Hay millones de personas que están convencidos que el purgatorio existe y que algún día ellos estarán allí. Si usted está incluido entre ellos, quiero animarle a tomar en cuenta lo que la Biblia dice sobre el purgatorio.
Cuando hacemos un estudio sobre un tema religioso, entre las primeras cosas que hacemos es sacar una concordancia para hacer una lista de todos los versículos de la Biblia que tratan del tema. Si usted hace un estudio así sobre el tema del purgatorio será una sorpresa ver que la palabra “purgatorio” no se encuentra en la Biblia.
Los que buscan una defensa por la enseñanza del purgatorio citan una porción en el libro apócrifo de II Macabeo 12:39-45. Con buena razón, los libros apócrifos no están incluidos en la gran mayoría de las Biblia. Aun esta porción no hace mención del purgatorio. Lo que es citado es un versículo que dice que Judas envió 12,000 dracmas de plata a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por los muertos. Aparte de esto, en la Biblia no hay nada que indica que hay semejante lugar o que hay una purificación del alma por sufrimiento después de la muerte. La Biblia habla únicamente de dos lugares; el cielo para los que son salvos y un infierno para los perdidos.
Los que creen en el purgatorio dicen que el alma tiene que ser purificado antes de poder entrar en los cielos, que es un lugar perfecto. Tenemos que reconocer que hay cosas que no quedan muy claras en cuanto a esto, pero la Biblia habla de una transformación que sucede después de la muerte. 1 Corintios 15:51-53 dice “He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”.
Es imposible ser justificado por las obras de la ley. Hechos 13:39 dice “Y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él (O sea en Cristo) es justificado todo aquel que cree”. También leemos en Gálatas 2:16 “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
Junto con la enseñanza del purgatorio hay la enseñanza de que podemos aliviar el sufrimiento de nuestros amigos y seres queridos en el purgatorio por pagar por misas a su favor. Si es así, el hombre rico puede escapar de algo de su castigo por dejar dinero para pagar para misas después de su partida. El pobre no tiene ningún recurso. Otra pregunta que muchos hacen, y con razón, es “¿cómo se sabe si nuestro ser querido está todavía en purgatorio? A lo mejor estamos pagando por librarle y ya hace un tiempo él fue librado”.
Si aceptamos la enseñanza de la Biblia, vemos que la creencia en el purgatorio no es bíblica. Tampoco es necesaria. La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7). Al morir el creyente será transformado en un abrir y cerrar de ojos. Tenemos la misma esperanza que Jesús dio al ladrón que moría a su lado en la cruz. Él dijo “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).
comparto la misma idea que usted la biblia no nos afirma sobre que existe un lugar intermedio que es el purgatorio pero hay persona que creeen que despues de morir iran al purgatorio pero eso es una gran mentira .yo creo en un solo Dios el creador del cielo y de la tierra .lo digo porque yo pertenesco a una iglesia bautista
Estaba hoy leyendo Lucas 12:57-59 Y me acordé que este es un pasaje usado por los amigos catolicos para defender el purgatorio. He visto varias respuestas evangelicas muy satisfactorias. Quisiera agregar nada mas que esta doctrina reposa en un concepto presente tambien en el hinduismo: El Karma: Mediante mi sufrimiento puedo adquirir una vida mejor. Si sufro, ya no es la sangre de Cristo la que me salva, es mi propio sufrimiento.