Recibido, los oponentes de la doctrina de la Preservación de las Escrituras tratan de desacreditar la creencia de que la Biblia es perfecta. Ellos lo hacen por mostrar unas pequeñas diferencias en algunos de los manuscritos en la familia de los Textos Recibidos. Aunque estas diferencias son pocas y pequeñas (como la ortografía de una palabra), la Biblia dice que no perecerá ni una jota ni una tilde y por esto debemos resolver estas diferencias, aun cuando son pequeñas. La buena noticia es que se puede fácilmente resolver estas diferencias al comparar todos los manuscritos disponibles entre la familia de manuscritos. (Putney, p. 43, énfasis añadido)
¿Cómo cree Putney que se puede “fácilmente resolver” las diferencias entre manuscritos? Observe lo que escribió en este párrafo:
Para ayudar al lector a entender este proceso, imagine una mesa con 1,000 manuscritos del evangelio de Juan. Suponga que 990 contienen una palabra en un versículo, y 10 no la contienen. Es justo concluir que la palabra es parte de la Biblia preservada y los 10 manuscritos que no la tienen contienen un error de escriba. Este proceso es el que es usado para resolver cualquier diferencia entre una familia de manuscritos, no importa cómo tan pequeñas son las diferencias. (Putney, p. 43, énfasis añadido)
Como regla general, la fórmula de Putney en el párrafo anterior resuelve muchos problemas textuales, pero no “cualquier diferencia”. Esto es debido al hecho de que hay casos complejos que no se pueden solucionar de forma tan sencilla. Para demostrarlo, pongamos su fórmula a la prueba con un pasaje bíblico que ambos aceptamos:
1 Juan 5:7 como pasaje de prueba
Tratemos 1 Juan 5:7, un versículo sobre la trinidad con una frase extensa bajo disputa conocida como la coma juanina. Personalmente acepto dicho versículo entero como genuino, pero no me atrevería a decir como Putney que “…1 Juan 5:7 sí está en muchos manuscritos griegos” (págs. 2-3, énfasis añadido). En una lista al pie de la página 3, Putney menciona solo nueve manuscritos griegos que contienen 1 Jn. 5:7. Aproximadamente 500 manuscritos griegos contienen el libro de Primera de Juan (Pappas, C. H. In Defense of the Authenticity of 1 John 5:7. Bloomington: Westbow Press, 2016, p. 2), por tanto no me atrevería a decir que 9 de 500 manuscritos griegos son “muchos”. Otro dato relevante que no es ofrecido por Putney es que cuatro de los nueve manuscritos griegos que contienen la coma juanina solo lo tienen en el margen, no en el texto principal (Pappas, p. 22).
En este caso, tenemos aproximadamente 500 manuscritos griegos con 1 Juan, y menos de diez contienen la coma juanina, con cuatro solo en el margen. ¿Recuerda el proceso de Putney para “resolver cualquier diferencia entre una familia de manuscritos”? En un caso hipotético en el cual 990 manuscritos contienen una palabra, y diez no la tienen, él afirma que “Es justo concluir que la palabra es parte de la Biblia preservada…” Si seguiríamos la fórmula simplista de Putney de resolver asuntos textuales y pondríamos a 1 Jn. 5:7 bajo la lupa, ¿qué pasaría con dicho pasaje? Yo personalmente le doy a 1 Jn. 5:7 el beneficio de la duda, aunque reconozco que es uno de los pasajes donde la evidencia textual no es muy fuerte como es acostumbrado para la mayoría de los pasajes en el Texto Recibido. Una consolación es que la doctrina de la trinidad no depende por completo de 1 Jn. 5:7. Como Putney señala correctamente, hay evidencia manuscrita adicional que respalda la coma juanina, pero mayormente en manuscritos antiguos latinos.
Putney también afirmó que las diferencias entre los manuscritos que reflejan el Texto Recibido “son pocas y pequeñas (como la ortografía de una palabra)” (p. 43). Es así en unos cuantos casos, pero no en todas, como podría llegar a pensar un lector. 1 Jn. 5:7 es tan solo un ejemplo de unos cuantos que va más allá de lo pequeño como la ortografía de una palabra.
Mi intención no ha sido causar dudas sobre 1 Jn. 5:7 ni la doctrina de la trinidad, ni de los manuscritos bizantinos. El motivo es demostrar que hay asuntos textuales que son muy complejos, y el proceso simplista que ofrece Putney no resuelve “cualquier diferencia”. Hay otros pasajes aparte de 1 Jn. 5:7 en el Texto Recibido que acepto, pero sufrirían bajo el proceso sugerido por Putney para “resolver cualquier diferencia”. Esto incluiría Hechos 8:37, y Jn. 7:53-8:11 (la pericope adulterae) entre otros. Pero con 1 Jn. 5:7 queda demostrado serias dificultades con las fórmulas simplistas de Putney en casos complejos.
Diferencias entre la mayoría de los manuscritos y el Texto Recibido
Lo siguiente son ejemplos del libro de Moorman (del cual Putney cita repetidamente con aprobación) donde ciertas lecturas del Texto Recibido o no se encuentran en manuscritos griegos, o no aparecen en la mayoría. Dado que Putney demostró confianza en Moorman, esta lista también demuestra que no es cierto que lo que motiva el señalamiento de diferencias en los mejores manuscritos es desacreditar la creencia de la preservación de las Escrituras:
Mateo 10:8 resucitad muertos, se omite en la mayoría de los manuscritos griegos. Esta lectura está presente, sin embargo, en B, Álef, C, D, 1, la Vulgata latina y el Textus Receptus.
Mateo 27:35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Presente en Eusebio (c. 325), 1 y otros manuscritos “Cesarienses”, la siríaca Harcleana, la Vetus Latina, la Vulgata y el Textus Receptus; omitido por la mayoría de los manuscritos griegos.
Juan 3:25 Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación. Papiro 66, Álef, 1 y los otros manuscritos “Cesarienses”, la Vetus Latina, la Vulgata y el Textus Receptus. los judíos; Papiro 75, B, la Peshita, y la mayoría de los manuscritos griegos dicen un judío.
Hechos 8:37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Esta lectura está ausente en la mayoría de los manuscritos griegos, pero está presente en algunos de ellos, incluido el E (siglo VI o VII). Es citado por Ireneo (c. 180) y Cipriano (c. 250) y se encuentra en la Vetus Latina y la Vulgata. En sus notas, Erasmo dice que tomó esta lectura del margen de 4ap y la incorporó al Textus Receptus.
Hechos 9:5 dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Esta lectura está ausente aquí de los manuscritos griegos, pero está presente en los manuscritos latinos antiguos y en la Vulgata latina conocida por Erasmo. Está presente también al final de Hechos 9:4 en E, 431, la Peshita y ciertos manuscritos de la Vulgata latina. En Hechos 26:14, sin embargo, esta lectura está presente en todos los manuscritos griegos. En sus notas, Erasmo indica que tomó esta lectura de Hechos 26:14 y la insertó aquí.
Hechos 9:6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: esta lectura se encuentra en la Vulgata Latina y en otros testigos antiguos. Sin embargo, está ausente de los manuscritos griegos debido, según Lake y Cadbury (1933), “a la escasez de textos griegos occidentales y la ausencia de D en este punto”. En sus notas Erasmo indica que esta lectura es una traducción hecha por él de la Vulgata al griego.
Hechos 20:28 Iglesia de Dios [KJV/RVG]. Aquí la mayoría de los manuscritos dicen, “Iglesia del Señor y Dios”. Sin embargo, la Vulgata latina y el Textus Receptus dicen “Iglesia de Dios”, que es también la lectura de B, Álef y otros testigos antiguos. (Moorman, Jack. Forever Settled. Collingswood: Dean Burgon Society Press, 1999, pp. 202-204. Traducción de pasajes bíblicos de la RV1960 a menos que se indique lo contrario.)
Esta lista no comprueba que estos pasajes no pueden ser genuinos, pero demuestra que fórmulas simplistas como promueve Putney no siempre obtendrían los mismos resultados.
Conclusión
Parece haber un esfuerzo continuo para evitar detalles que podrían introducir complicaciones a sus puntos de vista o que podrían resultar en cuestionarlos. Por ejemplo, no provee ningún ejemplo específico de diferencias entre ediciones del Texto Recibido, ni de pasajes específicos donde se cree que Jesús o los apóstoles citaron la Septuaginta, no analiza las creencias de Erasmo ni los traductores de la KJV, no confiesa que hubo cambios en la RVG desde que fue declarada perfecta, etcétera, etcétera. No se puede pretender sostener una verdad indiscutible a menos que dicha narrativa pueda resistir la investigación y la interrogatoria. Por lo tanto, evitar las complicaciones no habla bien de una perspectiva.
Debemos abogar por la infalibilidad e inspiración en los manuscritos originales; pero para marcar la distinción, se debe enfatizar la confiabilidad, pureza y suficiencia de los textos y las traducciones fieles.
Llevándonos por los manuscritos griegos sobrevivientes, hubo una etapa de unos mil años en la historia de los manuscritos cuando el Texto Alejandrino prácticamente desapareció, y el Texto Bizantino tuvo un dominio casi total. Esto demuestra que el Texto Bizantino ha tenido y debe continuar teniendo una parte clave y especial en la preservación. Luego con la invención de la imprenta, surgió el Texto Recibido basado mayormente en el Texto Bizantino, y dominó por unos 300 años antes de la popularidad del texto crítico. La historia misma revela el papel importantísimo del Texto Bizantino y el Texto Recibido en la preservación, y es injusto que en la crítica textual corriente se traten casi como inútiles.
La preservación a través de manuscritos (no originales), citas de “padres” de la iglesia y traducciones antiguas dan testimonio de los originales. Debido a la preservación, ¡las verdades e incluso las palabras mismas griegas y hebreas de los originales son vistos, leídos, predicados, manejados y enseñados! Estas palabras están disponibles para traducir a todos los idiomas del mundo.
En un sentido, hay un aspecto prácticamente milagroso en que se ha preservado más de 5.000 manuscritos en griego y otros miles en hebreo a pesar de persecuciones, guerras, desastres naturales, incendios, apostasía, descuido humano, etc. Estos manuscritos comprueban el cumplimiento de la promesa que encontramos en Mateo 24:35: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. No solo en las Escrituras, sino también en la historia se ve la evidencia de la mano de Dios en el asunto. Dios prometió que su Palabra se preservaría, y lo cumplió. ¡Gloria a Dios!